Llevo años al servicio
de la humanidad. De diferentes países voy recibiendo mensajes, consultas y
exposiciones de las situaciones que alguien está viviendo, pidiendo ayuda, o
qué hacer en aquellos momentos. Incluso he llegado a recibir mensajes hablados
donde debía de poner toda mi atención por la debilidad de las palabras
expresadas junto con el llanto intenso de su interior.
He recibido, con el tiempo,
peticiones de ayuda por parte de algunos de vosotros en momentos de
desesperación. Os puedo decir que mi corazón siente vuestro dolor. Éste, viene
dado no tan solo por el dolor físico, sino por el emocional que es el más
penetrante y, no siempre, nos permite ver la situación tal como es.
En momentos de desesperación,
he respondido a vuestras peticiones. Así lo sentía dentro de mí.
No siempre es lo que parece.
Hace unos días recibí un
mensaje hablado donde, quien se expresaba, sentía como su vida le daba un
revés, no sabiendo qué hacer y sintiéndose atrapada por la situación
presentada. Le respondí, y siento la necesidad, hoy, de hablaros de estos
momentos no queridos en nuestra vida.
A veces parece que nos
estamos recuperando de algo vivido que nos marcó, cuando se nos presenta ante
nosotros una situación no esperada que puede llegar a cambiar el rumbo de
nuestra vida. Es como si acabásemos de superar algo, cuando nos golpean con más
dolor. No salimos de una, cuando entramos en otra. Da la sensación como si la
vida no nos dejara ser felices. Lloramos, nos lamentamos y lo podemos ver todo
negro, sin una salida al respecto.
Amadas almas, a todos los que
os podéis encontrar en una situación similar, os digo que mi amor está en
vosotros, y que aquello que vivimos, aunque pueda llegar a parecer duro y frío,
os digo que no hay vivencia que tengamos que no alimente nuestra alma.
Cuando nos hemos hundido en
las creencias inculcadas y nos sentimos identificados con el dolor de nuestro
mundo, entonces, es cuando más atrapados nos podremos llegar a sentir cuando
vivamos algo inesperado que pueda alterar nuestro interior, creando un malestar
o un dolor, siendo el emocional el que más nos apegará a lo mundano e impedirá
llegar al aprendizaje que nos aporta, a no ser que nuestra actitud sea de
ACEPTACIÓN con cierto grado de consciencia conforme lo vivido tiene su sentido
y nos encontramos en medio de esta situación para nuestro mayor bien.
Quedándonos en el dolor y
lamentándonos, podremos quedar atrapados en un dolor profundo, anulando nuestro
ser e intensificar nuestra actitud de víctima ante la vida. Tengo que deciros
que no es así. Nosotros tenemos la capacidad de superación de cualquier
aparente revés que la vida nos pueda llegar a dar.
Hay momentos que lo vivido no
es de nosotros mismos, sino de alguien de nuestro entorno más querido. De
alguien a quien amamos. Cuando vemos que hay que tomar unas decisiones para el
mayor bien del otro, de esta persona, que le hará cambiar el ritmo y estilo de
vida, entonces, teniendo presente nuestra relación con ella, vemos como nuestra
mente nos empieza a hablar de lo mal que lo pasaremos, de las limitaciones que
tendremos a partir de ahora en nuestra vida. Nos anuncia un futuro incierto y
muy negro. La mente nos habla según las creencias e identificaciones que hemos
asociado con nosotros a lo largo de los años. Pero nuestra mente es pasado y
nos transmite basándose en lo adquirido en un pasado. Los tiempos han cambiado,
y el presente de nuestros días está envuelto con un empoderamiento y
responsabilización de cada uno ante su vida.
He llegado a conocer personas
que en su momento me hicieron ver conforme “la
vida siempre se desahoga con los mismos”, pero a medida que yo iba
siguiendo mi proceso de evolución, empecé a darme cuenta que nosotros somos los
únicos responsables de nuestra vida. Continúo sintiendo el dolor de quienes me
hacen llegar sus peticiones de ayuda, pero también tengo que decir que no
siempre puedo ayudarlos de la manera que ellos querrían, porque no siempre la
solución se encuentra en hacer algo por ellos, sino, casi siempre, en un cambio
de actitud nuestra ante la situación.
Estoy aprendiendo mucho de
vosotros, y os lo agradezco, aunque no sean situaciones aparentemente queridas
o alegres, pero nuestra alma se siente reconfortada por la reacción y
aprendizaje que realizamos ante los supuestos obstáculos que nos podemos
encontrar en nuestro camino.
No hay nada que no nos aporte
algo, tanto para nosotros si estamos implicados en ello, como para la persona
que lo “sufre” personalmente. Son golpes que no siempre se superan en el
momento, pero debéis de ser pacientes, tanto con vosotros, como por la otra
persona que lo vive directamente.
Una de las cosas que aprendí
a lo largo del tiempo, es que no hay nada que vivamos que no tenga un sentido
para nosotros y no nos aporte nada. Todo, absolutamente todo lo que vivimos,
tiene que ver para nuestra evolución.
Somos mucho más que materia.
Somos mucho más que seres indefensos. Nuestra capacidad de superación es
grande, porque cada uno de nosotros contiene la esencia innata del Amor. ¿Cómo puede el Amor crear tanto dolor?
Algunos podéis llegar a preguntaros en algún momento. El Amor libera y solo
quiere lo mejor para cada uno de vosotros. El Amor eleva vuestro ser y libera
todo aquello que llevamos dentro y no nos pertenece. Estas palabras se
refieren, desde creencias, a hábitos, costumbres, tradiciones, maneras de
actuar, de pensar y obrar.
Cuando vivimos sin dar pasos
hacia esta liberación de nuestro interior, entonces, es cuando el universo, la
vida, o decidlo como queráis, nos da una mano para poder llegar a la felicidad
plena y al momento de poder expresar la alegría, de una manera libre y
constante, hacia nuestro amado mundo. Todo tiene un sentido. No hay nada
arbitrario, desde el punto de vista espiritual, que no nos haga crecer como
seres amorosos que somos.
Somos mucho más que materia.
Somos Amor, y nuestro proceso nos lleva a conectar con él, y para esto debemos
de activar nuestra consciencia para darnos cuenta que no somos seres inválidos,
limitados o a merced de los demás. Somos seres con un potencial inmenso, lleno
de Luz y Amor.
Lo vivido solo es para que
podamos, a través de nuestra predisposición y actitud abierta, percibir el
sentido, el fondo de lo vivido, y no quedarnos con la forma, con lo que
nuestros ojos ven, que no siempre es lo que parece.
Nuestra vida está siendo
guiada desde el Amor, desde la esencia pura e incondicional del Amor que habita
en nosotros.
Cuando el dolor aparece,
tened presente que son las manifestaciones de nuestros miedos ante la vida a
partir de aquel momento, y sobre todo, de la oportunidad que tenemos para
elevar nuestra alma y aprender algo nuevo o que ya hemos abierto la puerta de
la sanación de algo que ya hemos empezado a dar pasos hacia su plena
liberación.
¡No os hundáis! ¡No os
desaniméis!, porque aquello que vivís os llevará al verdadero ser que sois, no
quien os han hecho.
Lamento el dolor vivido en
nuestro amado mundo, pero también yo tuve que vivir situaciones, a lo largo de
mi vida, que me hicieron quedar solo y vivir experiencias de incomprensión,
miseria y de una gran soledad. En su momento viví lo que se denomina “la parte
oscura del alma”. Lo viví, pero mi interior me decía que debía de continuar a
pesar de todo. Había algo en mí que me empujaba a seguir y no quedarme atrapado
en cada una de las situaciones que estaba viviendo. Solo así conseguiréis
avanzar en vuestro camino, dándoos cuenta que nada es para siempre. Todo es
temporal. El dolor es mental, no real, aunque sintáis sus síntomas. Del
malestar podemos aprender, y uno de los mayores aprendizajes que podemos hacer,
es el de la ACEPTACIÓN. Aceptar lo vivido y no temed, porque aquello que vivís
es parte de vuestro proceso y liberación.
Sois seres completos, libres
y amorosos. No siempre nos damos cuenta que así es, por eso el universo, de
cuando en cuando, nos da una mano para recordar. Por eso, lo vivido.
Ante todo, amadas almas que
vivís un proceso de dolor, AMAD, AMAD, AMAD. Sólo amando y teniendo compasión
para todos aquellos que padecen, podremos crear una energía que los puede
llegar a sanar, si así ha de ser para su alma. Amad. Sentid el Amor en vosotros
y llegaréis a sentir la calma dentro de cada uno. Sentid el Amor en vuestro
interior, y aligeraréis el dolor de aquellos seres cercanos que su vida ha dado
un vuelque, empezando una nueva etapa, quizás con cambios físicos, emocionales
o mentales. Estad a su lado y ved al otro, o a vosotros mismos, si es a
vosotros que os ha sucedido, como seres completos, enteros, con grandes
capacidades de vivir, aunque a veces, la nueva vida tenga que ser con
modificaciones, a nivel de estilo y ritmo, en relación a cómo vivíamos hasta
hace poco.
Sea la pérdida de alguien que
ya no veremos más, una amputación de algún miembro de nuestro cuerpo, el darnos
cuenta de la relación de nuestros hijos con las drogas, un despido improcedente
dejándote con varias deudas pendientes sin poderlas hacer frente a partir de
ahora, o una sensación de abandono ante la vida. No importa lo que vivamos,
porque cada experiencia es la adecuada para nosotros. No hay nada porque sí.
Todo está abrazado por el Amor.
Somos nosotros, que a lo
largo de los años nos hemos estancado, apegado y creado unas capas de
protección por miedo a que nos hieran o no ser aceptados. Entonces es cuando,
con el tiempo, aparecen las situaciones de ayuda, de segundas oportunidades
para llegar a nosotros y empezar a recordar aquel quienes somos.
ACEPTAD Y AMAD, porque no hay
nada porque sí. No existe nada al azar en nuestra vida. Nosotros hemos sido y
somos, los únicos responsables de nuestra vida.
Por eso, tenemos la salida
del dolor que habita en nuestro interior. ¡Conócete y aprende de lo vivido,
porque el fondo de la forma que ves y experimentas, te liberará y te acercará
más a la felicidad y la plenitud de tu ser!
Cuando el dolor aparece, la
puerta del recordar y el aprendizaje se abren.
Mi AMOR está en cada uno de
vosotros.
Todo tiene su sentido.
Que el Amor, la Paz y la
Comprensión de lo vivido sean en cada uno.
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