miércoles, 24 de octubre de 2018

La hora anunciada


Una vez, Dios escuchó como llamaban a su puerta de una manera reiterada. Se dirigió hacia ella mientras los toques a su puerta continuaban insistentemente.
Al llegar, la abrió y vio a uno de sus colaboradores que le dijo como asombrado y nervioso:
-         Señor, los humanos están queriendo saber de ti, y nos llaman para que les hablemos de ti y tu Hogar. No podemos más. No podemos hacernos cargo de todos ellos. Necesitamos más ayuda o hacer algo diferente para que todos puedan saber de ellos mismos. ¡Es inaudito, Dios! Nos están llamando a raudales para que les hagamos saber quién eres tú. Cada vez son más los interesados en querer saber de tu existencia. ¿Qué podemos hacer? – dijo el arcángel.
Con toda tranquilidad, Dios le hizo pasar a su morada y le invitó a que se tranquilizase mientras sentía la presencia de su creador. En momentos pudo serenar su espíritu y, juntos, se sentaron uno al lado del otro.
-         Amado Jophiel, no debes de temer la inquietud que tienen todos los humanos por saber de ellos. Este día había de llegar. Sabes, que en el fondo, todas tus legiones angelicales podéis llegar a cada una de las almas encarnadas que ya les habrá llegado su hora. Ha sido repentino, cierto, pero esta hora había de llegar, y ha llegado. Vuestro servicio irá en aumento. Nuevas luces de sabiduría te acompañarán para cumplir la Voluntad Mayor.
-         Y todos nosotros así lo queremos, amado Dios – intervino diciendo el arcángel Jophiel.
-         Tranquilízate, porque cuanto más predispuestos estén los de este mundo, más absorberán todo lo que les lleguéis hacer sentir. Este es el camino de su proceso evolutivo. Ya no es cuestión de saber, sino de Sentir, porque sintiendo les permitirá saber, y al saber por sentir, sabrán de ellos mismos y de Mí. Haced que abran sus puertas interiores para conectar con aquel quien son, porque solo así sabrán de Mí. Más allá del conocimiento están ellos, los cuales crearán su nueva vida al manifestar su verdadero ser. Ellos sabrán de Mí al saber de ellos, y para esto, deberán de abrir sus corazones y sentir quiénes son ellos mismos. Al hacerlo sentirán mi presencia y mi voz.
-         Hasta ahora – intervino Jophiel, estábamos con ellos y aquel que quería dar un paso le ayudábamos, pero ahora, gran parte de las almas de este mundo quieren dar nuevos pasos, ¡y todos a la vez! Necesitamos una ayuda  para poder dar una mano a todos.
-         Enseñadles a abrir su corazón y a escucharlo. Que aprendan a Sentir, y desde este Sentir, llegaran a ellos. (Pausa).
Estando como pensativo, el arcángel apartó los ojos de Dios como si estuviera concentrado en algo que había dicho su Creador.
-         Amado Dios, ¿cómo llevar a término tu Voluntad?
-         Haciendo que cada uno sea él mismo. Éste es el camino a seguir. Cuando sientan quienes son, entonces, empezarán a sentirme a Mí. Cuando así sea, empezarán a aceptarme y a ellos mismos, liberando los miedos y sintiendo mi presencia en el interior de cada uno. (Pausa). La Pureza y la Integridad les abrirán las puertas de su plena manifestación en sus vidas. Entonces, Yo y Vosotros estaremos con ellos, activando sus semillas interiores para que broten y florezcan según lo acordado en su pacto inicial conmigo.
-        
-         Ahora vete, amado, porque la energía de mi ser os está esperando para materializar el sentido de esta tierra de una sola luna. Yo estaré con todos vosotros, amado Jophiel.
Y el arcángel cruzó la puerta de la morada Divina, desapareciendo para continuar con la obra celestial, donde todo el universo saldrá beneficiado.
Dios, entonces, hizo una gran inspiración, y con sus brazos abrazó el planeta Tierra transmitiéndole todo su Amor y su Luz en la expiración.  

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