El primer paso es el querer.
El segundo la predisposición, y el tercero, la acción.
En estos momentos donde la Tierra está cambiando y el ser humano se ve involucrado en este proceso de transformación interior, uno llega a preguntarse, debido a lo que está viviendo, que su vida no tienen sentido o está harto de la manera en que la vive.
¿Qué puedo hacer? – se pregunta.
Bien, llegado a este punto de darse cuenta que lo que vive y como lo vive no le satisface, nuestro ser humano se encuentra ante la puerta adecuada para poder dejar atrás una manera de ser y vivir. Sí, digo ser, porque para realizar un cambio, uno tiene que dejar de ser lo que fue para mostrar al verdadero ser que se es o acercarse un poco más a su verdadera naturaleza como ser espiritual que es.
Primer punto: Querer.
Uno ya quiere pero no cambiar, entonces nos encontramos ante un dilema porque no podemos cambiar si no dejamos ir “algo” o “una manera de ser” que no nos ha llevado a ningún estado de bienestar. ¿Quieres o no quieres? Si realmente quieres debes de ser lo suficientemente flexible para no aferrarte a una manera de pensar, sentir y actuar. Aquí, entonces, entramos en el segundo punto: la predisposición.
No podemos cambiar si queremos pero no nos predisponemos. Debemos de estar lo suficientemente abiertos y humildes para reconocer que, en el fondo, a algún nivel no nos amábamos lo suficiente. Debemos de aceptar que lo que expresábamos y la manera que lo hacíamos no era lo más adecuado para nosotros. No podemos querer pero no reconocer, ni aceptar ni, en una palabra, predisponernos a ser diferentes.
La predisposición consiste en un acto de profundo “dejarse ir y abrirse” a nuevas maneras más en acorde a nuestra naturaleza. Somos Luz y Amor. Somos consciencia, y por lo tanto, debemos de abrirnos a nuevas maneras de ver la vida y sentir nuestra esencia amorosa a través, por ejemplo, de la meditación.
No podemos querer vivir en la prosperidad si no nos predisponemos a alejar nuestros pensamientos y creencias basadas en la escasez y la miseria.
Si realmente vemos claro que queremos cambiar y nos predisponemos, entonces viene la siguiente fase, que es la acción.
¿Qué puedo hacer para dar estos cambios? ¿Qué debo de cambiar en mí? Ser activo es trabajarse con uno mismo para ser más amoroso. Sí, porque con el amor tus relaciones irán mejor, tu capacidad de atracción de la prosperidad será mayor, tus éxitos también, porque una persona que se ama, que se cree merecedora y se siente agradecida por la vida que vive abre las puertas del bienestar en su vida. ¿Qué puedo hacer para amarme más? ¿Que tal si empiezas abriendo tu corazón y llevando a término aquello que te dicta? ¿Qué te parece si no le das tantas vueltas a la cabeza y fluyes más por la vida? ¿Qué te parece si vas a tu interior y conectas con tus capacidades innatas que hay en ti como ser espiritual que eres? Empezando a no criticar ni juzgar puede ser un buen principio. Empezando a tener más esperanzas y a no gruñir o enfadarse también es un buen remedio. Seguir con no aferrarse a las viejas ideas de tu educación te permitirá liberarte de unos lazos emocionales, sociales, religiosos y políticos que te permitirán ser tú.
Querer, predisponerse y acción son pilares básicos para empezar a andar por el sendero de tu realización. Por supuesto que hay otros, pero empecemos por estos y el contenido de cada uno lo va ha encontrar en su interior.
El viaje del cambio se empieza yendo al interior de cada uno. En la quietud y el silencio se encuentran las respuestas de nuestra vida. Debemos de familiarizarnos con quien somos y aceptarnos tal como somos. Es, también, un buen principio.
Nunca es tarde para empezar a ser uno mismo. Nuestra alma no tiene límites, por lo tanto, la edad no cuenta a la hora de ser uno. Cuanto más seamos nosotros, más íntegros seremos y más amorosos nos mostraremos. Cuando tengamos integrados en nuestro interior el amor, la bondad, la compasión, la comprensión y la aceptación, más la vida nos sonreirá y encontraremos el sentido de ella, el verdadero sentido de nuestra existencia. Más gozaremos de nuestro estar en este planeta denominado Tierra. Así, más sentiremos a Dios dentro de nosotros y más lo manifestaremos.
La acción conlleva no siempre, ir de aquí hacia allá, sino que a veces, representa saber estar quieto y callado escuchando la voz de nuestro corazón. Entrar en acción representa hacer todo aquello que nos lleve hacia nuestra plena manifestación y realización.
El camino de la Ascensión consiste en ir recordando quien eres tú en verdad y permitir que el verdadero ser que hay en ti pueda mostrarse libremente en el mundo que te encuentras.
Que el Amor y la Paz sean en ti.
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