Las nuevas energías de la nueva Tierra nos invitaron a dejar de ser quienes no éramos y mostrarnos según la naturaleza estelar de nuestra divinidad. Durante años, para algunos de nosotros, muchos, hemos actuado y andado hacia el despertar de nuestra conciencia y abertura del corazón. El polvo del camino y el sendero embarrado por los miedos nos han impedido poder ver claro pero confiando, a la vez, que nos encontrábamos en el camino y la dirección correcta y adecuada.
Hemos cambiado muchas veces de domicilio para poder encontrar aquel que fuera asequible para llevar a término lo que habíamos venido a hacer, pero nuestro corazón nos decía, después de estar un tiempo instalados en el nuevo espacio que habíamos de volver a hacer las maletas porqué solo era un lugar de paso y las energías que allá encontrábamos no eran las adecuadas para nuestra manifestación.
He cambiado muchas veces de residencia. No estaba más de un año y medio, dos, excepto en las últimas que he estado nueve y diez años respectivamente, dentro de una misma población.
Ahora me encuentro en un nuevo lugar donde mi corazón me dice que se me permitirá dar nuevos pasos hacia la manifestación del nuevo ser espiritual que hay en mí, después de trascender la terrenalidad. Como leí hace pocos días en otro ser que como yo hemos llegado a este punto: “visitamos más a menudo nuestro verdadero hogar de donde todos procedemos, y a más a más, nuestros acompañantes de la Luz nos invitan a que lo hagamos”.
Me encuentro en esta dimensión donde accedí venir, y estando aquí, soy quien soy, en compañía de la Luz y el Amor de la vibración de la cual procedo siendo abrazado a cada instante.
Hace poco que una amistad me dijo: “Jordi, andas diferente. Ya no andas como antes”, mientras paseábamos uno al lado de otro, con las montañas del Montseny (donde resido ahora – Barcelona) de fondo con un paisaje verde de los campos y donde la vista se pierde en el horizonte, sintiendo los pájaros a cada paso que damos.
Es cierto, ya no “ando” como antes. Yo no soy el mismo. El ser que había en mi ha muerto. La resurrección del verdadero ser que hay en mí se está produciendo y cada vez lo hará más, manifestándose con todo su resplandor. El corazón es la guía del nuevo ser humano que habita y habitará la Tierra. Las muertes son numerosas a lo largo de nuestro planeta. Son corazones cerrados que necesitan “un tiempo de reflexión y ver claro” para volver siendo ellos.
Amados lectores, quien os ha escrito hasta no hace poco ya no es el mismo que quien os escribe estas palabras. Sé que no es el último lugar donde estaré. Sé que todavía iré a otro, y esta vez, sí que será la armonía total con mi entorno. Mientras, aquí donde me encuentro ahora, me permite abrir nuevas puertas hacia mi plena realización. Se me está preparando el terreno para mi eclosión. Lo que he venido a hacer, pronto podrá verse de una manera clara, constante y absoluta. Toda la preparación hecha hasta el presente me ha llevado a todos los cambios, idas y venidas de aquí hacia allá. A cada paso y lugar donde llegaba, plantaba mi semilla, pero en todos los lugares, he acabado “siendo expulsado”. Las energías de allá no eran las adecuadas para mí para instalarme de una manera definitiva.
Mi corazón me dice que este lugar existe y ha llegado el momento que me encamine y llegue a él, donde pronto llegaré y podré enraizar mis energías conjuntamente con la de otros, donde nos reconoceremos por nuestras vibraciones y nuestros corazones serán uno.
Los tiempos cambian y muchos de nosotros hemos tenido que morir y despedirnos de todo aquello que no nos pertenecía por naturaleza. Lo hemos intentado pero cada vez, “se nos sacaba” debido a la incomprensión e incompatibilidad con nuestra manera de ser, nuestras energías. Hemos intentado sembrar, pero las semillas brotadas no han dado los frutos que nosotros querríamos, por eso, nuestros amados hermanos de la Luz, que tan agradecido estoy por sus presencias e intervenciones realizadas en mi vida, a mi ser, nos han acompañado en todos estos viajes de población en población, del mar a la montaña, del sur hacia el norte y del interior hacia la costa.
Hemos viajado buscando nuestro lugar, nuestro espacio para instalarnos definitivamente, pero las energías que hemos ido encontrando no han sido las adecuadas en relación a nuestras vibraciones. Allá donde íbamos eran más densas a las nuestras y nos hemos sentido mal. Ahora siento a mi corazón que me dice que la próxima ya será la “buena”, pero de momento, me encuentro a las puertas de una nueva vida y manera de “caminar”, donde yo soy y seré yo: donde podré manifestarme tal como soy y poder sentir la plenitud realizada según lo que he venido a hacer. Hasta ahora he ido poniendo mi luz y mi amor allá donde he ido, dándome cuenta que eran lugares, donde precisamente necesitaban de ella. Era un Faro de Luz en un lugar de oscuridad. Ahora iré, en la resurrección donde me encuentro, a un espacio donde las puertas se abrirán de par en par, sin esfuerzo y según mi voluntad.
Mi vida continúa y continuará, y a más a más, quiero continuar viviendo en esta dimensión, porque todavía hay mucho a hacer, pero todo será diferente, porque las energías de este tiempo en los cuales nos encontramos, me permitirán mostrar mi divinidad según el Hogar del cual procedo. Hace años que inicié conscientemente, el camino de la Ascensión, y ahora ha llegado la hora de empezar a gozar tal como mi esencia cree que debe de hacerlo.
El camino me lleva a nuevos horizontes, nuevas tierras y siento, en lo más profundo de mi corazón, que me dirijo hacia mi enraizamiento en un espacio, en medio de la naturaleza, rodeado de energías, de seres que como yo, nuestras vibraciones puedan ser expresadas, comprendidas y tengan un lugar donde manifestarse y ser aceptadas.
Los nuevos tiempos comportan una muerte para poder resucitar y elevar nuestros espíritus y poder abrir nuestros corazones plenamente, acabando de llevar a término aquello que cada uno ha venido a hacer.
Siento la nueva vida en mí, liberado de toda terrenalidad, trascendiendo la densidad y elevando mi espíritu, abriendo las puertas de la Unicidad con mi verdadero Hogar, el Hogar espiritual.
Mi corazón me habla alto y claro. He ido encontrando ángeles encarnados en mi proceso y les agradezco sus intervenciones y consejos en momentos determinados.
Continuaré escribiendo y haciendo aquello que mi corazón me dicte. He cambiado de ritmo y estilo de vida. Todavía cambiará más.
Una vida ha finalizado para entrar en otra llena de Luz, Amor y de energías adecuadas para mi alma, donde mi ser podrá expresarse en lo ilimitado de su esencia.
Los nuevos tiempos nos llevan a cada uno a su lugar, según su grado de ascensión y la vibración de sus energías. Ha llegado la hora de estar cada uno en su espacio. Muchos de vosotros notáis como vuestro corazón os habla y sentís que “pronto” haréis un gran cambio en vuestra vida. Dejaros llevar por este flujo emanado del Hogar de donde procedéis y escuchad a vuestro corazón, porque este os llevará al espacio que necesitáis para reposar y actuar vuestras nuevas energías elevadas por vuestro despertar de la consciencia y elevación de vuestras vibraciones. Yo lo noto y me dejo llevar para llegar al lugar idóneo para mi alma.
Quien os escribe ya no es quien os escribía, y quizás alguno de vosotros ya habréis notado este nuevo ser que se ha manifestado a través de sus últimos escritos, de un tiempo hacia acá.
Abríos y escuchad a vuestro corazón, que él os llevará a vuestro lugar para que vuestro espíritu y vuestro ser puedan sentirse a gusto y poder sentir la armonía y la plenitud del verdadero ser que sois y la presencia de vuestro “Hogar” de donde procedéis.
La muerte a muchos os llama a la puerta. Abridla y no temáis porque seréis llevados hacia vuestro mayor bien.
Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.
Hemos cambiado muchas veces de domicilio para poder encontrar aquel que fuera asequible para llevar a término lo que habíamos venido a hacer, pero nuestro corazón nos decía, después de estar un tiempo instalados en el nuevo espacio que habíamos de volver a hacer las maletas porqué solo era un lugar de paso y las energías que allá encontrábamos no eran las adecuadas para nuestra manifestación.
He cambiado muchas veces de residencia. No estaba más de un año y medio, dos, excepto en las últimas que he estado nueve y diez años respectivamente, dentro de una misma población.
Ahora me encuentro en un nuevo lugar donde mi corazón me dice que se me permitirá dar nuevos pasos hacia la manifestación del nuevo ser espiritual que hay en mí, después de trascender la terrenalidad. Como leí hace pocos días en otro ser que como yo hemos llegado a este punto: “visitamos más a menudo nuestro verdadero hogar de donde todos procedemos, y a más a más, nuestros acompañantes de la Luz nos invitan a que lo hagamos”.
Me encuentro en esta dimensión donde accedí venir, y estando aquí, soy quien soy, en compañía de la Luz y el Amor de la vibración de la cual procedo siendo abrazado a cada instante.
Hace poco que una amistad me dijo: “Jordi, andas diferente. Ya no andas como antes”, mientras paseábamos uno al lado de otro, con las montañas del Montseny (donde resido ahora – Barcelona) de fondo con un paisaje verde de los campos y donde la vista se pierde en el horizonte, sintiendo los pájaros a cada paso que damos.
Es cierto, ya no “ando” como antes. Yo no soy el mismo. El ser que había en mi ha muerto. La resurrección del verdadero ser que hay en mí se está produciendo y cada vez lo hará más, manifestándose con todo su resplandor. El corazón es la guía del nuevo ser humano que habita y habitará la Tierra. Las muertes son numerosas a lo largo de nuestro planeta. Son corazones cerrados que necesitan “un tiempo de reflexión y ver claro” para volver siendo ellos.
Amados lectores, quien os ha escrito hasta no hace poco ya no es el mismo que quien os escribe estas palabras. Sé que no es el último lugar donde estaré. Sé que todavía iré a otro, y esta vez, sí que será la armonía total con mi entorno. Mientras, aquí donde me encuentro ahora, me permite abrir nuevas puertas hacia mi plena realización. Se me está preparando el terreno para mi eclosión. Lo que he venido a hacer, pronto podrá verse de una manera clara, constante y absoluta. Toda la preparación hecha hasta el presente me ha llevado a todos los cambios, idas y venidas de aquí hacia allá. A cada paso y lugar donde llegaba, plantaba mi semilla, pero en todos los lugares, he acabado “siendo expulsado”. Las energías de allá no eran las adecuadas para mí para instalarme de una manera definitiva.
Mi corazón me dice que este lugar existe y ha llegado el momento que me encamine y llegue a él, donde pronto llegaré y podré enraizar mis energías conjuntamente con la de otros, donde nos reconoceremos por nuestras vibraciones y nuestros corazones serán uno.
Los tiempos cambian y muchos de nosotros hemos tenido que morir y despedirnos de todo aquello que no nos pertenecía por naturaleza. Lo hemos intentado pero cada vez, “se nos sacaba” debido a la incomprensión e incompatibilidad con nuestra manera de ser, nuestras energías. Hemos intentado sembrar, pero las semillas brotadas no han dado los frutos que nosotros querríamos, por eso, nuestros amados hermanos de la Luz, que tan agradecido estoy por sus presencias e intervenciones realizadas en mi vida, a mi ser, nos han acompañado en todos estos viajes de población en población, del mar a la montaña, del sur hacia el norte y del interior hacia la costa.
Hemos viajado buscando nuestro lugar, nuestro espacio para instalarnos definitivamente, pero las energías que hemos ido encontrando no han sido las adecuadas en relación a nuestras vibraciones. Allá donde íbamos eran más densas a las nuestras y nos hemos sentido mal. Ahora siento a mi corazón que me dice que la próxima ya será la “buena”, pero de momento, me encuentro a las puertas de una nueva vida y manera de “caminar”, donde yo soy y seré yo: donde podré manifestarme tal como soy y poder sentir la plenitud realizada según lo que he venido a hacer. Hasta ahora he ido poniendo mi luz y mi amor allá donde he ido, dándome cuenta que eran lugares, donde precisamente necesitaban de ella. Era un Faro de Luz en un lugar de oscuridad. Ahora iré, en la resurrección donde me encuentro, a un espacio donde las puertas se abrirán de par en par, sin esfuerzo y según mi voluntad.
Mi vida continúa y continuará, y a más a más, quiero continuar viviendo en esta dimensión, porque todavía hay mucho a hacer, pero todo será diferente, porque las energías de este tiempo en los cuales nos encontramos, me permitirán mostrar mi divinidad según el Hogar del cual procedo. Hace años que inicié conscientemente, el camino de la Ascensión, y ahora ha llegado la hora de empezar a gozar tal como mi esencia cree que debe de hacerlo.
El camino me lleva a nuevos horizontes, nuevas tierras y siento, en lo más profundo de mi corazón, que me dirijo hacia mi enraizamiento en un espacio, en medio de la naturaleza, rodeado de energías, de seres que como yo, nuestras vibraciones puedan ser expresadas, comprendidas y tengan un lugar donde manifestarse y ser aceptadas.
Los nuevos tiempos comportan una muerte para poder resucitar y elevar nuestros espíritus y poder abrir nuestros corazones plenamente, acabando de llevar a término aquello que cada uno ha venido a hacer.
Siento la nueva vida en mí, liberado de toda terrenalidad, trascendiendo la densidad y elevando mi espíritu, abriendo las puertas de la Unicidad con mi verdadero Hogar, el Hogar espiritual.
Mi corazón me habla alto y claro. He ido encontrando ángeles encarnados en mi proceso y les agradezco sus intervenciones y consejos en momentos determinados.
Continuaré escribiendo y haciendo aquello que mi corazón me dicte. He cambiado de ritmo y estilo de vida. Todavía cambiará más.
Una vida ha finalizado para entrar en otra llena de Luz, Amor y de energías adecuadas para mi alma, donde mi ser podrá expresarse en lo ilimitado de su esencia.
Los nuevos tiempos nos llevan a cada uno a su lugar, según su grado de ascensión y la vibración de sus energías. Ha llegado la hora de estar cada uno en su espacio. Muchos de vosotros notáis como vuestro corazón os habla y sentís que “pronto” haréis un gran cambio en vuestra vida. Dejaros llevar por este flujo emanado del Hogar de donde procedéis y escuchad a vuestro corazón, porque este os llevará al espacio que necesitáis para reposar y actuar vuestras nuevas energías elevadas por vuestro despertar de la consciencia y elevación de vuestras vibraciones. Yo lo noto y me dejo llevar para llegar al lugar idóneo para mi alma.
Quien os escribe ya no es quien os escribía, y quizás alguno de vosotros ya habréis notado este nuevo ser que se ha manifestado a través de sus últimos escritos, de un tiempo hacia acá.
Abríos y escuchad a vuestro corazón, que él os llevará a vuestro lugar para que vuestro espíritu y vuestro ser puedan sentirse a gusto y poder sentir la armonía y la plenitud del verdadero ser que sois y la presencia de vuestro “Hogar” de donde procedéis.
La muerte a muchos os llama a la puerta. Abridla y no temáis porque seréis llevados hacia vuestro mayor bien.
Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.
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