A veces estamos viviendo situaciones donde nuestra
condición humana no le gusta vivir. Estos instantes son precisamente cuando
alguna vez hemos podido pensar en encontrarnos en el momento justo cuando todo
esto ya haya pasado. ¿Sabéis lo que quiero decir, verdad?
Queremos no vivir lo que la vida nos ha presentado
con nuestra colaboración y deseamos estar en otro momento al presente.
Precisamente estas situaciones son las adecuadas para nuestra alma, pero el ser
que hay dentro de nosotros que se identifica con nuestra mente, es un
inconsciente, a menudo, a la importancia de los instantes que estamos viviendo.
Son clave para nuestro proceso como almas que somos.
Queremos que todo acabe cuanto antes mejor. Nos negamos a aceptar lo que nos está pasando.
Resistencias. Resistencias a no aceptar lo mejor para nosotros. Nuestro
subconsciente sabe que la felicidad es nuestro estado natural, y cuando la vida
no ser corresponde según nuestra verdadera naturaleza, entonces, nuestra
no-consciencia se niega a aceptar lo que hemos atraído para nuestro mayor
bien.
Vivimos en un estado de materia, donde el camino a
seguir es el del Despertar. ¿Cómo queremos despertar si no dejamos que el despertador espiritual nos recuerde que
ya ha llegado la hora de levantarnos y empezar a ser nosotros?
Este despertador es cada una de las
situaciones que la vida nos ofrece con nuestro consentimiento espiritual.
Nuestra alma sabe de la notoriedad de lo vivido, no así nuestra mente no
educada (racional).
A veces nos gustaría estar lejos de donde nos
encontramos y empezando de nuevo, donde la gente y el lugar fuesen otros. Aquí
es donde se encuentra el engaño de nuestro deseo: la intencionalidad de huir.
A nadie le agrada encontrarse en medio de
situaciones donde con el tiempo, nos damos cuenta que nos cuesta controlar cada
vez más. ¿Sabéis? La única solución a momentos así es romper con nuestra
actitud ante la vida y tomar nuevas decisiones a como las hemos estado tomando
hasta ahora. Es igual la situación que vivamos, porque en el fondo, no hay nada
que vivamos que no podamos superar. Sí, amada alma, no hay nada que vivas o
vivirás que no puedas vencer. Así está establecido según la Gran Voluntad y acuerdo mutuo
entre la Fuente
de la cual todos procedemos y tú. Tienes las herramientas adecuadas para
arreglar lo que en su momento
desequilibraste. ¡Ahora tú puedes!
Querer esconder la cabeza bajo el ala o el suelo
como la avestruz es la actitud de la no-consciencia, del ser dormido, por eso
suena tu despertador, para decirte: “¡Basta!
¡Es la hora de ser tú!”
No rechacéis lo que vivís. Aceptadlo y haced
aquello que vuestro corazón os dicte. Aprended del mensaje que os está
transmitiendo. Con el corazón abierto, os daréis cuenta cuál es. Aceptadlo. Sed
honestos, reconociendo qué es aquello que necesitáis saber de vuestra actitud
ante la vida o vuestro interior que debéis de retornar al equilibrio de cuando
nacisteis.
Perderse estas situaciones os alejaría todavía más
del camino a seguir (según cada uno). Una situación parecida vivida por dos
almas puede tener mensajes diferentes, porque pueden activar y despertar pautas
internas a manifestar.
Confiad y aceptad el proceso. No queráis acortar
porque de nada sirve querer llegar al otro lado si no nos encaramos a la pasarela
que nos lleva a la otra riba. Algunos podéis dar marcha atrás, pero solo será
volver al ser creador de dolor por la no aceptación del proceso. Haced de
vuestra situación, sea la que sea, una aliada que os llevará justo allí donde
debéis de llegar.
Los delfines fluyen y juegan con las olas del mar,
como si patinasen y deslizasen. Haced vosotros como ellos, que aceptan las
olas, haciéndolas servir como momentos de deleite para nuestra alma debido que
con la supuesta adversidad, conjuntamente con nuestra actitud de encaramiento,
podemos dejar atrás el hecho que nos ha hecho darnos cuenta conforme no
estábamos siendo como nosotros somos realmente.
No queráis acortar lo vivido o que desaparezca de
vuestro mapa, porque es justo un regalo que la vida os ofrece para llegar a
dejar atrás resistencias, rigideces, miedos y egos, llaves básicas para no
evolucionar. Como un globo aerostático, si queréis elevaros, debéis de ir
dejando lastres, cortando sus cuerdas conforme os han creado demasiada densidad
para ser vosotros. Ha llegado la hora de conectar con el ser etéreo que sois.
Cuanto más aceptéis con serenidad, naturalidad y fortaleza aquello que vivís,
menos dolor os creará. Son las resistencias al proceso lo que hace que suframos
y lo pasemos mal.
No hay nada que vivamos que no podamos superar.
Todo es temporal, y en medio de esta temporalidad pueden llegar a aparecer los
monstruos de la impotencia, miedos y el desencanto. ¿Por qué no aceptamos,
liberando toda preocupación en nosotros al respecto? ¿Por qué no escuchamos a
nuestro corazón, haciendo lo que nos dicte y nos des-preocupamos del resultado confiando que todo irá bien?
Confiad, porque aquello que parece ser, no es. Más
allá de lo que parece ser y vemos hay un aprendizaje y una liberación de
nuestra alma para acercarnos un poco más a nuestra divinidad.
La vida no es como nos la han enseñado. Nada es lo
que parece. Es una aliada de nuestra alma que nos empuja hacia el camino de la Ascensión , por lo tanto,
aquello que vivís como supuesta adversidad o dramático,….no es tal. Vivir
momentos como éstos nos pone en contacto con aquellas partes de nosotros no
resueltas de otros tiempos. Ahora es
la hora de hacer las paces y poner a cada uno en su lugar según el Gran Plan
Divino. ¡Sí!, nosotros nos encontramos en medio de una Voluntad Divina,
habiendo accedido a estar en ella. ¿Qué no te acuerdas? No te preocupes porque
tu alma sabe bien de lo que vives. Ves a tu interior, escucha a tu corazón y
deja que tu mente descanse un rato. Entonces, quizás entonces, empezarás a ver
claro. ¿Qué continuas sin darte cuenta? Bueno, todavía hay el plan B: Déjate
llevar por el proceso confiando que todo irá bien, sea cual sea el resultado.
¿Qué continuas sin saber de qué va? Bien, todavía queda el plan C: ……vívelo
manteniendo la calma porque por más que te esfuerces en no vivirlo o ignorarlo,
más sufrimiento crearás. Te preocupes o no, pasarás por la situación
igualmente. Entonces, ¿no crees que vale más pasar por ella sin preocuparse?
Aunque tu condición humana no sea consciente, sí tu alma, recuérdalo.
Con el tiempo mirarás atrás y te darás cuenta qué
has aprendido. Hay una segunda opción: ser consciente de lo que vives y
aprender de lo que sientes y estás experimentando.
Cuanto más recordemos quiénes somos y qué hemos
venido a hacer, más aceptaremos lo que la vida nos da, y os puedo asegurar, que
el resultado vale la pena.
Nada es lo que parece, y menos aquello que nos
crea dolor.
Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario