Vive la vida como si fuera el último día, porque
éste seguro que llega. Cuando aparece sientes en tu interior la sensación que
todavía no es la hora, a pesar que los pasos dados a lo largo de los años te
han llevado justo al acontecimiento adecuado para que reaccionaras y te dieras
cuenta qué es lo que necesitabas a cada momento. Pero tú, ignoraste el
percance, la situación, envuelta en una acción plenamente cotidiana. ¿Cómo
podía ser esto un aviso para mi vida? ¿Cómo una situación semblante era el eco
de mi interior? ¿Cómo he podido ignorar las advertencias surgidas de no se
donde, para mi mayor bien?
Vive la vida como si fuera el último día de tu
presente.
No desperdiciemos toda la abundancia que recibimos
en nuestro día a día. Encontramos tan normal y lógico que tengamos lo que
tenemos que nos olvidamos de sentir el agradecimiento y la fortuna de ser
abastecidos a cada instante de nuestras necesidades. ¿Qué no es así? Bueno,
quizás estés en el paro. Mírate las manos, ¿qué ves?
-
Pues
eso, las manos.
-
Esto
es un milagro de la naturaleza.
-
Mírate
al espejo, ¿qué ves?
-
Mi
cara.
-
Pues
eso es una bendición porque puedes ver con unos ojos.
-
¿Estás
respirando?
-
¡Claro!
-
Esto
quiere decir que estás vivo, y hay miles y millones de personas que han acortado
su vida para recordar a los demás el regalo que se nos ha hecho.
-
……
Vive el presente como cuando eras un niño.
A menudo nos olvidamos de vivir poniendo
la atención en todo aquello que no tenemos y nos falta. Pensamos en alcanzar el
mañana con el máximo bienestar terrenal acumulado.
A menudo nos olvidamos de vivir el
presente como si fuera el último instante que viviremos. No dejéis para mañana
lo que podáis sentir y amar hoy.
Toda nuestra vida se condensa en un solo
momento: el ahora y aquí.
Cuando nuestros pensamientos se centran en
lo que no va y carecemos, estamos
acortando nuestra vida. Nuestro cuerpo acelera el proceso de envejecimiento y
nuestros días parecen, gran parte de ellos, no tener sentido.
¡Sólo hay un instante para nosotros!. ¡Sólo
hay una fracción de nuestra existencia donde se acumula la llave de todo
nuestro poder interior, y éste es el ahora, el presente!
El último día es una de las oportunidades
que a todos se nos presenta para resucitar y abrir la consciencia interior para
darnos cuenta de la Verdad
de nuestra encarnación finalizada.
El último siempre llega. Nadie se
escapa a él. Nos abraza y nos acompaña más allá de nuestra dimensión para
indicarnos el camino de vuelta a Casa.
Cuando nos acercamos a él y percibimos su
presencia con nosotros, entonces es cuando se produce la reflexión sobre
nuestra vida. ¿Me habré dejado algo por hacer? “Yo no quiero irme, ¡no!
¡Todavía no! ¡No ha llegado mi hora! No hay lamentaciones cuando nos llama
la puerta el último día. ¿Qué es lo que te has olvidado de hacer o decir?
Entonces pueden aparecer todas las cuentas pendientes o el saco de los
silencios acumulados cuando tu corazón te dictaba otro camino a seguir,
diferente al establecido.
Cuando sentimos rondar el último,
aparecen las prisas y la impotencia por no poder hacer nada y retrasar la Resurrección.
Ésta es inevitable cuando nuestra vida necesitaba hacer un cambio de rumbo y lo
hicimos, cuando, después de acumular lastres de anulación personal, ya no puede
aguantar más y se decide, ya que nosotros no lo hacemos, finalizar el viaje
terrenal actual y volver a los orígenes para recordar quienes somos y el por
qué volvemos.
El último es una bendición para
recolocar a nuestra alma y todo nuestro ser en el raíl adecuado de nuestra
eterna existencia.
Detrás del último, hay Todo.
No debemos de esperar a poner amor en
nuestra vida cuando nos encontremos más cerca del último día, porque no sabemos
cuando éste se va a presentar ante nosotros y decirnos: “Tu amor me ha
llamado para ayudarte”.
Empecemos a vivir el presente y a ser
nosotros cada instante de nuestro proceso. Vive en el ahora porque es lo único
que tiene poder. Es el único momento que puedes decir a favor tuyo. ¡Hazlo!
¡Siente aquello que tu corazón te dicte y adelante! No esperes que los demás
decidan por ti, porque tú eres un ser sagrado y maravilloso lleno de amor para
ser derramado sobre tu ser cada vez que actúas en la dirección de tu corazón.
Llenas tu contenido, tu cuerpo con la dulzura de la Creación y dejas que el
timón de tu aprendizaje sea llevado por aquel que te creó.
Habla, piensa, actúa y decide desde el
corazón, porque éste está asociado a la verdadera esencia del ser que eres: el
amor que hay en ti. ¡Déjalo suelto! ¡Libéralo con tus decisiones y deja que la
alegría se manifieste en ti como cuando eras niño/a!
Vive el presente y deja que todo sea.
Agradece tu presencia en el ahora y aquí,
agradeciendo todas las bendiciones que te son dadas para poder llevar a término
lo que has venido a hacer, amada alma.
¡Sé tú! ¡Sé tú! ¡Sé tú!
Nos estamos acercando al último día. Este
está esperando el momento para que nosotros podamos continuar nuestro camino de
Ascensión. Que nuestro sendero sea con la máxima expresión de nuestra
majestuosidad y presencia iluminada del ser que somos. ¡Sonríe! ¡Juega! ¡Ama!
¡Y ríe! como si de esto dependiera nuestra integridad. Así es.
Todo aquello que se presenta en nuestro
interior en los momentos finales de esta encarnación, no lo dejes pasar ahora,
y siente a tu corazón para poner armonía en tu vida y en la de aquellos que el
distanciamiento por cuestiones de ego, resentimiento o ira ha creado unos lazos
de dolor. Rompe ahora estos lazos, porque cuando ocurrieron no sabías lo que
sabes ahora.
Ahora que estás leyendo estas palabras, es
un buen momento para decidir poner amor en cada aspecto de tu vida, y ser
honesto con todo lo que hagas, piensas y decidas hacer.
A veces, para ser uno mismo, se necesita
romper las cadenas del pasado. Aquello que fue, ya no tiene porque ser. Así,
empezarás a allanar el camino hacia el momento que tu último suspiro sea
recogido por los hermanos de la
Luz y acompañarte en tu vuelva hacia el Hogar.
Ahora es el momento.
Que el Amor y la Paz sean en ti.
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