El sistema común de comunicación del ser humano
entre los de la misma especie, es la palabra. ¿Alguien se ha llegado a plantear
el por qué de la palabra?
Cada individuo tiene una historia, un pasado con
la experiencia respectiva según su estado de consciencia. Nuestro interior es
un reflejo de nuestro estado actual dentro de nuestro proceso de evolución.
Depende de cada interior, el ser se manifestará de una manera en concreto u
otra. Para entender exactamente estas palabras solo decir que cuando estamos
enfadados nuestras palabras son de enfado, cuando estamos pletóricos, nuestras
expresiones son de alegría y entusiasmo. Cuando nuestro interior se encuentra
bloqueado y dolido, nuestra comunicación refleja el resentimiento, creando
malos entendidos o situaciones tensas. En cambio, cuando estamos equilibrados,
salen de nuestra boca las palabras justas y adecuadas, de una manera amorosa y
positiva. Todo esto es fruto de que la palabra y nuestro estado interior van
unidos.
Vuelvo a formular la pregunta: ¿Por qué la
existencia de la palabra? En su momento, se dijo: “Y el Verbo se hizo carne”.
La respuesta a la pregunta es: para crear, para traer armonía y sanación. Como
seres de libre albedrío, y habiendo venido de la no-consciencia, el ser humano
ha ido distorsionando su realidad y creando una ilusión en la interpretación de
la existencia. Igual como un cuchillo puede ayudarnos a poder cortar el
alimento, también puede crear dolor a su prójimo. Así sucedió con todo el potencial
del ser que alberga en su interior. Depende de su grado de consciencia lo
aplicará de una manera u otra, o, sencillamente, ignorar que tiene este
potencial o parte de él.
La palabra es un don que se le ha otorgado al ser
humano para equilibrarse, dentro de sus capacidades innatas de auto equilibrio
y sanación.
La palabra puede ensalzar, dar coraje, ánimos,
fortaleza, comprensión, reafirmación personal, e incluso abrir las puertas de
la manifestación de la divinidad en cada uno. La no-consciencia hace que la
palabra sea un medio de imposición, dominación, distracción y fortalecer los
lazos con la ignorancia y el bloqueo del propio ser. Esta es la fuerza de la
palabra.
Nuestro estado interior tiene mucho que ver en
este sentido. Podemos escuchar a alguien hablar y saber al momento cómo se
encuentra interiormente.
Palabra y nuestro ser son Uno. Nuestros
sentimientos van de la mano con la manera que nos expresamos. No podemos
separar uno de lo otro. Podemos, también darnos cuenta de las falsedades
anunciadas a través de la palabra por algunos de los dirigentes de nuestro
entorno.
A mayor despertar espiritual, más percibimos el
mensaje subliminal de la comunicación oral. La palabra no miente, mientras
sepamos ver qué hay detrás de la forma.
A cada palabra le corresponde un estado emocional
y unas creencias que la apoyan para que haya sido elegida al ser expresada por
quien la emite.
Nuestro interior es la causa de todas nuestras
expresiones, y la palabra es una de ellas, como hay otras.
Nuestra palabra tiene poder, fuerza y la energía
necesaria para poder transmutar nuestro entorno y liberar todos los bloqueos
existentes en nuestra vida, así como en la de los demás.
La palabra, actitud y sentimiento son claves para
nuestra capacidad de creación. Ésta puede ser amorosa o bloqueadora para
nuestro camino hacia la evolución de nuestra alma.
De nosotros depende el limpiar el camino y
fortalecernos, o el ir poniendo y dejando plantas espinosas, clavos y troncos
abatidos en mitad de nuestro sendero para irlos sorteando y con miedo a no ser
dañados por ellos, no dándonos cuenta, que el hecho de no ser nosotros mismos
ya nos estamos dañando.
La palabra, aquí puede ser un bálsamo para nuestro
estado de ánimo. Tú mismo puedes crear una situación en tu vida y una sensación
de empoderamiento basado desde el corazón.
La palabra puede activar tu divinidad o enterrarla
todavía más. Cuanto más así sea, más perdido te encontrarás. Recuerda que
entonces, tus palabras serán emitidas desde tu mente y no desde tu corazón,
alejándote más de tu verdadera esencia y estado interior.
Es importante recordar quienes somos para poder
hacer un uso correcto para nuestro mayor bien de todo nuestro potencial innato
desde nuestro nacimiento.
Palabras positivas, amorosas o que os hacen sentir
bien elevará vuestro espíritu.
En momentos de desconcierto o desesperación, busca
las palabras adecuadas para sentirte bien.
Cuanto más hablemos, cuando lo hagamos, desde el
corazón, más fuerza tendrán nuestros sonidos articulados, para crear bienestar.
Aquello que expresamos está directamente
relacionado con nuestro estado emocional e interior.
Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.
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