Veo alejarse su
cuerpo mostrando el desgaste del “no ser”.
Veo como su
alma se resigna por las decisiones no tomadas a lo largo de su vida.
Una mujer, en
medio de un declive humano y amada por los que le rodean, continua su proceso,
ahora ya no controlable por su ser.
A lo largo de
sus pasos, de su andar, ahora llega a una incapacidad por la negativa de no
escuchar a su corazón a lo largo de los años. Su paseo ya no es el que era.
Estoy a su
lado. Río con ella y mi corazón abraza su pasado que la ha llevado hasta el
presente tal como es.
Su andar cojea
hacia la derecha cuando sus pies se desplazan hacia donde deben de ir.
Amo a una
mujer. La abrazo a menudo y siento mi amor hacia ella. Decirle ya no tiene
mucho sentido, porque la voz que puede llegarle se olvida en el mismo momento
que la escucha. Sólo su alma es consciente de lo recibido.
Ahora, vive el
presente. ¡Por fin! Con todo lo que esto representa, a pesar de que ella no es
consciente de este ahora. Lo vive, pero no por ella, sino por quien la rodea.
Ha vivido toda su vida actual acompañada por alguien que la ha llevado a creer
en el tiempo. El pasado y futuro han sido sus guías a lo largo de su pasarela
existencial.
Mantenida al
margen de la consciencia individual, ha
necesitado lo que ahora vive para salirse del tiempo y quedar sola ante el
presente. Solo existe el presente en su
vida. Nada recuerda. Nada le preocupa, dándose cuenta exclusivamente de lo que
vive y siente en el ahora.
Actúa
espontáneamente, de una manera ilusoria debido al mundo que se ha creado y
encerrado en él. Vive en una irrealidad distorsionada por el aposentamiento de
su pasado en sus células, ignorado ahora por ella y reaccionando según las
emociones no expresadas a lo largo de los años. Todo y así, está más tranquila,
alegre y sonriente.
La situación
tiene su sentido.
Cuando la
consciencia espiritual se ausenta, predomina y te guía la racional. En el punto
llegado, esta bella alma en un cuerpo de mujer de avanzada edad, el raciocinio
está desapareciendo hasta la nada. Vivir a través de las rutinas, el olvido y
lo obsoleto te lleva a una dependencia y a ciertas pataletas interiores debido
al “¿y por qué a mí? ¡Pobre de mí!”
No hay
conversaciones sobre lo vivido, ni opiniones sobre el presente o decisiones
sobre lo qué hacer porque no encuentra las palabras a decir, un criterio sobre
los hechos, ni una atención sobre lo que quiere. Todo esto está desapareciendo
aceleradamente. El tiempo nos va indicando el grado de su proceso. A medida que
van pasando las semanas, los días, está dejando de ser quien es para mostrarse
y sencillamente estar.
Quiere lo mejor
para todos, teniendo un gran sentimiento de estima, protección y cuidado para
los niños pequeños, recordando en su inconsciente cuando era niña y le cortaron
las alas. Ahora no quiere que ningún niño deje de volar y no padezca. Está muy
sensible a cualquier imagen o noticia sobre niños o niñas que lo pasan muy mal
o han abusado de ellos/as.
Esta mujer está
viviendo el presente, sintiéndose amada y apoyada por aquellos que viven con
ella; todo y así, sus expresiones provienen del pasado.
Amo y acompaño
a una mujer que ya no decide, solo está en el presente, dejándose llevar como
una hoja por la brisa. Nada se plantea. Nada propone, recelando de todo aquello
que puede ser nuevo en su vida. Ningún paso da hacia ella misma, estando
sometida, por su pasividad, a quien accedió a compartir su vida y crear una
familia.
Siento
compasión, aceptación, respeto y amor por su proceso creado para elevar su
alma. Una mujer que vive, en estos momentos, desde el sentimiento y las
emociones que son pautas básicas para vivir el presente. Su vida tiene que ver
con lo que siente y cómo se encuentra. Lo demás, parece no existir. Mis
recuerdos, todo y así, traen del pasado todo lo que ha hecho por los demás y su
dedicación a la familia.
Hay una parte
de mí que agradece su presencia tal como fue, a pesar que haya llegado hasta el
punto que se encuentra. Ha conseguido invertir su vida. Ahora hace que ésta
haga que todo lo que ha dado a los demás, lo reciba de ellos, a través de las
atenciones, decisiones y dedicación. Los términos se han invertido: antes “ella era como si no existiese”, y ahora,
“es la atención” de aquellos que la
aman.
¡Hay tanto
aprendizaje en esta situación!
Gracias amada
mujer, porque sin ti, yo no sería tal como ahora soy.
Veo a una mujer
que se va alejando cada vez más de quien era, sintiendo la alegría de su alma
para finalizar su proceso.
Su estado tiene
un sentido superior, tanto para ella, como para quien convive con ella. Les
fortalece y les hace aceptar una realidad no querida y desde el corazón.
¡Qué gran
maestra, amada mujer, al ofrecerte como voluntaria en un ambiente rígido,
mental y racional hasta los niveles más altos! Desde que quisiste “amar y
sanar” una situación que no era la tuya, con lo que estás viviendo
interiormente, el ambiente se ha flexibilizado y se ha aceptado sin dramatismo,
haciendo que aquello que has estado dando en la vida, de alguna manera se te
retorne. Ahora están por ti. Ahora velan por ti y te tienen presente como no te
han tenido hasta ahora, reorganizando sus vidas para incluirte de una manera
muy consciente. Ya no se te puede dejar sola en la mayor parte del día.
Te amo, y veo
como ahora, con aquel quien ha compartido su vida contigo, os estáis uniendo
desde el corazón, no desde el papel de hombre que trabaja y mujer que atiende a
su familia. Ahora os estáis uniendo desde el corazón, que es donde reside el
verdadero amor. Ahora ya no os complementáis. Ahora os acercáis y os unís.
Mi alma abraza a
la tuya, a la vuestra, amada pareja.
Sin ser
consciente aportas tu maestría aquí donde estás, expresando a los cuatro
vientos que lo más importante es el PRESENTE, porque es el único momento que
existe; que el tiempo no existe, y que viviendo desde el corazón es cuando
crearemos VIDA y podremos manifestar el AMOR que todos somos.
El alzheimer es
un gran maestro amoroso para el alma.
Gracias por ser
y estar, amada mujer. Gracias.
Mi Amor está en
ti y en vosotros dos.
La sanación
continúa. Todo tiene un sentido.
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