“Todos tenemos la capacidad de hacer de
nuestra voluntad la capacidad de crear la vida que nuestro corazón nos hace
sentir.
Cada decisión, cada aceptación es fruto de
nuestro potencial creativo.
La desesperación o
resignación en la vida no procede de nuestra esencia, sino del desconocimiento
de aquel quien somos en verdad. Esta verdad no se obtiene aleatoriamente en una
vida encarnada, sino que siempre ha estado con nosotros.
Lo que se entiende como
verdad es aquella energía que te permite ver con claridad y serenidad cualquier
aspecto de nuestro proceso, haciéndote sentir bien y teniendo la sensación de
haber anclado un firme pilar que, a cada uno, le permitirá ascender hacia la
plena manifestación de quien cada uno es.
No somos según nos han hecho,
sino según nuestra verdadera naturaleza. No somos humanos, sino divinos en la
materia para experimentar uno de los grandes procesos que un alma puede
experimentar. Nacer para no poder, no tendría ningún sentido existencial sino
hubiera detrás de nuestra presencia, o mejor dicho, dentro de nuestra materia,
el camino para transcender los supuestos obstáculos que en nuestra vida actual
podamos llegar a encontrar.
El camino es llano cuando hay
una consciencia y una manifestación según el amor y la luz que cada uno es.
Tuvimos que olvidarlo para un fin mayor, donde nuestra capacidad de recordar
abrirá las puertas de un nuevo planeta con una nueva vida (ya existe
actualmente).
Sentirnos indefensos e
incapacitados para vivir siendo nosotros, felices y apreciando la belleza en
nuestro entorno es lo acordado por cada uno para aportar una elevación, no de
nuestra propia alma, sino de todo el amado planeta en el cual nos encontramos.
Un fin superior comporta una elevación de cada una de las almas que nos
encontramos dentro de un cuerpo.
Siento el dolor en mi
interior cuando veo o siento la creencia en algunos pensando que nada pueden
hacer con su vida, habiendo llegado al punto que han llegado. Muchos viven una
incapacidad física; otros, una disminución mental o de sus facultades mentales
y otros, una bajada de brazos al pensar que no pueden hacer nada para cambiar
su situación.
Cuando se enseña a una joven
semilla, todavía bajo tierra a punto de eclosionar, que el sol es dañino y
morirá pronto porque en la superficie hay muchos insectos, plagas, cambios
bruscos de temperatura, inundaciones, temporadas de sequía absoluta, la joven
semilla se encierra en sí misma y va brotando y creciendo con mucha precaución,
sin dejarse ir del todo y desconfiando de todo lo que le rodea como posible
adversidad y contrincante en su proceso. La semilla tiene un gran potencial
para dar los mejores frutos en su vida, pero los miedos la contienen y al
mínimo contratiempo, se recoge en ella misma frenando su crecimiento. Prefiere
estar encerrada en sí misma y dejar de crecer y de mostrarse con todo su
resplandor.
La mayoría hemos crecido en
un ambiente parecido, donde las influencias externas nos llegaron a limitar
para poder creer firmemente en nuestro pleno potencial. Los años fueron
pasando, y los frutos esperados no llegaban. ¡Estábamos preparados para mostrar
una belleza y resultados máximos!, pero algo nos ha ido frenando, permitiendo
que fuéramos mostrando solo de cuando en cuando, parte de quienes éramos en
verdad.
La verdad no era que éramos
limitados, sino que la aceptación de lo recibido de nuestro exterior, hizo que
nos creyésemos inmersos en un mundo donde la inocencia y la pureza en el obrar
te hacían encerrar y distanciarte todavía más. El miedo apareció, negando tu
esencia para ser uno más sin rumbo ni capacidad de rehacer tu vida según tu
interior.
Se han necesitado muchos
años, muchas vidas para poder llegar a obtener una apertura de consciencia que
permitiera darte que cuenta que todo lo vivido hasta entonces ha sido una
ilusión. Los miedos, dudas, ofuscaciones, complejos, sentidos de inferioridad
llevaron al ser humano más humano, más limitado, hasta que llegó a tocar fondo.
Aquellos que podíamos ver una grieta de luz, nos adentramos en el silencio por
no ser comprendidos al expresar y obrar según existía una vida diferente a la
que se vivía. Lo que se había almacenado en nuestra mente, bloqueó nuestras
capacidades y nuestra voluntad.
Los tiempos fueron pasando, y
las mentes liberándose.
Seres con una firmeza en su
sentir, hicieron que ahora, parte de la humanidad empiece a aceptar que hay una
vida diferente a la que se ha vivido, donde tú puedes llegar a ser tú.
Estos son los tiempos donde
el despertar de las consciencias va abriendo camino en todos los rincones de la
Tierra. En todos los continentes, seres unidos por sus corazones permiten
abatir los desánimos y las creencias limitadoras que podían continuar
existiendo hasta el presente.
Cada vez somos más. Todos nos
elevamos, respetando la voluntad de cada uno. El libre albedrío, uno de los
denominados dones del ser que habita este planeta, puede permitir la
transmutación de una vida basada en el dolor y los miedos, para dar paso a otra
donde el amor, la paz y la unicidad consciente unan a todos los seres de este
mundo para vivir en armonía y hacer de la Tierra, una morada donde el Cielo
pueda instaurarse y crear una nueva vida basada desde el corazón.
“Toda creencia de incapacidad para
realizarse uno mismo es la manifestación de sus miedos del pasado, del dolor
adquirido y de la autoanulación de uno mismo”
Cuando la semilla chapotea
con el agua de la lluvia, jugando con ella, y viendo como sus raíces, con su
presencia le permiten enraizarse de una manera más profunda con la tierra,…….
cuando la semilla percibe los
rayos solares, sus energías sintiendo el empoderamiento en ella para abrirse
paso entre la tierra,…..
cuando la semilla puede
empezar a ver el cielo en lo alto y percibir la belleza de la noche con todas
las estrellas velando por ella,….
entonces, y solo entonces,
nuestra pequeña semilla, ahora ya brotando, emerge de la tierra, elevándose con
todo su resplandor para irradiar sus frutos y poder alimentar a su entorno y
todos aquellos que lo puedan llegar a necesitar, porque ella sabrá que los
frutos que ahora da, siempre serán en ella, aunque en algún momento deba de
acurrucarse en su interior, dejar ir todo lo del año pasado y brotar, en su
momento, con mayor resplandor dando unos frutos más suculentos y majestuosos.
La nueva consciencia nos
lleva a aceptar todo lo existente en nuestro entorno y lo que nos podamos
encontrar sabiendo que será parte de nuestro proceso, que nos permitirá
desplegarnos con toda nuestra magnitud y explayarnos para poder sentir en
nuestro interior la fuerza de la cual procedemos y somos, así como el sentido
superior por el cual estamos creciendo y fuimos a parar a esta tierra en la
cual nos encontramos, viviendo lo que estamos viviendo.
La diferencia entre mente y
corazón, es vivir en lo irreal cuando la mente predomina, o aceptar el presente como parte de tu
proceso de recordar, y así, llegar a conectar con aquel quien en verdad eres,
dejando de vivir en lo ilusorio para vivir desde el amor, cuando tu corazón te
guía.
El dolor siempre es temporal
hasta que uno quiera. El bienestar es tu estado natural que siempre habita en
ti. Este es tu poder, la capacidad de elección: ¿mente o corazón?
Eres el único responsable de
tu vida.
Desde mi corazón, que el Amor
y la Paz sean en cada uno de vosotros.
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