miércoles, 20 de diciembre de 2023

Jugando con el Amor

 

Había una vez un niño que se encontraba en un parque jugando con el Amor que llevaba siempre en él. De repente, se oyó un llorar. La madre lo reconoció, viendo que era su hijo quien lloraba. Se dirigió a él y le preguntó:

-         ¿Qué te ha pasado, hijo? ¿Por qué lloras?

-         Mamá, estaba jugando con el Amor, y se me fue, y al buscarlo no lo encontré. No sé donde está – le dijo llorando.

-         ¿Se te fue aquí ahora dónde estás?

El niño asintió con la cabeza.

A los pocos segundos, de repente se les acercó un pequeño pájaro, poniéndose delante del niño. Éste, cuando lo vio, extendió sus manos y el pájaro voló hacia sus palmas.

-         ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Lo he encontrado! – dijo el niño.

-         Qué bonito que es – le dijo su madre.

El niño dejó de llorar y empezó a acariciarlo.

La madre a continuación le dijo:

-         Tú, hijo, eres mi Amor. Contigo siento lo que nunca he llegado a sentir. Todos sentís el Amor, cuando os lo pasáis bien. Este Amor, lo tienes tú siempre dentro de ti – señalando su pecho. Cuando juegas y te lo pasas bien, sientes el Amor en ti. Todo lo bueno que te rodea y te hace sentir bien, es tu Amor.

-         ¿Y siempre lo tendré mamá?

-         Sí hijo, siempre ha estado dentro de ti, y siempre estará contigo, aunque parece que no lo tengas. Este pájaro vio que no estabas bien, y tu interior lo ha llamado para que vuelvas a sentirte bien. Por eso ha venido. ¿Estás bien ahora?

-         Sí – le respondió el niño.

-         Cuando uno juega y es feliz, está haciendo que su Amor le haga sentir muy bien. Por eso es importante estar bien siempre y no preocuparte. El Amor siempre te ayudará.

-         El Amor es mi amigo – dijo el niño sonriendo.

-         Sí, hijo. El Amor siempre nos ayuda a estar bien. Es nuestro amigo. Tú eres Amor. Yo soy Amor y papá es Amor.

-         Y el pájaro es Amor – añadió el niño sonriendo y acariciando al pájaro que tenía en la palma de la mano.

El niño por más que abría su palma, el pájaro no se iba de allí. Entonces el niño le dijo:

-         Puedes irte si quieres. Yo siempre te amaré.

Levantó su brazo y el pájaro al percibir las energías de aquel niño, emprendió el vuelo nuevamente. Se detuvo en una rama de los árboles que allí había, como mirándole.

El niño sonriendo le dijo:

-         ¡Adiós! – moviendo la mano como saludándole.

El niño, entonces, continuó jugando en el parque como lo estaba haciendo hasta ahora.

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