Una oruga, después de tiempo avanzar arrastrándose y ver a su alrededor otros animales que podían saltar y volar decidió hablar con Dios en relación a su manera de desplazarse.
Estando contemplando la luz de la salida del sol, expresó:
- Oye Dios, ¿cómo es que hay animales que pueden realizar más movimientos de los que puedo hacer yo? Me gustaría dejar de arrastrarme para emprender otras maneras de desplazarme y poder deleitarme más de la vida que estoy viviendo.
Esta luz solar que se elevaba en este nuevo día le respondió:
- Lo que hay en ti te permitirá iniciar una nueva vida en su momento.
- Pero yo quiero empezarla ahora – dijo la oruga.
- Todos los seres que habitáis esta tierra seguís un camino para llegar a vuestra plenitud y ascensión.
- Sí, pero yo solo puedo arrastrarme, e ir por el suelo, o como mucho trepar por un árbol hasta el nivel de las ramas. Sólo eso. Luego tengo que bajar, pero siempre en contacto con el tronco e ir nuevamente por el suelo. ¿No habría alguna otra manera de avanzar con otros movimientos?
- Vuestra evolución debe de seguir un proceso, el cual os llegará a elevar y empezar una nueva vida – le respondió Dios.
- A veces me he preguntado si estaré así toda mi vida en esta tierra.
- Tu vida cambiará notablemente. Debido a tu manera de avanzar te da la sensación que no podrás llegar allí donde te gustaría llegar a nivel de desplazamientos y hacer, pero cuando empezaste a ser oruga, ya acordaste seguir este proceso hasta llegar al nivel tan esperado por tu ser. Debido que estás siguiendo este sistema de vida actual, parece que no hayas de tener ninguna salida para los grandes cambios que se producirán en ti. (Pausa). Todos los que aquí habitáis, la mayoría no recordáis lo acordado. Vuestras vidas os pueden parecer limitadas y lentas, pero donde yo me encuentro, veo vuestra evolución para llegar a la belleza de vuestra plenitud ya manifestada.
- ¿Tardaré mucho para llegar a este nuevo estado?
- Deja que cada paso que des, te lleve allí donde acordaste. Llegará el día que irás a tu interior para luego resucitar siendo otro en relación a quien ahora eres. Entonces, sí que recordarás lo acordado antes de ser oruga y tus posibilidades a realizar. Este día no tardará en llegar. Al final, verás los resultados que ya empiezas a querer – le respondió Dios.
De repente la Luz abrazó a todo cielo que allí había dejando pensativa a aquella oruga.
Pasaron los días, y en uno de ellos, la oruga sintió que debía de subirse a una de las ramas de un árbol de los que allí se encontraban.
Una vez en una de ellas, hizo un encaje para no caerse y decidió relajarse porque sentía que así lo debía de hacer. Poco a poco toda su piel empezó a endurecerse como si fuera una protección de cara a su exterior.
La oruga decidió quedarse quieta y dejar que todo sucediera. Poco a poco su piel hasta ahora empezó a convertirse en una especie de coraza para poder protegerla en este cambio que se debería de realizar en ella.
Estando en su interior empezó a sentir su proceso en su existencia, empezando a percibir conforme ella estaba dejando de ser quien era hasta ahora para cruzar la salida hacia aquella quien en verdad era. Vio como su cuerpo estaba cambiando, percibiendo como en sus partes laterales iba creciendo algo que la abrazaba y la cubría a toda ella dentro de su protección.
Estuvo así un tiempo hasta que sintió que ya había llegado la hora de salir de donde se encontraba. Toda ella ya era otra. La crisálida donde se encontraba empezó a resquebrajarse hasta abrirse lateralmente y nuestra oruga manifestarse según ahora era. Poco a poco fue saliendo de allí cogiéndose con sus nuevas patas a una hoja que allí al lado se encontraba.
Cuando así lo hizo, sintió una gran liberación, un gran amor y una paz en ella que en tiempos pasados no los había llegado a sentir. Movió sus alas que tenía a ambos lados de su nuevo cuerpo y quedó asombrada por la nueva imagen y la plena sensación de libertad que sentía dentro de sí.
Movió un poco sus alas para que se secaran y pudiera aplicarlas según su función. Cuando llegó el momento, iluminó todo el espacio en el cual se encontraba mostrando su belleza y los movimientos que tiempo atrás deseaba tener. Este momento había llegado. La oruga dejó de ser oruga y se convirtió en una preciosa mariposa debido al tiempo que estuvo en su interior.
El vuelo tan esperado al final se realizó.
La mariposa encontró a otras parecidas a ella, e incluso a otras de diferentes colores, pero todas se aceptaban y se respetaban, porque todas veían en las demás, como una parte de ellas y la Unicidad que había con todo lo existente.
Su vida cambió y la Felicidad estuvo con ella.
Así ocurre con todos los seres que habitan este planeta. Ir al interior de uno le llevará a elevarse y emprender el proceso de elevación de todo su ser para manifestar e irradiar aquel quien en verdad cada uno es.
Tu vuelo aparecerá en su momento después de sentir aquel quien en verdad eres.
Así lo acordaste.
Así es y será.
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