Una vez una niña le
preguntó a su madre:
-
Mamá, ¿Quién
soy yo?
-
Tú eres mi
hija, cariño. Eres una niña que es capaz de hacer grandes cosas. Tú puedes
conseguir todo aquello que sientas en ti.
-
Mamá, yo ya
sé que yo soy tu hija, pero ¿Quién soy yo? Todo lo que veo no es como yo
siento. No veo que se hagan las cosas bien.
-
Tú eres un
ser que quiso venir a este mundo donde ahora yo también estoy – le dijo su
madre. Tú naciste aquí conmigo y papá, pero tú procedes de otro lugar. Todos
procedemos de otro lugar, pero para venir a aquí donde ahora estamos, hemos
necesitado un papá y una mamá, por eso somos tus padres, y tú nuestra hija.
-
¿De dónde
vengo, pues?
La madre acompañó a su
hija al balcón y le señaló el cielo.
-
Todos venimos
del cielo. Allí es donde nacimos para venir aquí donde ahora estamos. Cuando
nos morimos, volvemos al cielo. Todo lo que estás viendo que no te gusta, es
porque estás aprendiendo a querer estar bien, contenta y alegre. Por eso sientes
todo lo que no te gusta, para que no sigas con ello.
-
¿Pero por qué
los demás hacen cosas que no te hacen sentir bien?
-
Para que tú
aprendas y elijas todo aquello que te
haga sentir bien. Todo lo que no te guste, es porque tú decidas no estar con
esta gente, o aprender algo que debes de aprender. Eso depende de cada uno, de
cada persona. Yo también veo cosas que no me gustan y decido no hacer aquello
que no te hace sentir bien. Cuando estás con alguien que te hace sentir bien,
entonces estate con esta persona porque os sentiréis bien los dos juntos. ¿Tú
estás bien con alguien? – preguntó la madre a su hija.
-
Sí, con
Silvia, Marisa y Jana (compañeras de clase). Ellas son mis amigas.
-
Pues procura
siempre estar con personas que te hagan sentir bien.
-
Entonces,
¿Quién soy yo? – volvió a preguntar la niña.
-
Alguien que
ama mucho y sabe vivir. Eres alguien que sabe hacer aquello que le gusta y le
hace sentir bien. Eres una gran persona, una niña muy cariñosa que nos hace
sentir bien a nosotros, a papá y a mí. Tú tienes un gran Amor para ayudar a
aquellos que lo necesiten. Ésta eres tú – le dijo su madre.
-
¿Y tú también
eres así? – preguntó la niña.
-
Todos somos
así, pero no todos saben que son así. Tú sí que lo sabes, hija, porque sientes
dentro de ti todo aquello que no te hace sentir bien, o que alguien hace algo
que no hace sentir bien a otro. Cuando sentimos lo que nos hace sentir bien y
lo que no, entonces, ya estamos preparados para llegar a sentirnos bien y vivir
siendo felices. Papá y yo somos felices cuando estamos contigo. Es porque te
queremos y que tú te sientas bien con nosotros.
-
¡Sí! –
respondió la niña sonriendo.
Dicho esto, la madre y la
hija se abrazaron y sintieron que nunca están ni estarán solas. Se tienen a
ellas y a papá, a su marido.
La niña, entonces, se fue
a su habitación a jugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario