jueves, 8 de abril de 2010

Energías sutiles


El ser humano es energía permanente emanando una vibración u otra según su estado interior y su nivel de evolución. La vibración que se desprenda es el tipo de atracción que llenará su vida.
¡Hay tanta energía sutil no visible a nuestros ojos físicos! Hay un mundo lleno de vida, de diferentes vibraciones dispuestas a acercarse y unirse a aquellas que son parejas o iguales a las suyas. Cuando un cuerpo deja de latir, su energía queda dispuesta a seguir su camino, bien siguiendo la dirección de la ascensión, bien atrapada en nuestra dimensión queriendo continuar su voluntad a través de los humanos de energías más débiles.
Existen energías de diferente vibración. Las más densas, de baja vibración, se alimentan de la dualidad del ser humano que no quiere adaptarse a los nuevos tiempos y que su corazón se encuentra cerrado por el dolor sufrido a lo largo de toda su existencia. Del resentimiento, dolor, pena, infravaloración y miedos se alimenta esta energía de baja vibración, encontrándomelas adheridas a las personas desequilibradas y en ambientes poco limpios a nivel energético, o en lugares donde el desamor predomina. La falta de autoestima atrae a estas energías o entidades procedentes del mundo sutil de la denominada oscuridad, yendo a ellas, todas las almas o energías llenas de temor, remordimientos, culpabilidad, dudas, desconcierto o miedos en general. A veces entro en centros o domicilios y se encuentran allí, alimentándose de la inestabilidad del lugar o de la falta de poder de los que lo habitan.
Hay otro tipo de energías, a las cuales yo denomino benévolas o grises, pero que no son de luz propiamente dichas. De éstas, a lo largo de mi experiencia me he ido encontrando y a veces hacen dudar a aquellos que captan sus vibraciones porque ven que, por un lado ayudan a alguien, pero no acaban de ser del todo luminosas. Es cierto que el mundo de las energías es un mundo donde, al igual que en el mundo terrenal, humano, hay diferentes tipos de vibración. Éstas vibran un poco más alto que las primeras, pero tienen una limitación en ellas debido que su benevolencia no es desinteresada. Son entidades, energías, que no han acabado de transcender hacia la Luz y quieren ayudar a los humanos, pero con dominancia, con un interés para su ego. Se lo hacen propio y aquel ser “es para ellos. Les pertenece” porque su labor les hace sentirse importantes y les hace aumentar su vanidad y ego. Estas entidades necesitan alimentarse de la poca decisión de quien ayudan. Lo que hacen, en el fondo, es dominarlo y ordenarle lo que tienen que hacer. Ellos son sus dirigentes para hacer en todo momento lo que ellos quieren, cuando ha de ser el ser humano quien ha de dirigir y decidir en su vida. Cuando éste se apoya demasiado en “ellos” no siendo capaz de decidir por sí solo, es que hay una dominancia y una supeditación por parte del ser terrenal. Le hacen hacer lo que ellos creen que debe hacer, y no siempre sus “consejos” son del todo amorosos, sino por un interés personal. El ser humano, entonces, queda anulado haciendo caso, en todo momento, lo que según él, le dictan. Va perdiendo su poder con el tiempo.
Finalmente, hay un tipo de energías que son de alta vibración y están al servicio de la Fuente Creadora y Amorosa de la cual todos procedemos. Éstas, son energías etéreas y pertenecientes al mundo de la Luz. Son seres al servició de Dios que se encuentran en nuestra dimensión para ayudar a elevar les vibraciones de la humanidad. Ayudan a los seres humanos a seguir su camino hacia la Ascensión, cooperando con ellos y respetando su proceso de evolución. No imponen ni dictan su voluntad, sino que acompañan al ser encarnado en su camino hacia su divinidad. Estas últimas entidades son de una Luz brillante e intensa. Tengo que decir que hay de diferentes luminosidades e intensidad según el grado de vibración de ellas, pero su función es ayudar al ser humano, no a dictarle lo que debe de hacer en todo momento. Da prioridad a la toma de decisión del ser, dejándole que viva su proceso según sus decisiones. No intervienen a no ser que se lo pidamos y sus “consejos” siempre son en beneficio nuestro. Incluso a veces no intervienen cuando nosotros se lo pedimos para no interferir en nuestro libre albedrío y la evolución de nuestra alma. En relación a las segundas energías que he nombrado, éstas intervienen según su parecer, no siempre según el Plan Divino de la persona.
Los de esta tercera clase, cooperan con nosotros, no nos imponen. Nos acompañan y dejan que nosotros tomemos nuestras decisiones. Saben que nosotros somos seres perfectos y que somos capaces de decidir en nuestra vida y estamos preparados para seguir nuestro camino hacia la evolución de nuestra alma. No siempre nos contestan cuando preguntamos, en cambio sí, las entidades grises. Creen que ellas sí que saben y no siempre nos valoran.
Hay que estar atentos a su actuación en nosotros. Las primeras nos anulan. Las segundas nos dominan pero nos empujan a avanzar según ellos, y las terceras, nos aman profundamente de una manera desinteresada, pura e incondicional, respetando nuestro ritmo de evolución y colaborando en la Voluntad Divina, no así las dos primeras.
Estamos rodeados de un mundo sutil lleno de diferentes tipos de energías. Hay de mayor a menor vibración, o al revés, dentro de cada uno de estos grupos, pero no debemos de temer, porque nosotros somos quienes damos la orden de atracción de unas o de otras según nuestro nivel de conciencia y amor.
Somos Luz y Amor, pero debido que estamos viviendo en una experiencia terrenal no todos recuerdan quienes son realmente. Energías iguales se atraen, según una de leyes del universo. Según tú eres, de lo mismo atraes (del tipo de energías).
No hay que temer al mundo más denso a nuestra vibración, porque la Luz aleja y hace desaparecer a la oscuridad y la densidad se aleja y nada tiene que hacer con la alta vibración. Somos seres espirituales. Somos seres perfectos y puros. Nuestro nacimiento nos llevó a una dimensión llena de limitaciones por sus creencias y convencionalismos sociales y culturales, y eso nos limitó. Nos identificamos con ello y con el tiempo no hemos entendido porque la vida no nos ha sonreído. Bien, sabiéndolo, ahora es cuestión de liberarnos de todo eso y perder los miedos y alejar al ego de nuestra esencia. Entonces volveremos a conectar con nuestra divinidad. Ésta es una de nuestras finalidades al adquirir el cuerpo que tenemos para elevar a nuestra alma. Con el camino del autoconocimiento llegaremos a darnos cuenta quienes somos en verdad y no quienes nos pensamos que somos por como nos han hecho.
Somos Luz y Amor, y allí donde se encuentre un alma evolucionada, nada pueden hacer cien entidades de la “oscuridad”. El amor te protegerá vayas donde vayas. El amor es la energía de más alta vibración existente en el universo y tú, eres Luz y Amor.

Que el Amor y la Paz sean en ti.

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