Cierro los ojos, y el mundo interior se presenta ante mí. Es inmenso, luminoso y lleno de calma, armonía, paz y amor. Cuando me adentro en él siento como si fuera comprendido, apoyado y protegido por el universo. Esto me hace relajar todavía más, porque me doy cuenta que estoy en un lugar seguro. Mi vida toma sentido al sentir que estoy en el lugar adecuado a cada instante, y todo lo que vivo o viviré, será lo adecuado. No hay nada fuera de lugar. Todo está donde corresponde estar y mi situación es la apropiada para poner más luz y dar paso al verdadero ser que soy.
Aquí no existe el tiempo y todo ser realiza cuando ha de ser. Todo se rige por el corazón, para el mayor bien de nuestra alma. Sólo Amor rige este mundo donde vivo. Yo soy parte de él y Uno con Ellos, porque aquí hay otros seres como yo, llenos de comprensión, serenidad, luz y una paz inmensa. Todos somos Uno. Nada debo de temer con Ellos. Me dejo ir del todo porque me encuentro en Casa.
Estando aquí veo como la humanidad se eleva y el mundo es diferente al actual. Veo la gente feliz y llena de amor, comprensiva y respetuosa. Es un mundo donde se puede vivir en armonía, paz y la alegría de ser uno. Veo una gran luz que ilumina todo el planeta, y a la vez, este radia su resplandor por todo el universo.
Estando en Casa veo como legiones de entidades de Luz se aceran a la Tierra y están con los humanos, habiendo un intercambio constante de amor y gozo. La vibración de Gaia da pie a la llegada de entidades más allá de nuestro cielo. La Tierra es una unión con el Cielo.
La humanidad ha adquirido una conciencia que permite vivir en armonía con su entorno, habiendo respeto, tolerancia y aceptación hacia el resto de la humanidad y los seres que habitan sus espacios. Hay algún foco de resistencia, pero éstos, cada vez son más pequeños y débiles. La fuerza del corazón predomina en la nueva tierra, y el paraíso se manifiesta por doquier.
Muchos ya se han ido de esta dimensión terrenal yendo más allá de nuestro universo y los que quedan despiertan de su adormecimiento espiritual. La gente está dispuesta a abrirse y a aprender cada vez más deprisa.
Algunos de los maestros espirituales ya se han ido a otros lugares del firmamento para ayudar a otros seres de otras dimensiones. El firmamento está lleno de Amor, de la Voluntad Divina. La expansión se va haciendo cada vez más grande y rápida. La Tierra ha tenido un papel importante en este proceso amoroso.
Estando aquí, me doy cuenta de la importancia de los momentos presentes en nuestro planeta. Son tiempos decisivos para la evolución de las almas que la habitan. El presente que se está viviendo es de gloria y preparación para la realización de la Voluntad Divina. Todo lleva a la culminación de la presencia del Amor en nuestra dimensión. La Luz se está haciendo un lugar para hacer desaparecer la oscuridad que todavía se rebela para marchar.
Las almas que en este momento sienten la fuerza del amor en ellos saben de estos momentos y se mantienen esperanzados, serenos y con alegría por lo que está sucediendo en nuestro entorno. Son comprensivos y saben del por qué así está siendo. Son pacientes manteniendo su Luz encendida en todo momento para tranquilizar y serenar los espíritus de todos aquellos que se encuentran en su entorno. Mantienen las energías de la Tierra y dan la mano a la humanidad para hacerla avanzar en el camino hacia la resurrección. Ellas son las verdaderas fuentes del planeta, ofreciendo el alimento se que necesita en estos momentos tan esperados.
Desde aquí donde me encuentro la visión de nuestro caminar y hacia donde nos dirigimos es completa. Sólo hay Amor, Paz y Serenidad. Todo es harmonía y comprensión.
Os transmito este Amor y esta Paz a todos vosotros.
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Aquí no existe el tiempo y todo ser realiza cuando ha de ser. Todo se rige por el corazón, para el mayor bien de nuestra alma. Sólo Amor rige este mundo donde vivo. Yo soy parte de él y Uno con Ellos, porque aquí hay otros seres como yo, llenos de comprensión, serenidad, luz y una paz inmensa. Todos somos Uno. Nada debo de temer con Ellos. Me dejo ir del todo porque me encuentro en Casa.
Estando aquí veo como la humanidad se eleva y el mundo es diferente al actual. Veo la gente feliz y llena de amor, comprensiva y respetuosa. Es un mundo donde se puede vivir en armonía, paz y la alegría de ser uno. Veo una gran luz que ilumina todo el planeta, y a la vez, este radia su resplandor por todo el universo.
Estando en Casa veo como legiones de entidades de Luz se aceran a la Tierra y están con los humanos, habiendo un intercambio constante de amor y gozo. La vibración de Gaia da pie a la llegada de entidades más allá de nuestro cielo. La Tierra es una unión con el Cielo.
La humanidad ha adquirido una conciencia que permite vivir en armonía con su entorno, habiendo respeto, tolerancia y aceptación hacia el resto de la humanidad y los seres que habitan sus espacios. Hay algún foco de resistencia, pero éstos, cada vez son más pequeños y débiles. La fuerza del corazón predomina en la nueva tierra, y el paraíso se manifiesta por doquier.
Muchos ya se han ido de esta dimensión terrenal yendo más allá de nuestro universo y los que quedan despiertan de su adormecimiento espiritual. La gente está dispuesta a abrirse y a aprender cada vez más deprisa.
Algunos de los maestros espirituales ya se han ido a otros lugares del firmamento para ayudar a otros seres de otras dimensiones. El firmamento está lleno de Amor, de la Voluntad Divina. La expansión se va haciendo cada vez más grande y rápida. La Tierra ha tenido un papel importante en este proceso amoroso.
Estando aquí, me doy cuenta de la importancia de los momentos presentes en nuestro planeta. Son tiempos decisivos para la evolución de las almas que la habitan. El presente que se está viviendo es de gloria y preparación para la realización de la Voluntad Divina. Todo lleva a la culminación de la presencia del Amor en nuestra dimensión. La Luz se está haciendo un lugar para hacer desaparecer la oscuridad que todavía se rebela para marchar.
Las almas que en este momento sienten la fuerza del amor en ellos saben de estos momentos y se mantienen esperanzados, serenos y con alegría por lo que está sucediendo en nuestro entorno. Son comprensivos y saben del por qué así está siendo. Son pacientes manteniendo su Luz encendida en todo momento para tranquilizar y serenar los espíritus de todos aquellos que se encuentran en su entorno. Mantienen las energías de la Tierra y dan la mano a la humanidad para hacerla avanzar en el camino hacia la resurrección. Ellas son las verdaderas fuentes del planeta, ofreciendo el alimento se que necesita en estos momentos tan esperados.
Desde aquí donde me encuentro la visión de nuestro caminar y hacia donde nos dirigimos es completa. Sólo hay Amor, Paz y Serenidad. Todo es harmonía y comprensión.
Os transmito este Amor y esta Paz a todos vosotros.
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
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