En los orígenes terrenales, desde la aparición de
la consciencia, empezó a resurgir aquel ser que conectaba con la naturaleza y
podía llegar a sentir la paz y la belleza de todo lo existente. Sabía de la
importancia del universo conforme tenía que ver con su proceso, aunque quizás
no era lo suficientemente consciente hasta qué punto. Todo esto fue como los
primeros pilares del ser humano que hemos llegado hasta el día de hoy.
Posteriormente, debido a la conexión con la
naturaleza, estas almas se dieron cuenta que esta nos podía ayudar en nuestro
proceso diario. Podía crear estados de consciencia alterados, así como curar
todo nuestro cuerpo a través de las hierbas, o incluso, equilibrarnos con la
presencia de las piedras que les rodeaban. Así fue subiendo peldaños en el
proceso evolutivo de su alma, donde con el tiempo, se conoció como el
curandero, hasta dominar los elementos de su entorno, dando vida al chamán.
La época chamánica duró muchos años, algún que
otro siglo, basándose en la naturaleza y todo aquello que ella le ofrecía. Para
llegar a chamán, uno debía de pasar, en según qué lugares, por diferentes fases
o pruebas para poder liberarse de los miedos y poder purificarse, hasta el
punto que se crearon unas iniciaciones para pertenecer a tal grupo u otro, como
chamán. Lo que todos coincidían era que se había de hacer morir al ser que se
había manifestado hasta el presente hasta llegar al nuevo ser que había en cada
uno que permitía liberarse de todo lo terrenal para entrar en las sendas de lo
espiritual.
El tiempo fue pasando, dejando atrás los magos,
wiccas y brujos, curanderos, incluso, los chamanes.
Nos encontramos en un punto del proceso de la
humanidad, del ser que quiere transmutar la dimensión que nos encontramos para
conseguir vivir en la cuarta, e incluso en la quinta, en esta biología. Necesita
dar nuevos pasos para elevarnos según las energías que vivimos actualmente y
que se nos facilita más allá de donde vivimos. Hemos llegado a una fase del
desarrollo del ser en su condición humana que se nos está invitando a dar
nuevos pasos para subir los peldaños superiores al chamanismo, como éstos
fueron en su momento para los brujos, magos o curanderos de antaño. Las
energías así nos dicen.
¿Qué quiere decir esto? Pues que hemos de volver a
morir para resucitar, y esta vez a una vibración superior a como vibrábamos
hasta ahora. No podemos alimentarnos de lo que sobró ayer y tiramos a la
basura. Cada día hay un nuevo alimento que hemos de aceptar y cocinarlo. La
despensa interior siempre está llena, no aprovechando las sobras del día
anterior o los alimentos caducados, o incluso, como en la edad media, con un
aroma a putrefacción, que con unas hierbas aromáticas lo solucionaban en el
momento de cocinar y presentarlo en la mesa de los comensales. Ya no es
necesario que nos alimentemos de lo que sobró antes de ayer. Los tiempos actuales nos alimentan diariamente y en
abundancia, todo y así, parece que haya alguien que quiere contar,
exclusivamente, con lo que se alimentó tiempo atrás. Ahora hay mucho más que
yuca, arroz, patata o gallina. Nuestro alimento, a nivel físico, es mucho más
variado. Bien, exactamente igual a nivel espiritual.
Hemos llegado a un punto que hemos de volver a
morir, para renacer y resucitar al verdadero ser que somos. Aquel ser que
nuestra alma sabe, y en el fondo, nosotros también, pero debido a los apegos a
lo que fuimos, no nos ha permitido actualizarnos debido a los miedos de lo
nuevo, mucho mejor para nosotros, que la vida nos ofrece.
Las épocas del curandero, del brujo y el chamán,
ya han caducado. Han quedado obsoletos. Necesitamos una nueva iniciación para
poder morir del todo, y mostrar aquel quienes somos, saliendo de la crisálida
de nuestra esencia. Creamos un ser que estaba conectado con la tierra y el
universo. Fue un paso importante, pero solo era parte de la casa, no de toda
ella. Ahora el hogar que necesitamos finalizar requiere que acabemos las obras
que iniciamos mucho tiempo atrás. Muchos se pensaron que las primeras obras ya
eran la casa en sí, pero falta concluir la obra que iniciamos. Bien, esta es la
hora esperada. Ahora tenemos la oportunidad de decir en voz alta: ¡Sí! ¡Éste soy yo! Mientras, todo han
sido peldaños del proceso de nuestra consciencia, de la historia del ser
humano. Agradecemos a aquellos que fueron los seres que despertaron y dejemos
que el verdadero nuevo ser, completo, se manifieste con toda su plenitud. Ya no
tiene cabida la hora de los magos, brujas, ni chamanes. Todos han tenido su
tiempo glorioso y álgido, pero solo sirvieron para poner nuevos pilares en el
proceso del avance de la humanidad y ayudar al planeta Tierra.
Hemos de volver a morir para resucitar. Lo he
dicho más de una vez, y a consciencia, para que os quede bien gravado en
vuestro interior. Ya no es necesario ser una oruga o continuar encerrado en la
crisálida. Ahora toca mostrarnos tal como somos, según la divinidad de cada
uno. Ahora ha llegado el momento de mostrar la divinidad que siempre ha estado
en nosotros y ha esperado su turno para cuando las energías fuesen las
adecuadas para poder manifestarse con el máximo resplandor, para todos aquellos
que así lo decidan. Ahora se te está diciendo que ya no es necesario sentirte
limitado, impotente y dolorido por la presencia de ciertos sentimientos no
comprendidos, o de un cuerpo que no responde tal como tú quieres. ¡YA NO! Lo que se os está diciendo es que
vosotros, ya no debéis de ser vosotros tal como erais. Vosotros tenéis un
tesoro en vuestro interior, que siempre ha estado y preparado para cuando
poseyeseis la llave y la abrieseis. Muchos os decís que lo que habéis hecho
hasta ahora ya os está bien. ¡De acuerdo! Se os respeta. Algunos decís que lo
que habéis estado haciendo todavía es válido. Una cosa es lo que habéis hecho,
y la otra, el potencial esperando a ser manifestado. Cuando decís que lo que
estáis haciendo es lo correcto, estáis diciendo: “viviendo así ya me está
bien”. ¿Seguro que no quieres sentir la intensidad del amor, la paz y la
alegría de vivir en ti, sabiendo que todo te está siendo dado y nada te falta?
Bueno, si así es, se te respeta. Cuando la humanidad se haya dividido en dos
grupos: los que han decidido decir un ¡Sí! rotundo a la llamada de la voluntad
divina en cada uno y los que se han apegado a un pasado obsoleto, sintiéndose
empujados a dar nuevos pasos, resistiéndose a hacerlos, las diferencias entre la Luz y la oscuridad quedarán
bien marcadas, creándose cada vez más, un abismo entre las dos maneras de
sentir y vivir. Cuando la Luz
del ser consciente y despierto a su divinidad,
los que hasta ahora se han negado empezarán a clamar una nueva
oportunidad, porque habrán necesitado ver para creer. Todo y así, habrá quien
se apegará a su viejo ser. A estos no les tocará más remedio que despertar a
otro nivel diferente al de la Tierra. Cuando
transciendan, volverán en otro lugar a años luz de donde nos encontramos, donde
las energías serán las adecuadas a ellos, no en esta nueva tierra de más alta
vibración.
Nos encontramos en estos tiempos donde el ser
necesita pasar por un nuevo proceso de transmutación, digámosle iniciación.
Necesitamos volver a morir, para renacer. No tengáis miedo a dar este paso,
porque no estaremos solos, y nuestra alma nos está llamando a la puerta
constantemente, diciéndonos: ¿Todavía no te has decidido? Cuando más lo vayamos
dejando, más sentiremos los movimientos interiores. Deja que las obras de tu
hogar interno finalicen. Después notaremos el vacío de la huída de la densidad
habida en nosotros y la sensación de expansión y liberación absoluta de nuestro
ser. La libertad que sentiremos en nuestro interior nos permitirá sentir y
experimentar sensaciones preparadas exclusivamente para nosotros. Tus
habilidades cambiarán y algunas se potenciarán a niveles imaginarios. Los
sentimientos más sublimes se manifestarán sin provocarlos. Sentirás diferente.
Verás la vida diferente y sabrás lo qué es disfrutar y expresar la divinidad
que hay en ti. Entonces, tú serás tú, cuando así sea. Entonces, sentirás la
divinidad que eres. La intencionalidad por la cual fuiste creado, empezará a
mostrarse plenamente, escuchando a tu corazón y haciendo en todo momento
aquello que te dicte.
Ha llegado la hora de enterrar al viejo ser que
hay en nosotros de una vez por todas, para abrir la puerta a la Luz del nuevo ser que hay en
ti.
Los tiempos han cambiado y aquello que fue, ya no
tiene cabida hoy. Aquello que está siendo dentro de cada uno llevará a abrir
los canales de la humanidad para que trascienda y liberemos la oscuridad, la
densidad en la cual ha estado atrapada durante siglos.
Y todo,
porque así debía de ser. El alimento de ahora es otro.
La divinidad que hay en ti está llamando a tu
puerta. ¿A qué esperas abrirla?
Hagamos de este planeta, un lugar donde el Cielo
se manifieste en la Tierra.
Sólo existe el amor, y solo desde el amor podemos
crear vida divina, donde todas las divinidades sean Una aquí en la Tierra.
Desde mi corazón, un abrazo de coraje y que el
amor y la paz sean en todos vosotros.
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