Poder llegar a dar una respuesta, a veces es
suficiente para notar que ha habido un aprendizaje. ¿Qué ha cambiado en mí?
En medio de la espesura religiosa que nací y
empujado hacia la integración mayoritaria de mi entorno, quedé sumergido en una
nebulosa mental y espiritual, creando a un ser tímido, con un gran sentido del
ridículo y con un complejo de inferioridad, incapaz de valorarse según su
interior clamaba.
Han pasado los años de aquellos tiempos donde mi
ser se balanceaba entre el querer desaparecer del entorno donde me encontraba y
el integrarme según las creencias establecidas, queriendo ayudar, siempre, a
los demás.
Dirigente de dinámica de grupos, preocupación por
el mundo infantil, comprendiéndolo y sabiendo exactamente qué necesitaba cada
uno para no mostrar la rebeldía y pataleta manifestada cada dos por tres, creador
de movimientos juveniles, maestro de escuela, profesor en diferentes áreas
artísticas, etc., fueron algunas de mis experiencias en relación a los demás.
¿Qué ha cambiado en mi vida?
Fui perdiendo las hojas de mi pasado, como un
árbol se libera de las suyas a cada estación para rebrotar con más fuerza la
próxima vez.
Perdí los frutos basados en lo que fue de mí,
reafirmando aquello que sentía. En todo momento fui protegido por Rafael y los
ángeles de la sanación. Nunca he estado enfermo, aunque de huesos rotos, alguno
he tenido, pero no ha pasado de aquí. Se restablecieron y continué con mi
camino.
Ahora miro atrás y veo la desnudez de mi presente.
Todo disfraz, máscaras, amarres, resistencias, ego y miedos, han ido cayéndose
por el camino. Aprendí a no temer y a confiar. La vida me llevaba de aquí para
allá y en cada nueva vivienda que iba habitando, parte de mí se desprendía.
Llegué a esta vida con una serie de capacidades y motivaciones,
entendiendo ahora el por qué de ellas, debido que mis curiosidades personales
me llevaron a conectar y expresar parte de mi pasado, vaciando parte de los
lastres acumulados en otros tiempos.
Cuando miras atrás y te preguntas qué cambios han
habido, sabiendo de tu momento actual, observando lo que fue desde la cima de
un acantilado, te das cuenta que se ha producido una Liberación. El que
fui ya no existe. El que soy es todo un potencial al servicio del corazón y la
liberación de las almas.
Por el camino he tenido que ir cortando lazos que
me ataban a una limitación del ser. La apertura a lo desconocido en mí propició
el desencadenante del empezar a mover la rueda del cambio. Cuando me di cuenta
que algo en mí reclamaba ser indagado, me adentré en el vórtice de empezar a
fundir todas las capas de mi infancia y adolescencia, liberando parte del ser
que ahora manifiesto. Las corazas empezaron a desaparecer, y a través del dolor
de la soledad y la incomprensión de mi entorno, fue forjándose la Luz que ahora hay en mí.
Fueron momentos donde mis emociones y sentimientos estaban desbocados en el
silencio, y mi vida, excepto en momentos concretos, fue quitándome todo aquello
que tenía como posesión material, lentamente, como una exquisitez del camino
para llegar a una posible plenitud.
No había manera de tener una pareja estable, ni un
domicilio para siempre. Nada de eso era posible en lo que fue mi pasado.
¿Cómo alguien que vive situaciones de este tipo, no ha de cambiar algo en su
esencia? Todo comportaba un aprendizaje, ¡Si! un aprendizaje que me di cuenta
que era tal, con el tiempo, y sobre todo, ahora que soy consciente que lo miro
desde una nueva perspectiva.
Aprendí lecciones con los mejores maestros/as que
la vida me podía ofrecer. Fui un afortunado, al no poder tener una relación de
pareja con la persona que quería. La siguiente siempre era la que quería.
¡Bueno, ¿no creéis que había algo que no estaba funcionando? ¡Claro que
sí! Llegó un día que empecé a darme cuenta que cada una de ellas me aportaba
algo nuevo.
Tuve muchos altibajos en mi sendero laboral.
¡Bienvenidos sean! No hay nada mejor que momentos de escasez para llegar
a la maestría. De la abundancia a la pobreza, del acomodamiento a la incerteza
de saber qué será de ti a partir de ahora. ¡Cuánta lección y amor había en mi
vida! A pesar de todo, continuaba levantándome cada día, atrayendo a aquellos seres
que potenciaban mis dones para llegar a ser quien ahora soy.
Relajado desde la cima donde me encuentro veo como
un nuevo día se alza ante mis ojos, dándome la bienvenida a él y sintiendo los
regalos que tiene preparados para mí.
Mi vida ha cambiado ¡Desde luego que ha cambiado!
Como se diría: ¡quién me ha visto y quién me ve! Cuando nos mostramos
con la desnudez del amor arropándonos e irradiando la Luz de nuestro interior como
faro en las tinieblas, entonces, es que alguien ya no es quien era. El ser de
la dualidad ha abierto las puertas de su integridad. Al despojarnos, poco a
poco, como la serpiente con su muda, queda un nuevo ser, más amoroso, elevando
sus vibraciones para permitir que la mariposa pueda mostrarse con todo su
resplandor a su entorno.
No queda nada de aquel chico tímido, inseguro e
infravalorado por él mismo, sintiendo en su interior algo diferente en relación
a su ambiente familiar y social.
Recordar fue su amuleto. Recordar quién era en
verdad y tener la confianza plena que todo podía cambiar de un momento a otro
no dejándose influenciar más por lo que oía a su alrededor. Recordar quién era,
y más adelante, de dónde procedía fue primordial para liberar su alma y
conectar con su divinidad.
Soy feliz. Entiendo la vida y ésta me ofrece los
frutos de mi intencionalidad. Aquello que necesito me es dado. Las puertas de
mi voluntad van presentándose ante mí y abriéndose, a la vez, a medida que me
aproximo a ellas, y cuando las traspaso y me adentro, todo parece cambiar como
si mi presencia fuera el detonador para que así sea. Esté donde esté veo mi
potencial amoroso manifestándose.
Veo la vida y oigo las palabras de dolor y
limitación de aquellos que ignoran las oportunidades ofrecidas por su corazón.
He aprendido a aceptar y respetar. He aprendido a no intervenir sino me lo
piden. He aprendido a ser yo aunque en mi entorno haya una tempestad.
Ahora hay calma y serenidad en mi interior. A
veces me encuentro con el Hogar, conmigo mismo y siento la pureza de quienes
somos y la verdad se presenta como la divinidad abrazándote y dándote la
calidez de una Madre y la protección de un Padre. Padre y Madre en un solo
instante, Uno con mi esencia, como parte del ser que ahora soy. Todo en mí y a
través de mí. Uno con todo y todos.
¿Qué ha cambiado? Mi actitud ante la vida, basada
en unos nuevos pilares de amor, confianza, fe, y sintiendo la divinidad en mí.
Recordar ha sido la llave para abrir las puertas
del corazón que permite llegar a la
verdadera esencia que cada uno es. Cuando así es, sientes a Dios en ti y nada
temes. Sabes que no estás solo, y que todo te será dado en el momento y lugar
adecuados.
El aprendizaje te lleva a la sabiduría, y cuando
esta empieza a aparecer en ti, el Cielo empieza a manifestarse en la Tierra.
Siento agradecimiento por todo lo vivido y lo que
se me ha dado a cada instante, porque ahora, desde aquí, me doy cuenta que era
lo mejor para mi alma.
Aprendí a estar solo y a sentirme bien conmigo
mismo.
Aprendí a escuchar el silencio, a no juzgar ni
criticar, a fluir y aceptar aquello me era dado en cada instante.
Aprendí a no preguntar y, sobre todo, a sentir.
Aprendí a…..responsabilizarme de mi vida y saber
que era yo quien lo creaba.
Todo esto aprendí, y más sobre mi ser y las
consecuencias que esto comportaba. Experimenté sin prisas, y la paciencia y la
confianza me llevaron a la maestría de mi presente.
El camino continúa y mis pasos me llevan a nuevos
lugares. Noto los cambios en mí, también, como alma encarnada. Los siento pero
esta vez, soy yo quien sabe del proceso y el por qué. Ahora es mi consciencia
que les abre las puertas y los acepta porque veo hacia donde se dirigen. Ahora,
desde aquí donde me encuentro, no estoy solo y los que me acompañan del Hogar,
nos sonreímos al echar una ojeada a lo que fui. Ellos se alegran y yo me
siento un afortunado.
Pase lo que os pase en vuestra vida, no
desfallezcáis. ¡Continuad adelante mientras vuestro corazón os aliente a
hacerlo!
No hay nada que viváis que no podáis superar.
Aceptad y aprended sobre vosotros porque sois vosotros quienes habéis llamado
esta situación, esta persona o estos momentos. ¡No temáis! ¡No estáis solos aunque
así os parezca! Nada más lejos de la realidad. Una cosa es la realidad, y otra la VERDAD. No os dejéis llevar por
la realidad que os rodea, porque ésta está infundada por el miedo de la
limitación humana. Id a vuestro interior y escuchad a vuestro corazón, porque
él os llevará a la Verdad.
La sensación de libertad es inmensa.
La sensación de desapego, absoluta.
Me siento en Casa, en mí, ahora y aquí.
¡Yo Soy el Hogar aquí en la Tierra !
Desde la cima donde me encuentro veo las almas
elevándose, uniéndose y despertando de su somnolencia. Las diferencias unen, y la Luz en los corazones deslumbra
cada vez más con su intensidad, irradiándola por doquier estén donde estén.
Desde el Hogar, solo hay Amor para el ser humano
en proceso de Ascensión. Nada es lo que parece porque todo lleva la
intencionalidad divina de la creación.
Ante esto, me despido por hoy, abrazándoos a
todos, deseando desde mi corazón, que el Amor y la Paz sean en cada uno de
vosotros.
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