Sé paciente, porque lo deseado ya se te ha sido dado.
Deléitate de tu presente porque él te va a llevar a tu realización. Deja que
las aguas te lleguen. No quieras seguir río arriba para llegar antes a ellas.
Aprende a saber sentir la magnitud de tu presencia en tu ahora. En esto consiste el proceso. No debes de luchar para
conseguir. Relájate para que todo te llegue.
Nuevas aguas procedentes de lo más alto están en camino
para tu alma. Prepárate para recibirlas porque pronto llegarán a ti. Cuando así
sea, bébelas sin prisa, porque la Fuente de la cual emanan es permanente. No
guardes, no ahorres, porque siempre llegarán a ti. Sólo tendrás que alargar tu
mano y en ella se posará el alimento que saciará tu sed y tu hambre. Ahora deja
que tu presente avance en la serenidad y el sosiego de tu corazón porque
aquello que debe revelarse en ti lo encontrarás en la integridad de tu ser.
Llegó el momento de abastecerte según lo acordado, y las puertas de lo más alto
han sido abiertas para que tú puedas entrar y ser uno con nosotros. Esta
unicidad permitirá que tu alma aprecie los instantes que estás viviendo en tu
proceso sin anhelar más de lo que ya estás percibiendo en tu vida. Encuentra la
belleza y el sentido de tu existencia en cada instante de tu presente, porque
recuerda que éste, te llevará a apreciar la abundancia en tu vida.
Ahora déjate llevar por las manos que mecen cada alma
desde el Hogar. Siente como tu interior se va apaciguando, a la vez que el
convencimiento de nuestra presencia y de quien eres te lleve a la manifestación
de tu verdadero ser, mostrándote con toda tu plenitud.
Ha llegado la hora anunciada. Deja que lo previsto llegue
a ti; cuando así sea, entonces sabrás de las razones de todo lo vivido hasta
ahora. Mientras, goza y disfruta de tus momentos actuales porque son la llave
de tu voluntad interior.
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