Hay momentos donde la resignación, la pérdida de sentido en tu vida, la apatía, la oscuridad del ser invade cada rincón de tu interior. No encuentras el sentido de continuar viviendo y la ilusión, la alegría y el coraje quedan muy atrás de donde ahora estás. Ya no te acuerdas de ellos y no ves un camino ante ti.
Ves como tu vida se derrumba, cae rápidamente toda
construcción que pudiste hacer en un pasado y ves las estrellas encima de ti y
la incomprensión a tu alrededor. Te has quedado sin nada. Ves como la vida te
ha ido desalojando de todo lo almacenado a lo largo de tu andar. Pierdes algo,
luego lo otro, y así hasta darte cuenta que ya no tienes nada, excepto a ti,
pero tú no te das cuenta porque tú te identificas más como un trozo de carne
que un ser vivo, amoroso y con un potencial resguardado en lo más profundo de
tu interior. No eres consciente de quién eres, solo del hecho de ver que lo
material ha ido desapareciendo de tu vida. ¿Qué tienes? ¡Nada! ¿Seguro?
A veces, digamos la vida, para que empecemos a
encontrarnos a nosotros mismos, nos desaloja de todo lo visible para que
entremos en contacto con aquella parte de nosotros que es el pilar de nuestra
existencia.
A veces la vida, nos da una nueva oportunidad en la
escasez para que despertemos y empecemos a “reflotar” en nuestra vida.
A menudo, cuando vemos que todo se cae, se derrumba y no
hay por dónde coger nuestra vida, es cuando la oportunidad empieza a emerger de
nosotros para plantearnos qué es lo más importante en el ser humano, en nuestra
vida.
Vivir en una ilusión, rodeados de materia sin
consciencia, nos limita y nos priva ir a la verdadera esencia que da sentido a
nuestro ser. Nos distraemos, nos confundimos por el solo hecho de tener un
cuerpo, y esto hace que distorsionemos la vida y aceptemos un papel de nosotros
en ella, alejado de quien somos en verdad.
Nada es lo que parece, por eso, cuando la vida parece
desaparecer de ti, dejándote a merced del supuesto azar, es cuando más está
velando por ti y cuidándote.
Somos el ser humano que nos aferramos con nuestros miedos
y resistencias a dar el gran salto por el cual hemos venido en esta vida. Es
entonces cuando el universo nos da una nueva oportunidad para que despertemos
del letargo espiritual en el cual nos encontrábamos.
Cuando parece que nuestra vida se encuentra en medio de la
nada y nuestros sentimientos son de huida, o dejar de vivir porque nada tiene
sentido para nosotros en este momento, piensa que la noche también se acaba y
es temporal, para luego dar cabida a la luz, el sol radiante de tu ser.
Cuando vivimos momentos de oscuridad, sin encontrar una
salida clara en nuestra vida, no sabiendo qué hacer a partir de ahora y no
podernos valer por nosotros mismos, pensad que después de la tempestad, viene
la calma. Confiad. Confiad. Es verdad que ahora os sentís poca cosa,
insignificantes, la cosa más mundana y pequeña que os podáis imaginar, pero
estas sensaciones asociadas a la noche
oscura del alma, pasará. Tocar fondo para resurgir de las cenizas como el
Ave Fénix. Todo lo vivido es temporal. No es al azar.
Pasamos por estos momentos donde parece que los demás
hayan sido los elegidos para vivir y tú para ser una especie de marginado y sin
suerte en la vida. Nada de esto es cierto. El aprendizaje de estos momentos son
enormes.
Cuando todo esto sentimos y vivimos en nuestra propia
piel, no desfallezcáis porque os encontráis en un cambio profundo en vuestra
vida, y no es del tipo que os podéis pensar, sino para que podáis encontrar
aquel quien en verdad sois. La vida os apoya y os da un empuje para que podáis
abriros y busquéis a aquel que necesitáis encontrar: a vosotros mismos. Sí, la
vida os está facilitando el camino.
No tenéis nada o muy poco pareciendo que la prosperidad
ha pasado de largo de vuestra puerta.
Amados, no dejéis que aquel quien no sois pueda con
vosotros. Empezad a id a vuestro corazón. Cuando tengáis la sensación que ya
todo en vosotros se acabó y no tenéis donde cogeros, pensad que todavía os
tenéis a vosotros.
Aunque tengáis que dejar vuestras propiedades, como el
coche, la casa y otros elementos; aunque tengáis que pedir ayuda para comer,
yendo incluso a comedores sociales o Cáritas; aunque os sintáis incomprendidos
y no podáis seguir el ritmo que se os impone desde vuestro exterior, pensad que
todavía os queda LA SALIDA, y ésta, sois vosotros mismos.
No tengáis miedo. Adentraros en la niebla para cruzarla y
quedaros quietos en vuestro corazón. Sentid la paz, la calma y dejad que
vuestras ilusiones de un pasado se presenten en el ahora, justo en estos
momentos, donde parece que la vida se acabe con vosotros. ¡Todavía os tenéis a
vosotros! Sí, sin nada,…. pero a vosotros.
Hay una fuerza, un empuje que ha quedado al margen de
vuestras decisiones hasta el presente, pero se encuentran todavía allí,
esperando ser llamadas para venir a vuestro encuentro y ayudaros.
Hay un Amor, fruto de vuestra semilla innata como ser que
sois, esperando ser regado para florecer y mostraros los más suculentos frutos
para vuestro bienestar. Siempre ha estado con vosotros. Sólo espera que lo
reguéis con poner atención a vuestro corazón.
Hay un ser no manifestado que se acordó en su momento que
un día se mostraría al mundo después de experimentar la tierra adobada para que
pudiera mostrarse resplandecientemente al mundo, a vuestro entorno.
Esta tierra trabajada y adobada es lo vivido hasta el
presente.
Si has pensado en dejar de vivir, que así sea, pero para
dejar de vivir como lo habías hecho hasta ahora, debido que no hay más dolor en
la vida que alejarse de quien es uno mismo.
La vida es tu aliada y te ha mostrado el camino para
llegar a ti. Todavía estás vivo/a, sientes, ves, te desplazas y puedes oír. No
nos infravaloremos pensando que somos lo que tenemos. Somos lo que sentimos, y
este sentir depende de nosotros.
El libre albedrío, a veces, nos hace tomar decisiones
para que aprendamos de nosotros mismos, por eso hemos llegado hasta este punto
de nuestra vida. ¿No crees que somos amorosos por el hecho de alertarnos a
nosotros mismos de haber llegado hasta aquí?
Ánimo y piensa que el ser maravilloso que eres está
llamando a tu puerta. No es importante lo que hiciste, sino lo que puedes hacer
a partir de ahora.
A veces necesitamos no tener nada para empezar una nueva
vida, desde cero, según queremos. ¡Gracias!
No estás solo/a.
Que el AMOR y la PAZ sean en todos vosotros.
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