Mi
vida se despliega ante mí, la parte justa para poder dar nuevos pasos. El
camino enrollado, como una alfombra guardada en el armario esperando el momento
adecuado para ser extendida, ahora veo ante mí como lo finito se convierte en
infinito e ilimitado. Ando sabiendo que a cada paso dado, mi camino se va extendiendo
para darme la dirección a seguir.
Todo
se muestra. Todo se desbloquea a mi paso, porque ha llegado la hora de poder
llegar a la realización de mi misión.
Llegó
un punto de mi sendero que me llevó a un acantilado, a un abismo que separaba
mi presente del nuevo ser.
Veía
que no había más salida que finalizar mi trayecto, pero algo inesperado
sucedió. Desde la serenidad de mi ser en aquel punto muerto que parecía
encontrarme, apareció una pasarela que cruzaba la distancia entre quien
manifestaba y quien era. Ésta parecía estar suspendida en el aire. Surgió de la
nada y mi alegría fue grande. Con la paciencia de la esperanza y Fe en mí, la
llave de mi trayecto giró y lo imposible se convirtió en realidad: el puente de
mi plena integridad y realización.
La
crucé y a medida que iba poniendo ahora un pie, ahora otro, la pieza que dejaba
atrás iba desapareciendo. Sólo miraba el presente donde se encontraba mi
seguridad y mi nueva vida. Los pasos dados eran meticulosos. A cada uno de
ellos me iba inundando una emoción intensa. Sabía que estaba cruzando el puente
hacia mi Ser.
Finalmente
llegué a la otra orilla. En un principio no quise girarme. Estando ya en tierra
firme, di otro paso más y entonces fue cuando me atreví a darme media vuelta y
ver como ningún sustento había entre un lado del abismo y otro. Había llegado,
siendo aparentemente imposible el cruzar esta distancia.
De
repente oí unas voces celestiales, como un susurro por todo mi alrededor. Era
una melodía nunca oída, como si procediese más allá de donde me encontraba.
Ésta me hacía sentir una plena emoción amorosa en todo mi ser. Lo que en estos
momentos sentía pertenecía más allá de lo que conocía hasta ahora. ¡Podía ser posible
tanta plenitud en mí! Sentía un amor puro e incondicional en mi ser que me
hacía liberarme de todo control realizado hasta mi presente. Todo se liberó.
Veo
como seres de Luz van acercándose donde yo estoy, percibiendo una comunicación
de su parte hacia mí, como si me dijeran que este cruce que he llegado a
realizar, no siempre estará disponible, y que llegará un momento que ya no
podrán cruzar la distancia.
-
¿Y entonces? – como preguntándoles.
-
Cuando llegue su momento dejarán esta tierra – refiriéndose a los que
no la lleguen a cruzar.
Siento
una gran fuerza en mí, pero no física, sino de espíritu, como si tuviera la
certeza de conseguir aquello que siento firmemente en mí.
-
¡Anda! Continua tu camino – me dicen quienes allí están.
-
¿Hacia dónde? – les pregunto.
-
¡Adelante! – invitándome a no estar quieto.
De
repente voy a dar un paso y veo como dos ringleras de seres de Luz me indican
el camino, alegrándose de mi presencia con ellos.
-
¡Adelante! – me vuelven a decir al unísono.
Avanzo
entre ellos, sintiéndome protegido, guiado y amado como no lo había sentido
hasta ahora. Todo es Luz.
A
cada paso dado, va intensificándose cada vez más esta sensación amorosa en mí.
Es como si fuera dejando atrás toda densidad que pudiera contener mi cuerpo, a
pesar de todo el trabajo realizado por mí, al otro lado del abismo, para
liberarme de aquel quien no era.
Me
encuentro con una Gran Luz en medio de mi camino. Todos sonríen. Sin palabras
me invitan a entrar en esta Luz que hay ante mí.
Entro
y me siento como si estuviera viviendo lo que la vida me depara a partir de
este momento, y que hasta hace poco, eran mis voluntades en relación a mi existencia.
Siento
las energías de aquellos momentos en el ahora actual. ¡Hay tanto Amor en mí y
en aquellos que me rodean! Siento la Divinidad Superior allí donde me encuentro
(estaré). Siento la presencia del Cielo aquí en la Tierra. Siento el Ser en el
Ahora, el Amor manifestado.
Sobran
las palabras para expresar lo que siento ahora y en el momento adecuado. Éste
es como si fuera ahora, aquí. Lo que será, es ahora y lo que me están haciendo
sentir, eleva mi ser en este presente.
La
sensación que estoy sintiendo es de ser Uno con aquellos seres procedentes de
otras dimensiones. Soy parte de ellos y ellos de mí. Hay una fuerte conexión
amorosa entre todos. Sería como saber que estás con la Familia, trabajando para
una Voluntad Superior.
Ahora,
lo siento nuevamente en mi interior, en cada una de mis células. Siento la
fuerte unión con todos ellos, donde mi presente actual queda muy lejos, a
sabiendas que ahora y aquí, en cuerpo físico ya tengo esta sensación. En su
momento será mucho mayor la diferencia entre quien ahora soy y seré.
Siento
y veo al Padre conmigo, a Jesús y otros seres luminosos, llenos de Amor,
conviviendo todos juntos en este espacio. Todo es paz, orden y armonía. Todo es
serenidad. Sabemos lo qué hacer cada uno. Nuestra tarea es Una, pero diferente
a la de cada uno. Todos estamos unidos y actuando para un Fin Superior, una
Intencionalidad Divina Universal.
Es
maravilloso poder ver y sentir tus momentos de un ahora posterior debido al
cruce de la pasarela. No hay tiempo. No hay espacio. No hay temporalidad. Todo
es.
Solo
hay un paso entre lo que siento y el momento actual.
Todo
es plenitud. Más allá de ella, nada hay, porque más allá del Amor, nada existe.
Es la máxima expresión del ser, de lo creado, de aquel quien tú eres.
Soy
Uno de ellos, con ellos a la vez. Más
allá de este estado vívido y manifestado en la Tierra, nada más hay,…..por
ahora.
Es
la Unicidad con tu propia Divinidad. Entonces, a partir de aquí solo queda
servir a la Fuente de la cual todos procedemos, más allá, también, de esta
dimensión.
Desde
mi corazón, deseo que todos podáis sentir lo que ahora siento. Algún día lo
llegaréis a sentir. No os preocupéis porque el camino que seguís aquí os lleva.
No hasta donde yo he llegado, sino hasta donde vuestra alma necesita llegar
para bañarse en el lago de la Divinidad.
Últimamente
mis escritos están basados en experiencias personales sobre el sentir. Hay una
razón firme en estas transmisiones: siente y deja que aquel quien eres se
manifieste. Cuando lo sientas, será indicio que habrás abierto las puertas de
tu interior, de aquel quien en verdad eres.
SENTIR
es la llave de la conexión contigo mismo, con Dios.
Que
el Amor y la Paz sean en ti.
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