Me
paré. Dejé de avanzar e hice una ojeada a mi camino hasta el ahora. ¡Uf! Cuánto
trayecto recorrido, pero lo que más siento en mí, no es la distancia, sino mi
presencia en cada paso, mi aprendizaje a lo largo de mi proceso hasta el
presente.
Me
doy cuenta de la vida experimentada por cada decisión tomada. ¡Cuántas
decisiones tomadas sin darme cuenta de lo que representarían en su momento!
Cada
vez soy más consciente de la importancia, a veces, de no saber de ti, más allá de lo comentado en nuestros inicios a
cada encarnación. Lo justo para aceptar y tener una referencia en nuestro
sendero actual.
Hasta
aquí he llegado, y aunque por momentos parecía que la vida me hubiera dado la
espalda, ahora veo que fue lo mejor para mí. ¡¿Cómo tanta sabiduría puede ser
llevada a término para nuestras almas?! ¿De dónde salía esta sabiduría no
terrenal? Algunos, hasta hace poco, decían que era uno de los misterios ocultos
de la vida, pero ahora, despojado de todo esoterismo y abrazado por la Luz,
nada perteneció ni pertenece a lo oculto en la vida, porque todo se encuentra
ante nuestros ojos, pero no siempre físicos, sino a los de nuestro corazón.
Todo ha estado presente ante nosotros, pero buscábamos lo espectacular, lo más
allá de nosotros, y nos olvidábamos que nosotros éramos el camino, la verdad y
la vida.
Todo
ha cambiado. La vieja energía se está desmoronando por momentos, como un hielo
ante la calidez del sol manifestándose con toda su majestuosidad. Nosotros
somos este sol ante nuestra propia vida, por lo tanto, somos nosotros los que
vamos derritiendo las corazas, las protecciones y las limitaciones que
aceptamos en su momento y fuimos creando como seres adormecidos ante nuestra
propia vida.
La
presencia de la Luz y de aquel quienes somos, hace abatir todo muro que nos
impedía ser nosotros mismos, y que creamos al aceptar las pautas mentales y
condicionamientos sociales, culturales y religiosos de nuestro entorno. Ahora
vemos que nuestro entorno somos nosotros y que lo aceptado no nos pertenece.
Ahora me doy cuenta que todo lo que intenté imitar me llevó a un callejón sin
salida que me creó contratiempos para llegar a mi presente, pero estas
supuestas adversidades y demoras fueron necesarias para darme tiempo de
asimilar aquello que había en mi que permanecía oculto en lo más profundo de mi
ser esperando la hora de manifestarse. Ahora ha llegado esta hora, y siento
como mi interior se va abriendo paso entre el arco de la liberación y
expandiendo el universo que hay en mí.
La
nueva energía está llamando con más fuerza a cada puerta de nosotros para que
la invitemos a entrar e integrarla en nuestro ser, en cada partícula de nuestra
biología y activar nuestro ADN.
Lo
viejo ha caducado. Es obsoleto.
Lo
nuevo pide paso con una fuerza inimaginable, pero que puede sentirse, notando
en nosotros un impulso para empezar una nueva vida según nuestros deseos de
antaño, y muchos de años procedentes de nuestros primeros años de vida, donde
la infancia que vivimos nos llevó a bloquear este flujo que había en nosotros,
resguardándolo en algún rincón de nuestras células, pero,….el momento de volver
a salir a la Luz ha llegado.
Ha
llegado la hora. El momento es este. Es ahora.
Doy
una ojeada a mi trayecto y lo veo todo muy lejano a mi presente. Hay varios
abismos entre cada etapa, y más todavía, con el momento que ahora estoy
sintiendo.
¿Puede
una hormiga imaginarse volar como un águila?
Fui
hormiga para trabajarme durante años, hasta que me di cuenta que no siempre
tenía que ir a ras del suelo. Aprendí a ser oruga y con el tiempo, ésta fue
sintiendo algo en su interior que le llevó a adentrarse plenamente en él y
crear al ser que en verdad era. La mariposa salió y el ser se dio cuenta que
también podía volar, mostrando sus colores al mundo, pero el camino no se
acababa aquí, sino que el vuelo podía ser de mucha más altitud, y la mariposa
aprendió a planear y dejarse ir por las ráfagas de viento y aprovecharlas a su
favor, transformándolas como impulsoras de su vuelo y elevarse cada vez más. La
mariposa se convirtió en águila, y siendo ésta,……entonces sí que voló. Se elevó
a lo más alto, y desde allí, aprendió a mantenerse sin las alas.
Así
lo siento en estos momentos.
Hasta
aquí he llegado. Veo a otros como tú que también están quietos, sintiendo los momentos
actuales en relación a su pasado, y como si fuera al unísono, en el silencio,
cantan en voz alta las alabanzas y bendiciones recibidas, agradecidos todos
ellos, por el camino recorrido.
Aquí,
vemos que lo que considerábamos un esfuerzo, sencillamente fue una puesta a
punto para conocernos a nosotros mismos desde la materia. Esta fuerza fue
traducida con el tiempo en el empoderamiento innato de cada uno, y al aprender
a volar sin el cuerpo, nos dimos cuenta de la divinidad que éramos con todo el
potencial espiritual del ser que habita en cada uno, en cada uno de vosotros,
de nosotros, de todos los que en estos momentos estamos encarnados en esta
dimensión.
¡Qué
alegría sentir estos momentos! ¡Qué alegría y emoción sentir aquel quienes
somos!
El
águila vuela y vuela cada vez más alto, fundiéndose con la divinidad que somos.
En
esta ojeada a mi pasado, agradezco las diferencias que ha habido en mí en
relación a mi entorno. Han tenido su sentido y su función para la elevación de
mi alma.
Con
el tiempo aprendí a expresar y manifestar mis emociones porque me di cuenta que
todos también sentís pero que silenciáis sus manifestaciones. Nuestro interior
clamaba una salida al exterior para anunciar un nuevo ser lleno de sensaciones,
emociones, sentimientos y un amor y capacidad de comprensión amorosa inmensa.
Eres
tú interior, no lo que puedan ver de ti.
Cuando
no hay diferencia entre lo que sientes y expresas, y todo llega a ser Uno,
entonces Dios se manifiesta en ti.
¡Párate!
Aquiétate y siente aquel quien eres en ti. Luego verás si debes de continuar
por dónde has andado hasta ahora. Si no es así, tu corazón te guiará. Déjate
llevar por él, y confía. Ten Fe.
Cuando
nos entregamos absolutamente a aquel quien somos, el sentido de nuestra
existencia se llevará a término y entenderemos el por qué de nuestra presencia
en esta vida actual. Lo sabrás por los resultados que irás obteniendo. Ya no
serás tú quien los realizará, sino el
sentido mayor universal en ti:
El
Amor del cual todos procedemos.
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