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Solo tengo ganas de estar contigo,
Padre. Tengo ganas de sentirte y saber de mí, de aquel quien soy, pero no tanto
por el hecho de hacer preguntas, sino en sentir y saber a través de las
sensaciones y lo que siento. Sintiendo, sé, pero no por el hecho de quererlo,
sino porque todo se encuentra a tu alcance y solo teniendo un impulso de querer
saber, ya lo sabes. Es como si con tu voluntad lo consiguieras.
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...
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Solo tengo ganas de sentir el
Hogar y quién Soy. ¡Llena tanto! (me vienen ganas de llorar). Siento la
inmensidad del Amor en mí.
Los ángeles
están conmigo. Los noto. Los veo a mi lado y en mi entorno.
Me rodean
haciéndome saber que están conmigo y siempre han estado, así como que estarán y
llevaremos a término juntos, aquello que sabemos (el hecho de obrar
conjuntamente para llevar a término el GRAN PLAN DIVINO).
Siento la
inmensidad del universo en mí como si yo fuera un universo ilimitado.
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Una de las cosas que me estoy
dando cuenta y sintiendo en estos momentos es el hecho de dejarte ir del todo, y
entonces, las puertas se abren, porque no eres tú quien actúa, sino el Padre en
ti. Cuando dejas que así sea, entonces, la majestuosidad de tu presencia se
ilumina y se magnifica, abriéndose las puertas tan anheladas, y cada vez más.
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...
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En momentos como éste, no se sabe
cuando soy yo y cuando eres tú, Padre. No hay diferencia entre tú y yo. Es como
si fuésemos dos seres de la misma esencia integrados entre sí. No se diferencia
cuando es uno y cuando es el otro. (Pausa). No eres tú y yo, sino que los dos
somos Uno.
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Así es hijo. Estás sintiendo y por
lo tanto, estás sabiendo y aprendiendo. No se necesita dar grandes pasos para
obtener la sabiduría de cada uno, solo es necesario que os sintáis y entonces
sabréis de mi y de vosotros. Sintiéndome a mí, os sentiréis a vosotros – me
responde.
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Cuando el ser humano se deja ir y
se entrega a ti, Padre, deja de ser humano para convertirse en el ser divino
que cada uno es. Cuando la divinidad se manifiesta, todo se sabe, todo se
entiende, la visión es clara más allá del raciocinio. Entonces sintiendo, no
hay preguntas porque ya lo sientes y sabes. Es todo en el momento. Sabes.
Comprendes. Entiendes. Sencillamente estás inmerso en la sabiduría universal.
Cuando estás en ella no necesitas cuestionarte nada porque lo que necesitas
saber lo sientes. En este estado, no hay raciocinio, solo estar y sentir la
plenitud de tu ser.
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Yo estoy contigo, hijo, y con
todos vosotros, porque todos sois parte de mí y yo de vosotros. No hay
diferencia entre vosotros y yo, porque yo no me encuentro fuera de vosotros ni
vosotros sois diferentes a mí. La dimensión donde os encontráis os ha llevado a
crear una línea divisoria donde vosotros estáis a un lado de ella y yo al otro.
Esta línea se está desdibujando, y muchos de vosotros, cada vez más, vais
sabiendo de vuestra naturaleza. Aquellos que se adentran en ellos mismos, me
encuentran porque nunca me he ido de vosotros. Siempre he estado. Cuando sentís
al Padre, como dices, sentís aquel quienes sois. No soy yo quien os transmite
este estado, sino la conexión de vosotros con vosotros mismos. No somos dos
energías, sino una de sola, y cuando la línea desaparece, sentís la Unicidad,
la plena Unicidad con la Fuente de donde procedéis.
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…y el Amor que somos se manifiesta
– intervengo espontáneamente.
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Vuestro proceso os lleva a quienes
sois. Muchos todavía se niegan, pero llegará el momento que también se
entregarán al Padre en ellos. (Pausa). Cuando un ser llega a sentir la pureza
de su esencia, su misión es servir a la humanidad y a mi Voluntad. La mía es la
vuestra desde la Consciencia Plena de quienes sois. Cuando así es, Padre e hijo
son Uno al servicio del Plan Superior donde todos pertenecemos.
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¿Por qué dices pertenecemos, en plural?
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Porque todos los seres, todas las
energías del universo también participan en su realización. El Hogar como
decís, os está ayudando para que así sea, y aquello que cada uno ha venido a
hacer sea realizado para el mayor bien de todos. Así ha de ser y será.
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¿Y este año? – pregunto.
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Dejad que el planeta y el ser
humano se eleve hacia la divinidad. Quienes ya se han entregado al Padre
brillarán como no lo han hecho hasta ahora. Vuestras luces abrirán caminos
nuevos para que aquello que se acordó, sea llevado a término. Vuestra visión
interior se extenderá y podréis ver con más nitidez los estados de las almas.
No habrá corazas impenetrables, porque percibiréis y sentiréis el estado de
todas aquellas que os vengan. Sabréis como ayudarlas porque el Padre en
vosotros se manifestará. Seréis presencia divina, seréis el Padre
manifestándose. Os verán a vosotros, pero sabrán del Padre y del Hogar.
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Amén – digo.
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Así es y será, hijo.
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¡Es tan grande lo que siento en
estos momentos! No hay palabras para describirlo. Se debe de sentir.
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Sintiendo llegarán a mí. Sentirán
su esencia, y entonces empezarán a saber desde el corazón. Ellos serán el Cielo
en la Tierra. Vosotros sois el Cielo. No esperéis que algo baje de él para establecerse en la Tierra. Vuestra apertura
del corazón abrirá las puertas del Hogar en vosotros, del Cielo que sois.
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...
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El Cielo no es un espacio físico continua diciéndome -, sino un estado
interior vuestro que os permitirá ir más allá de vuestra condición humana. Os
permitirá conectar con la esencia de la Creación y poderla aplicar en vuestras
vidas actuales. Este proceso hará elevar la vibración de vuestra dimensión para
dar paso a una de superior. Ya os han anunciado este cambio de dimensión, pero
ella es debida a vuestro cambio vibracional, producido por vuestra consciencia
despierta y activada.
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Gracias Padre. Que se haga tu
Voluntad en nosotros.
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...
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¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
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Gracias hijo.
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