Soy un ser de pocas palabras,
pero cuando mi presencia está sirviendo a la Divinidad, entonces, éstas fluyen
de mi boca, encadenadas y dando sentido a mi presencia allí donde me encuentre.
Soy un ser discreto que me
gusta estar conmigo mismo y en silencio, sintiendo la inmensidad de la creación
y de mi existencia, encontrándome como en casa, como en mi verdadero Hogar, no
el terrenal, sino el de donde todos procedemos, más allá de toda densidad.
No me gusta hablar por hablar
y me encuentro bien en el silencio y el corazón abierto. Poder sentir mi
vibración, mi verdadera esencia abre las puertas de la realidad y la Verdad del
sentido de nuestra presencia en este mundo que vivimos.
Mi interior se expande y
siente la amorosidad de nuestra verdadera esencia. Siento aquel quien soy y
diversas luces aparecen ante mí. La
mayoría las reconozco como luces angelicales, mis hermanos de la Luz, y otras,
mucho más intensas siento la familiaridad del Hogar que se encuentra conmigo en
estos momentos. Estar con ellos siempre aporta una armonización de todo tu ser
al sentir el Amor que transmiten y recibes. Es una reafirmación del Amor que tú
eres. Al sentirlo, percibes otras sensaciones y sentimientos álgidos, los más
sutiles y elevados que pueden llegar a existir, y de alguno de ellos, a veces
no encuentro palabras para expresarlos. Van más allá de todo conocimiento
racional. Son puros, profundos y amorosos, sintiéndote arropado, respetado y
protegido, entre otras sensaciones a un nivel absoluto, sabiendo que nada puede
sucederte y sólo lo mejor puedes llegar a esperar que te llegue.
A veces parezco un observador
de mi mismo al darme cuenta de la facilidad de expresión que puedo llegar a
tener cuando estoy cumpliendo la misión que he venido a hacer. Es como si
hubiera dos seres en uno, pero los dos están, a la vez, de servicio constante.
Uno es como si fuera para lo terrenal más cercano, incluyendo a los círculos
que tengo en mi vida cotidiana, y el otro es como si fuera para transmitir la Voluntad
Superior, los mensajes procedentes de nuestro verdadero Hogar, y presentarlos,
así como nuestra procedencia aquí en este mundo de materia.
Soy consciente de mi vida y
de mi camino. Siento la guía de mi corazón susurrado por el Hogar del cual
todos procedemos.
Me encuentro bien solo, en
contacto con la naturaleza y los niños. Siento mi resplandor y la inmensidad
que hay en mí y soy. Siento mi verdadera naturaleza y el Amor que habita en mi
interior y en todo mi ser, transmitiéndome la seguridad y la confirmación de
los momentos que cada instante vivo y siento.
Una de las cosas que he ido
aprendiendo a lo largo de mi proceso, es el de ayudar sin intervenir. ¡Cuántos
milagros realizados sin palabra alguna ni ningún intento de acercamiento
consciente para hacer que la situación o aquellos seres cambien! Los milagros
son posibles sin ninguna intervención física. Todo depende de la energía.
En vez de querer dar pasos
hacia la persona o situación necesitada de estabilidad, dentro de un ambiente
terrenal, con un gran enraizamiento mental, racional, respeta su decisión y los
momentos que viven. Somos fuente emanando Luz, Amor y Paz. Cuando estén
dispuestos a aceptarla, preparados para disponerse a cambiar, a alimentarse
espiritualmente de otra manera a como lo venían haciendo hasta ahora, entonces,
verán la fuente que tienen cerca de sí, y se abrirán a ti para sentir y ver
materializado en sus vidas, aquello que sienten en su interior, relacionado con
su voluntad.
Somos fuente Divina emanando
la energía sanadora para nuestro camino y el de los demás, cuando nuestra
consciencia sabe del camino de nuestra alma o está dispuesta a llegar a ella, a
conectarse, después de años de alejamiento, y sentir la estabilidad en uno
mismo.
En estos casos, solo sirve la
máxima presencia de tu ser. ¡Sé tú! ¡Sé, tú! ¡Sé tú! Los que estén
preparados se darán cuenta de tu
presencia. Tú estás aquí para aquellos que quieran continuar su camino y
abrirse al proceso hacia su verdadero ser. ¡No estamos aquí para aquellos que
no quieren cambiar! ¡Debemos respetar su libre albedrío para la evolución de su
alma!
Hasta hace unos años, se
quería convencer a todos para que cambiasen,
y dedicábamos mucho tiempo para que así fuera. A veces nos creaba
malestar debido que veíamos que no nos hacían caso y nos consideraban personas
extrañas, raras y con unas “creencias peligrosas”, sin tocar con los pies en la
tierra. “La vida no es así, ¡a ver si despiertas de una vez! – nos llegaron a
decir, haciendo burla en algún momento sobre nuestra manera de ser”. Sé lo que
es esto por haberlo vivido en mi vida.
Llegó un instante donde
empiezas a darte cuenta que no debes de ir y llegar a todos los que te rodean,
sino que, lo único que debes de hacer, es SER TÚ. Tu luz y tu amor ya llegará y
será percibido por aquellos que estén preparados para dar este cambio y abrir
la puerta de su interior, de su corazón encerrado en lo más profundo de su ser,
herido y desconfiado por lo vivido hasta entonces. Cuando es uno quien da el
paso, entonces todo es posible. Cuando quieres que uno lo dé sin estar
preparado, él no lo siente, y por lo tanto, será una pérdida de tiempo,
energía, alimentando el ego de quien insiste en querer que llegue a donde uno
quiere.
¿Sabéis? Las almas que nos
rodean, nuestros familiares, amistades, pareja, hijo,…necesitan una energía
pura y de más alta vibración para seguir sus caminos. Cuando la encuentran o la
sienten, todos ellos empezarán a abrirse, y al hacerlo se darán cuenta de donde
estarán las fuentes, y de saber discernir en sus caminos, lo que es luz o
densidad, lo que es Amor o miedo. Poco a poco se irán decantando por todo lo
que emana del corazón, porque empezarán a vivir, no desde la mente racional,
sino desde la guía de sus corazones. Cuando así empieza a ser, sólo lo mejor pueden
esperar en sus vidas.
Aquel que vive abierto de
corazón, sintiendo la vida desde él, sabrá de ti y del universo aquí en la
Tierra.
Sé tú y siendo tú, llegarás a
los demás y los podrás ayudar, al irradiar la energía del amor procedente del
Hogar del cual todos procedemos. Será a través del Amor que los milagros
sucedan. Tu presencia amorosa, siendo consciente de tu esencia y sintiéndola,
liberará a las almas de las resistencias, los miedos y las densidades que las
rodean en forma de jaula, limitando su proceso y permitiendo que los miedos y
los egos entierren el camino a seguir hacia la luz y la realización en nuestra
vida.
Siendo tú, liberarás
cualquier intento de sumisión, dominancia o limitación en tu camino y en el de
los demás. Cuando tenemos el aire adecuado para respirar, la humedad para que
las semillas puedan activar su crecimiento, así nosotros, los seres encarnados,
fruto de una Intencionalidad Superior, albergando una Divinidad en nuestro
interior, cuando sentimos nuestra verdadera esencia, el Amor que somos, la Paz
que habita en nosotros, y nuestro potencial espiritual, entonces, abriremos
nuestro corazón y nos desprenderemos de nuestro pasado, recuperando el
empoderamiento como Dios que somos, viviendo una experiencia en esta dimensión.
Somos Divinidad encarnada.
Somos almas en proceso de evolución para llegar a manifestar, de una manera
plena y majestuosa, nuestra presencia, nuestra realización al mundo, a toda la
humanidad, como parte del universo que somos, y permitir que todas las leyes
espirituales existentes en él, también puedan ser aquí, en este planeta,
también en evolución.
¡Sé tú!, y deja que todo sea.
¡Sé tú!, y sentirás la
Divinidad en ti manifestándose y elevando a los que te rodean.
Sentirás el Amor hacia todos
ellos, y los respetarás y valorarás por vivir lo que viven para su mayor bien.
Serás el apoyo que necesitarán, siendo, sencillamente, tú.
Que el Amor y la Paz sean en
ti.
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