Pocos seres son los que
muestran su verdadera luz, no solo iluminando el camino y la vida de los demás,
sino haciendo posible con su sola presencia, que el cambio esperado sea
materializado.
Hay seres con una pureza
vibracional que, solo con su presencia, sin más, sean capaces de transmutar
toda energía existente en una situación o bloqueo. Son Fuentes activadas al
servicio de la humanidad y este planeta. Fueron llegando, como todos nosotros, con
un fin superior, donde, debido a su predisposición, apertura y disposición
incondicional a las manos del amor, sus presencias en este mundo de materia
hacen que sean una llave universal que pueda abrir y desbloquear cualquier
situación que pueda estar bloqueada o de desamor, para convertirla en una
situación armonizada y sentir la alegría y el gozo de vivir. Poder sentir el
Amor es uno de los grandes fines que todo ser encarnado en su proceso de
evolución puede llegar a alcanzar.
Son almas despiertas y
conscientes, sabedores de su misión en esta vida y de su papel en el proceso.
Hoy quería hablaros de los
alquimistas que se encuentran a lo largo de los diferentes continentes,
haciéndose cargo de las energías de este planeta y encargados, junto con sus demás
hermanos, el elevar estas energías y hacer que la vibración planetaria se eleve
y toda la humanidad pueda sentir la eclosión del gran despertar y colaborar en
su aportación al mismo para el mayor bien de todos.
ALQUIMISTA es una palabra más
que podéis llegar a encontrar en un diccionario, pero no entendida ni
comprendida en toda su magnitud por muchos debido que el humano, hasta hace
poco, y todavía hoy en menor grado, no está muy dispuesto a los cambios para
salir de su acomodamiento, tanto físico, emocional o mental.
Los alquimistas espirituales no destacan, y siempre han estado en un
segundo plano para poder realizar su obra. Si lo veis por la calle, parece
alguien como uno cualquiera, pero a medida que os vais acercando a él, vais
percibiendo algo diferente en relación a los demás. Os puede llegar a ser
familiar y sentiros bien a su lado. Es un ser amable, discreto pero seguro de
sí mismo. Sabe lo que hace.
Un alquimista es alguien de
servicio constante hacia la humanidad.
Es un alma consciente de su
venida en este planeta y su misión en ella.
Normalmente no hablan
demasiado en su día a día, pero cuando realizan algún servicio de su divinidad,
entonces, saben qué palabras hacer servir y cómo expresarlas. No es él quien
habla, sino la divinidad a través de él. Son una fuente de Luz, Consciencia y
Amor para las almas encarnadas y demás seres vivos. Los animales saben de él.
Perciben su energía y lo aceptan. Puede comunicarse con los animales y su
presencia es tranquila, calmada y serena. Está en armonía esté donde esté,
porque está conectado con su centro interior, con su verdadero ser, su esencia
innata, procedente de su esencia espiritual. Más de una vez, ha tenido alguna
comunicación con animales, o éstos le han indicado el camino a seguir, cuando
en plena naturaleza necesitaba dirigirse hacia un lugar concreto donde
encontrar algo que necesitaba. Siempre ha tenido una relación con los demás
seres de vida. Le gustan las plantas y los animales. Sabe de la importancia de
la naturaleza, de los bosques para reequilibrar las almas. Siempre han sido su
aliado.
Un alquimista no vive según
los convencionalismos sociales establecidos. Parece vivir fuera de la norma,
porque su guía es su corazón, no unas pautas establecidas para “todos igual”
sin respeto hacia los individualismos ni la creatividad. Parecen vivir en un
mundo aparte dentro de este mundo. Han aprendido a vivir en él sin ser
influenciados por las constantes limitaciones impuestas desde un régimen lleno
de normativas y leyes a beneficio de unos cuantos, porque incluso, la justicia
humana es injusta al no tratar a todos por un igual y desde el corazón, no
desde la mente como viene siendo desde la imposición de un reglamento judicial
de comportamiento por intereses de un dominio de la humanidad.
El alquimista “no es de este mundo”. Sabe de la
importancia de vivir en un cuerpo, pero comprende que tiene un sentido superior
y solo es un vehículo para llegar a nosotros mismos. No es un ser convencional,
sino un espíritu libre, creativo y espontáneo, mostrando esta parte oculta que
todos debemos de conectar con ella y mostrarla: nuestra parte femenina y
nuestro niño interior.
Si alguien tiene la
oportunidad de estar al lado de un ser como el que os estoy comentando ahora,
podrá darse cuenta que no se quejan nunca ni protestan. Sencillamente aceptan.
Saben que todo lo que vivimos tiene un sentido para nuestra alma, por lo tanto,
aceptan las situaciones que pueden estar viviendo y la de los demás porque
saben que les llevará a un aprendizaje y un recordar a nivel más elevado de
quien es cada uno.
No esperan nada, solo hacen
aquello que sienten en su corazón. Éste es su guía. No están tiempo pensando,
porque un alquimista no piensa, SIENTE. Tienen su corazón abierto y pueden
percibir todas las energías que les rodean, sabiendo qué hacer con cada una de
ellas en caso que deba de acercarse a ellas y dar los pasos adecuados al
respecto en relación a ellas. Debemos de pensar que un alquimista tiene su
potencial espiritual activado, es decir, su ADN activado en un mayor grado que
los demás. Esto no implica que sea más que los otros o superior. ¡No!, nada de
esto es, sencillamente, que ha llegado a un grado de alta vibración en su
proceso que le ha permitido activar las diferentes capas de su ADN como los
grandes maestros espirituales de nuestra historia así lo hicieron también: Buda,
Jesús, Saint Germain, Sai Baba,….Todos ellos eran conscientes de su Divinidad y
el potencial de su esencia. Todos ellos sentían el Amor en ellos y transmitían
este Amor, cada uno en su faceta según el lugar donde se encontraba.
Son seres libres que les
permite sentir la felicidad y gozar de la existencia. Todos ellos estuvieron en
sus inicios, en familias donde la mayoría de sus miembros, sino todos, no los
llegaban a comprender en cómo eran. Se sentían diferentes pero iguales a los
demás y no entendían del dolor que los humanos se producían a sí mismos y a los
demás. Ya de pequeños su interior estaba “siendo protegido” para que se
cultivara y brotase la semilla de la Hermandad, el Amor, el Servicio a los
demás y la Sabiduría a transmitir. Todos ellos vivieron en un lugar donde no
encontraron su lugar. Fue con el tiempo que aprendieron a vivir en esta
dimensión y, con la instrucción recibida, tanto de maestros encarnados, como
del mundo de la Luz, es decir, del Hogar, pudieron llegar a mostrar su obra al
mundo, y ayudar que éste llegara el día que viera una grieta de luz donde salvarse
y no autodestruirse y desaparecer.
Un alquimista tiene una
visión de la vida basado desde el sentido de nuestra existencia, no de lo que
sucede en el mundo terrenal. Su visión es elevada, no apegado a un árbol que no
te permitiría ver el bosque.
Debido a su pureza y entrega
total de su ser a su divinidad, son hacedores de milagros, sanaciones,
transmutando la densidad en alta vibración y convertir el desamor en amor, el
bloqueo en fluidez y armonía. Sus obras no siempre son comprendidas por los
demás, e incluso, por quienes les rodean. El maestro y hermano Jesús tampoco
fue comprendido por sus apóstolos, debido que éstos pensaban que era él quien
hacía los milagros, cuando Jesús tuvo que decirles que no era él quien los
hacía, sino el Padre. Todo milagro es fruto de una intervención divina. No era
Jesús, el hombre, sino la Divinidad que había en él.
Hablar de ellos puede
llevarme mucho tiempo hacerlo, pero, cuando se siente, cuando se ha aprendido a
abrir el corazón y a sentir, entonces, sobran las palabras porque solo pensar
en ellos puedes recibir toda la información respecto a sus presencias. Puedes
recibir su energía y darte cuenta del ser amoroso que son.
Un alquimista respeta a
todos, sin querer convencer a nadie de lo que él sabe o siente. No quiere
convencer a nadie, porque a todos les llegará su momento. Cuando llegue,
entonces el ser en proceso de evolución,
dará los pasos adecuados para adentrarse en su interior y poder ver y
sentir de una manera clara y nítida aquel quien es y lo que necesita saber,
tanto de él mismo como de su existencia y vida actual.
Hay, también, un apartado que
quiero hablaros sobre los alquimistas, estos seres llenos de luz irradiando a
cada instante, abrazando con su puro amor las energías con las que se va
cruzando a cada paso, en cada momento de su vida, elevando sus vibraciones.
Quiero hacer hincapié a un aspecto importante de su potencial para llevar a
término su misión. Es el hecho de poder sentir el dolor de los demás y sus
estados interiores. Ellos sienten este dolor, pudiendo saber qué les pasa para
poder ayudarles. Este es uno de los aspectos que debemos de aceptar. No solo lo
considerado bueno, sino también poder sentir el dolor, el malestar de quienes
viven alejados de sí mismos. Este sentir les permite conocer la situación que
vive este ser en fase de evolución y despertar.
Puedo llegar a decir, que a
veces, este dolor es intenso, pero puedo también expresar que el alquimista
puede transmutar este dolor en amor, en liberación de la densidad del alma
implicada. Su presencia puede llegar a aligerar y transmutar su estado interior
de pesadez y desánimo en coraje y firmeza para continuar el camino hacia uno
mismo.
Un alquimista no es un
terapeuta, ni un sanador, ni un psicólogo, ni ninguna etiqueta que se le pueda
asociar. Un alquimista es un ser que puedes llegar a contar con él para lo que
necesites estabilizar. Vivimos en tiempos de etiquetaje. Para conocer a alguien
se pide un título: ¿y tú, qué eres, a qué te dedicas? Si no le das ninguna
etiqueta les parece que no eres nadie. Ellos están aquí con nosotros para
aquello que podamos necesitar, sea emocional, mental o físico. Ellos no son
expertos en nada, solo en sentir la energía y permitir que la Divinidad que es
estabilice al ser humano.
Un alquimista es un hacedor
de cambios sin actuar, solo haciendo presencia o poniendo su voluntad hacia un
fin concreto. No necesita, incluso, estar presente. Vive en el no-tiempo/no-espacio.
Solo sabiendo que así es, su energía ya
estará contigo y creará las consecuencias que cada uno esté dispuesto a
aceptar.
¡Hay tantas cosas a hablar
sobre un alquimista!
Un alquimista es la
manifestación de Dios, de la Divinidad que cada uno es en este plano
dimensional donde el alma se encuentra dentro de la forma para un fin superior.
Escuchad vuestro corazón,
como ellos lo hacen. Escuchadlo y sabréis la verdad. Hablar de un ser de Luz y
Amor es hablar del potencial de cada uno de vosotros, pero para poder llegar a
conectar con quienes somos, el universo nos ha ofrecido seres instruidos y
evolucionados como espejos de nosotros mismos, indicándonos el camino a seguir
con su ejemplo.
Será en la sencillez, la
pureza, la humildad y la simplicidad como podréis llegarlos a conocer. También
en la capacidad de sentirse bien solos, con ellos mismos, así como otros
aspectos como la discreción, el respeto y la ausencia de crítica y juicio hacia
su entorno. Ellos aceptan y sienten el amor en todo lo existente.
Vuelvo a repetir, ¡hay tantas
cosas que decir sobre ellos, que podríamos resumirlas en una de sola: AMOR!
Como anteriormente ya he
dicho, son una fuente de Luz, Amor y Consciencia.
Gracias por ser y estar.
Que el Amor y la Paz sean en
cada uno de vosotros.
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