Las sombras valoran nuestra
presencia. Saben que sin nosotros no existirían. Puedes ver tu sombra en una
pared, en el suelo, y según te mueves, así se manifiesta ella. Sin nosotros no
son nada.
Durante muchos años se ha
hablado de las sombras, de los resultados obtenidos a lo largo de nuestras
decisiones con ellas, dentro del proceso de nuestra alma. Hablar de las sombras
(o de la oscuridad) es vernos desde el exterior. Una sombra no se encuentra
dentro de nosotros, siempre a fuera, como una prolongación de nosotros.
Los tiempos han cambiado y ha
llegado la hora de no hablar más de las sombras que podemos irradiar. Ya no es
el tiempo de ver y remarcar los resultados que obtenemos no siendo nosotros.
Insistir sobre este hecho es continuar con una energía de limitación y de poca
valoración del ser que somos. ¡No es esto lo que queremos!
Vemos las sombras, pero no es
lo importante. Lo que realmente es necesario valorar y adentrarnos está dentro
de nosotros mismos para recordar aquel quien somos y la luz que hay en
nosotros.
No somos oscuridad, somos
esencia luminosa y amorosa.
Muchos todavía van al síntoma
(como los estamentos médicos) para llegar a ellos. Solo insistiendo y valorando
las sombras engrandecen nuestra supuesta incapacidad y las creencias de
limitación para llegar a sentir el Amor, la Plenitud y la Felicidad.
No hemos de basarnos en lo
que no somos, sino en lo que sí somos.
Para poder liberar cualquier
bloqueo o escasez innecesaria en nuestra vida debido a como la vemos, no hemos
de ir al exterior, al síntoma, sino al interior de cada uno porque es en ti
donde hay la sanación y la liberación de tu alma.
Una caída no es debida a una
piedra en tu camino, con la cual has tropezado, sino en tu actitud y atención
ante la vida.
Centrarnos en lo que no es
nos alejará todavía más de nosotros mismos y de la posibilidad de manifestar la
Divinidad que somos.
No somos sombras, somos luz.
No somos dolor y desamor,
sino pureza y amor.
Somos Divinidad esperando que
cada uno recuerde y se dé cuenta de quién es. Cuando así sea, las sombras
desaparecerán, viendo la luz y sintiendo el amor de nuestra verdadera esencia,
allí donde estemos.
Tu sombra no existiría sin
ti. Por ellas solas no existirían. La no-consciencia puede distorsionar y mantener
un pasado obsoleto, creando un malestar en tu interior.
Eres un ser amoroso, y este
amor ilumina tu camino para hacerte ver que, como has actuado o vivido hasta
ahora no es el camino a seguir. Esta discusión interior es la señal conforme tu
corazón te está hablando e indicando que hay un nuevo camino ante ti a seguir,
liberado de la densidad y las sombras irreales de tu pasado.
Ya no tienen sentido
actualmente. Ya no nos hemos de centrar en ellas.
La propuesta divina para la
humanidad de este mundo nos lleva a una liberación de nuestra alma y a un
acercamiento entre todos los seres de vida existentes.
Tu terrenalidad ha caducado,
habiendo llegado a los tiempos donde la majestuosidad del resplandor amoroso de
cada uno tiene un lugar, ya previsto, en esta vida tuya actual.
No son los tiempos de la
oscuridad, de las sombras, sino de la Luz y el Amor establecido aquí en la
Tierra.
¡Siente!, y abrirás el
camino, no tan solo tuyo, sino también de aquellos que lo necesiten. ¡Siente
aquel quien eres!
No somos seres limitados que
hemos de luchar, con grandes esfuerzos para conseguir una estabilidad. ¡No! No
permitáis que vuestra mente os traicione y os engañe. Ya no se necesita una
espada para luchar, porque ahora, toda nuestra fuerza puede ser manifestada desde
nuestro interior, nuestra Voluntad. Es ahora cuando dando a nuestro corazón el
papel que le corresponde podremos sentir el verdadero ser que somos y cuando
sentimos el Dios que somos, entonces, todo es posible,…. ¡ahora y aquí!
Lo importante es recordar y
sentir quienes somos. Entonces, solo podemos esperar lo mejor que la vida nos
depara.
Allá donde hay Amor, las
sombras, las oscuridades y los miedos no existen. Desaparecen. Solo si dudamos de nosotros, abriremos las
puertas de lo que no es.
Desde mi corazón, que el Amor
y la Paz sean en todos vosotros.
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