Hay aspectos, que cuando uno
llega al Hogar, o dentro de sí, llega a sentir el Hogar con todo su resplandor,
se da cuenta que hay aspectos que nos enseñaron en vida física que no se
corresponde bien con lo que en verdad es.
Uno se da cuenta que lo
vivido y la manera de entenderlo desde lo encarnado no es exactamente tal como
es en el Hogar cuando en él estás. Cuando dejamos este vehículo físico,
habiendo estado en “vida” en contacto
constante con nuestros Hermanos Angelicales o interdimensionales, nos damos
cuenta de lo que es realmente el Hogar.
Muchas veces estamos en él
desde lo aprendido en esta dimensión en la cual nos encontramos, pero solo es
una visión según lo que nos enseñaron. Cuando alguien consigue desprogramarse
de lo aprendido y abre su corazón y todo su ser a la Verdad, habiendo obtenido
la sabiduría del recordar quienes somos, transmitiéndola desde las palabras que
conocemos y las imágenes según lo leído y aprendido en esta vida, entonces, no siempre se
corresponde con lo que es en verdad.
Ahora, queriéndoos transmitir
alguno de estos aspectos procedentes del
Hogar, siento como si las palabras les faltara la fuerza del sentimiento.
Cuando un corazón mantiene su puerta abierta, es entonces cuando podemos darnos
cuenta de lo que es en sí, al sentir el Hogar en uno mismo.
Hay, como ya he dicho antes,
quien está rodeado de nuestros hermanos celestiales, colaborando juntos en la
misión que uno ha venido a hacer en esta vida física. Cuando se vive conectado
con quiénes somos y toda la Familia Celestial, entonces, estando en el Hogar diariamente, colaborando juntos en la
aportación de instaurar el Gran Plan Divino en este mundo, entonces, y solo
entonces, podemos darnos cuenta del gran sentido y la comprensión de toda nuestra
existencia, tal como la Voluntad Inicial se inició.
Hay veces que se actúa desde
lo gráfico, las metáforas, las historias y cuentos iniciáticos, para que el
humano en fase de ascensión pueda ir entendiendo su proceso y dar pasos hacia
su autoconocimiento. Son las palabras y la emisión de algo más allá de lo
físico, pero a veces, es lo que se tiene más a mano para poder llegar a todas
las almas que nos rodean. Muchas veces, estando encarnados percibimos algo
superior a nosotros y miramos de entenderlo según la experiencia vivida por
cada uno, y lo recibido en la instrucción habida a lo largo de nuestros años. A
veces, como decía, no es exactamente tal como nos lo imaginábamos o creíamos,
porque nuestra densidad física nos hacía tener cierta precaución a la hora de
transmitir lo recibido y sentido.
Cuando transcendemos, al
dejar nuestro pasado en esta dimensión, solo llevamos con nosotros nuestra
energía con toda su información. Nuestro Amor se manifiesta entonces, en el
grado obtenido a lo largo de nuestro proceso.
Dejar nuestro vehículo te
hace sentir la plena libertad de quien en verdad eres. Dejas que tu Amor se
expanda tanto como quiera y es, desde el desapego absoluto y la fuerza del Amor
en ti que te permite sentir y entender aspectos, que estando en lo físico, y en
circunstancias terrenales, quizás no te permitían verlo desde la mayor visión
elevada que un ser puede llegar a ver y entender cualquier situación
experimentada a lo largo de su proceso y en la obra activa de su misión.
De ahí la importancia de ir
recordando cada vez más aquel quien en verdad somos y poder sentir el Amor, en
nosotros y poderlo vislumbrar e irradiarlo también, en todo aquello que vivamos
y veamos. Todo es Amor, y cuando este Amor Supremo que cada uno de vosotros
sois se manifiesta, entonces, podremos ver con mayor claridad el sentido de
cada instante y de cada acto que cada uno vive y los pasos de esta humanidad,
con todos los acontecimientos de cada uno de los países, dándonos cuenta que nada es lo que parece. Somos Amor, y
solo el Amor puede restablecer la armonía entre todos los seres que habitamos
este rincón del universo de una sola luna.
Cuando dejamos nuestro cuerpo
y transcendemos entramos en contacto con nuestra verdadera esencia y en las
energías de nuestro verdadero Hogar. Es entonces cuando sentimos la pureza, el
Amor, la plenitud y la compañía de todos nuestros Hermanos celestiales que nos
reciben con los brazos abiertos para darnos la bienvenida de nuestra vuelta al
Hogar, después de seguir un proceso de aprendizaje, habiendo dejado nuestras
energías para todos aquellos que las hayan podido necesitar, dando un apoyo y
un sustento mayor a la elevación energética de nuestro amado planeta actual y a
toda la humanidad.
Uno de estos aspectos donde
percibimos con una mayor claridad y profundidad es el hecho de no haber destino. En el Hogar no existen los destinos, sino la predisposición de cada
uno para Responsabilizarse de su vida. Somos presente, y el destino es futuro,
por lo tanto, como el tiempo no existe, espiritualmente hablando, el concepto
que tenemos no es el correcto, porque el tiempo no existe.
No existe el Destino, y sí la
Responsabilización de llevar a nuestra alma al encuentro de quienes somos en
verdad y a la unicidad con cada una de las otras almas que nos rodean. Desde el
Hogar lo vemos todo diferente, y de una manera muy sencilla y amorosa, porque
todo es Amor, como ya he dicho, y solo desde el Amor podemos entender nuestra
vida encarnada y el sentido con el proceso del universo y nuestra relación con
él.
El destino es algo terrenal,
algo que el ser humano en su no-consciencia creó para justificar todo lo que le
estaba sucediendo, rechazando toda responsabilidad en su proceso. Este estado
de no implicación en su sendero le llevó al estado de víctima, de un ser sin
amparo y sin poder hacer nada para cambiar lo que estaba viviendo.
Los tiempos que estamos
viviendo actualmente, nos están llevando de una manera acelerada a la
responsabilidad de cada uno en su proceso para llegar a sentir aquel quien en verdad
es. La consciencia va apareciendo cada vez más para esta comprensión. De ahí la
importancia de recordar aquel quienes somos porque nos va a hacer
responsabilizar, cada vez más de nuestra vida, y por lo tanto, de retomar el
poder de la creación en nosotros y obtener
un aprendizaje importante para dar nuevos pasos hacia nuestro camino de la
Ascensión.
No hay destino, con todo lo
que esto comporta. No hay ignorancia de lo que nos puede deparar la vida,
porque nosotros somos el Camino, la Verdad y la Vida, tal como el maestro Jesús nos anunció. Si nosotros somos la
fuente de creación de nuestra existencia, esto comporta que no hay “peros que valgan”, porque somos capaces
de instaurar la paz en nuestra vida y crear bienestar en nuestro interior. No
hay excusas ni argumentos que puedan justificar nuestros actos, porque todo lo
vivido solo es fruto de nuestro proceso de aprendizaje.
Cuando llegamos al Hogar
podemos sentir y darnos cuenta a cada instante que todo “está en orden, es
simple y sencillo y somos respetados por nuestra presencia, vibremos de la manera
que vibremos. Todo se convierte en claridad y en una sensación de ser abrazado
y respetado por el Amor tal como es, este Amor puro e incondicional que en la
dimensión de nuestro planeta no siempre es interpretado así. Es un Amor de la
mayor pureza que uno haya podido sentir en sí mismo. Te das cuenta que nunca
has estado solo en este plano terrenal y que nunca lo estaremos. Solo era
cuestión de abrir nuestro corazón y permitir que nuestros Hermanos de la Luz sean Uno con nosotros. Nuestra Luz y las suyas
se unen para crear una de sola, y el sosiego y la plenitud sentida es única e
inmensa. No hay palabras para explicarla. Uno debe de sentirla para poderla
entender y sentir la magnificencia de ella y en el plano terrenal.
No hay mayor sensación de
plenitud que poder sentir el AMOR en uno mismo, porque entonces abriremos las
puertas del Hogar en nosotros, y cuando colaboramos conjuntamente en este plano
que nos encontramos de lo físico, éste parece desaparecer para ir más allá de
lo supuestamente limitado, sintiéndote acompañado y protegido en todo momento,
pudiendo llevar a término aquello que has venido a hacer según el Gran Plan
Divino establecido para esta vivencia en la materia.
Cuando sientes la Gran
Hermandad en ti, siendo y sintiéndote Uno con ella, entonces, te das cuenta de
la sencillez de la vida, de tu capacidad para crear la manifestación de tu
realización en este plano y del Amor que rebosa de tu corazón hacia todas las
almas que en este plano habitan.
Podemos saber y sentir el
Hogar estando encarnados, pero cuando transcendemos, podemos verlo con una
mayor claridad, según el proceso que hayamos seguido.
El HOGAR no es algo externo a
nosotros. Somos parte del universo, y todo el potencial asociado a él, se
encuentra en nosotros como parte de él que somos . Yendo a nuestro interior nos
encontraremos con la expansión de nuestro verdadero ser, en medio de nuestro
universo interior, sintiendo y obteniendo la sabiduría al encontrarte a ti
mismo. Es en nuestro interior donde podremos llegar a encontrar y conocer
nuestra verdadera esencia y a todos nuestros hermanos celestiales, al igual que
nosotros, pero con la pequeña diferencia que ahora nosotros, nos encontrarnos
con un físico que nos permitirá llevar a término la esencia de nuestra Gran
Familia aquí en esta dimensión. Estando con ellos, todo tú dejas de ser tu nombre
y apellidos para convertirte en el ser libre, amoroso y en paz para extender
nuestro universo con el Amor que eres. Sentiros y llegaréis a saber de aquel
quien en verdad sois. Los ángeles, la Hermandad Blanca y todo el universo
estarán con vosotros y sentiréis vuestra unión con algo superior que os
permitirá saber que nada de lo vivido en la Tierra es lo que parece desde la
racionalidad. Con la consciencia empieza a aparecer la claridad de nuestros
pasos y las puertas de nuestra realización empiezan a presentarse ante nosotros
y a abrirse para que crucemos sus lindares y lleguemos ante la Luz de nuestra
esencia, esperando nuestro recordar, para ser irradiada según el sentido por el
cual respiraste por primera vez.
No siempre las cosas son
exactamente como nos las han transmitido o instruido. Cuando dejamos que
nuestro vehículo físico ya no nos acompañe y trascendemos, entonces es como,
para la mayoría, si pudiésemos sacar el brillo de lo vivido, el pequeño polvo
que haya podido haber en nuestras actuaciones, en nuestra visión de la vida que
teníamos, y darnos cuenta del Amor que hemos transmitido y dejado para que,
nuestro Amor plantado en la vida dejada, pueda algún día, ser recogido como
fruto de la Verdad y como muestra que en el fondo, todos tenemos un HOGAR.
Nunca estamos solos.
Que el Amor y la Paz sean en
todos vosotros.
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