“Y el jazmín esparció su esencia para dar de
la mano al aire, y juntos, aromatizar la tierra donde había nacido”.
Por fin llega la Entrega, a cada uno en su instante,
siendo entonces donde se puede sentir la fragancia de la existencia. Tu vida se
eleva y, desde la cima de la Aceptación, del Fluir y la Fe, puedes apreciar la
belleza de aquel quien eres emanando el Amor de tu Fuente interior y sintiendo
en tu corazón la Unicidad y el Amor del cual fuiste creado. Un manantial
irradiando la Luz de tu ser y la Serenidad de saber y haber recordado aquel
quien, en el fondo, siempre fuiste.
Ahora, ha llegado el momento
de esparcir tu esencia por este amado mundo. Tu interior llama a la puerta de
servir a la Divinidad que siempre se ha acurrucado en tu interior esperando ser
reconocida.
Ahora ha llegado el tiempo
donde lo humano deja lugar a lo divino, donde aquel quien fuiste deja paso a
quien eres y has sido en todo instante de tu existencia encarnada. Ahora has
recordado que tu esencia no es humana, sino divina, y esta divinidad será la
que empezarás a manifestar a partir de ahora.
Este instante es cuando
recuperarás tus fuerzas para hacer frente y avanzar con la fortaleza de tu
naturaleza para travesar las tempestades que hasta ahora, quizás, hayas podido
estar viviendo.
Son tiempos de reafirmación y
empezar a brotar en la luz que hay en tu interior, para mostrar tu belleza y tu
amorosa esencia, regando así, los campos fértiles de tu andar para ir
recogiendo los frutos tan esperados.
Ahora es el tiempo de la
recolecta para muchos de vosotros. Abriros y dejad que el sentir de quien sois
os lleve a la realización en vuestra vida actual y a la manifestación del
verdadero ser que sois y siempre fuisteis.
“El jazmín sintió la plenitud en su interior
al verter su aroma único e inconfundible, recordando a su entorno que la
belleza se encuentra en ti y el universo nunca te olvida. Al inspirarlo, tu
interior se transforma y te recuerda la armonía y el bienestar que siempre
fuiste”.
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