Amada alma, ¿cómo puedo
hablar de ti, si no eres algo externo a mí?
Solo sintiendo sabré de ti.
Durante siglos, nuestra
humanidad, para poder entender o explicar algo no físico, tuvo que crear unos
símbolos, unos objetos para identificar y hacernos ver y creer que aquello
invisible a nuestros ojos físicos, pudiese llegar a todos aquellos que pudieran
estar interesados en lo que se conoce como alma.
¿Realmente existe el alma?
¿Es algo ajeno a nuestra esencia para decir que es una parte de nosotros? ¿Con
forma incluida?
¡Cuántas veces hemos oído
expresiones del tipo: el alma de un
árbol, los animales también tienen su alma, o todos los seres vivos tienen un
alma!
Todos tienen alma porque todos
somos Amor. Procedemos del Todo y complementamos el Todo, como parte de él que
somos. Cada ser es el Todo porque tiene un alma, siendo ésta, la esencia del
universo, del Hogar del cual procedemos. Todos somos energía esencial de Vida.
Todos somos Amor.
Hay algo básico, innato en
nuestro ADN, y es el hecho de tener el conocimiento de lo que es y representa
lo que se conoce como alma.
Seguramente habéis oído
muchas veces que el alma es una parte de nuestra existencia. Las palabras, con
el tiempo y se ha podido ver, han sido malinterpretadas o distorsionadas según
las creencias de quien las ha transmitido. El concepto que se ha ido
transmitiendo está basado en unas raíces religiosas que nos han llevado a
entender lo que se entiende como alma, como algo ajeno a nosotros.
Para todos aquellos que ya
lleváis tiempo en el camino del despertar, es probable que vuestros oídos hayan
recibido palabras como: estamos en este
proyecto de vida para elevar nuestra alma y evolucionarla.
Con los años, abriendo las
puertas de la conexión con el Hogar y nuestros hermanos de la Luz, llegué a
sentir la sabiduría en mí, guiado por mis acompañantes celestiales que me
llevaron a darme cuenta del verdadero significado de lo que es y representa el
alma en nuestras encarnaciones.
El alma no evoluciona porque
es la parte divina de cada uno. Es la esencia de Dios en cada uno. Somos parte
de él. Al encarnar, traemos en este mundo la esencia divina del universo. El
alma siempre ha sido completa, es y será resplandeciente, luminosa, con la
energía del amor con toda su majestuosidad. El alma no tiene que evolucionar.
Lo que entendemos como evolución, es el hecho de acercarnos a ella y aceptarla
en nuestra vida dejando que su esencia se exprese a través nuestro. Es nuestra
relación con ella el proceso de evolución en nuestra vida. La evolución del
alma no es tal, sino el acercamiento de nuestro ser a ella, a nuestra esencia
divina, que siempre ha estado con nosotros y estará. Nuestra alma no necesita
evolucionar, porque ya está evolucionada, podríamos decir, debido que siempre
hemos sido divinos y pertenecidos al Amor Universal, a la energía de más alta
vibración existente en el firmamento. Nosotros no debemos de evolucionar, sino
de acercarnos cada vez más a nuestra verdadera esencia y dejarla manifestar. Lo
que se entiende como evolución es el recordar quienes somos realmente y liberar
de nuestro ser todos los acondicionamientos, creencias y pasado basado en las
limitaciones, victimismos y pautas de distanciamiento con nosotros mismos debido
a las creencias inculcadas basadas en ciertas religiones. Todo estribaba en
controlar a los seres humanos y dominarlos para poder llevar a término los
intereses personales de cierta visión de la vida basada en lo terrenal.
No estamos en esta vida para
hacer evolucionar nuestra alma, sino en abatir los muros que nos inculcaron y
aceptamos en su momento para conectar con nuestra esencia y sentir el Dios que
cada uno de nosotros es.
El alma, es sencillamente,
nuestra esencia divina, la energía de más alta vibración existente en el
universo: el Amor en su máximo resplandor, puro e incondicional, creador de
toda vida y armonizador natural de todo aquello que la mente pueda llegar a
alterar.
Este acercamiento a nuestra
esencia amorosa es el proceso de evolución de cada ser en las encarnaciones
vividas.
El alma no es algo externo en
nosotros y que depende de algo superior, sino que tú, eres parte de la mayor
energía de alta vibración existente a lo largo de los universos. Tú eres la
divinidad superior encarnada para elevar este planeta y ayudar a la humanidad a
recordar quién es, para llegar a la plena Unicidad.
Es el Dios que somos a las
puertas de poderlo llegar a aceptar y manifestarlo.
Lo que entendemos como alma,
no es una parte de nosotros, a nivel espiritual. Nuestra alma es nuestra
esencia divina, innata, nuestra esencia espiritual esperando que el ser que
eres vaya acercándose a ella a través de recordar quiénes somos y poderlo
manifestar con todo su resplandor. Dicho de otra manera, poderte expresar con
toda tu majestuosidad según la esencia que eres. No hay que evolucionar el
alma, porque en cualquier momento puede expresarse con toda su irradiación. Depende
de nosotros.
Eres Amor. Eres Dios, y no
hay un alma esperando ser evolucionada, sino un ser en proceso de aceptar y
acercarse a aquel quien en verdad es, y mostrarse tal como es.
Tu alma es Dios en ti. Tú
eres Dios.
Actualmente, en los tiempos
que nos encontramos, hay grandes inquietudes para ir a nuestro interior, y será
a través de ir a nuestro interior que llegaremos a encontrarnos con nuestra
esencia innata divina. Esto es el proceso de la evolución que tanto se habla en
los tiempos que vivimos.
El alma no es una parte de
nosotros. Nosotros somos el alma innata del universo y de toda vida. Somos el
TODO encarnado, mostrando nuestra belleza y nuestro potencial según nuestra
esencia. Somos fuentes de Vida y Amor. Somos el Cielo aquí en la Tierra.
No veáis el alma como una
parte de vosotros, porque no estáis fragmentados. Sois un Todo luminoso que
ilumina el camino hacia la liberación y transmutación de la oscuridad.
Alma. Dios. Divinidad.
Energía Superior. El Gran Espíritu. Yo Superior. Diferentes palabras para
definir lo mismo, que pueden llegar a confundir al humano en proceso de
acercamiento a su esencia.
Las puertas del conocimiento
superior, de la sabiduría existencial se encuentran al alcance de cada uno de los
seres en proceso de ascensión. Esta ascensión representa liberar unos
conocimientos transmitidos a lo largo de los siglos, para llegar a la
información, sensación y sentimientos recibidos desde el Corazón.
Nos encontramos en tiempos
donde ya se empieza a dar cuenta que desde la mente continuaremos estando
atrapados en el tiempo, y que la manera de ir a la esencia, a la Verdad de la
existencia, es empezar a vivir desde el Corazón. Empezar a adentrarnos en
nuestro interior para entender lo exterior, y poder así, percibir la belleza y
la abundancia que nos rodea y se nos concede.
Cuando alguien siente su
esencia, su alma, su vida cambia y la visión de esta deja de basarse desde lo
humano para percibir y sentir desde el corazón. Entonces todo tiene sentido y
tu vida toma otra senda hacia la plenitud. No importa lo que hagas, porque tu
visión y los resultados obtenidos te harán sentir la gratitud y el amor que
toda tu vivencia comporta.
Tu corazón te guiará. Tu
esencia te protegerá, porque es el Amor quien te protegerá. No hay otra
protección que sentir el Amor en ti.
No estamos aquí para
evolucionar nuestra alma, sino para podernos acercar a aquel quien somos.
Nuestra alma no necesita evolucionar porque ya es completa y absoluta. Solo es
cuestión que cada uno se dé cuenta de este hecho. Quien evoluciona es el ser
humano hacia su divinidad, no nuestra alma, porque nosotros ya somos Dios
manifestado. ¿Qué no te acuerdas?
Que el Amor y la Paz sean en
ti.
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