Hay almas que se
encuentran entre nosotros que han venido a hacer algo más allá de lo
convencional o lo establecido.
Permitidme que os
presente uno de estos casos. A nuestra alma la llamaremos Alba.
Alba nació siendo un alma
procedente de las estrellas. Ella acordó nacer y rodearse de un entorno muy
racional y terrenal, donde la imagen y todas las posesiones materiales
predominaban como creencias para etiquetar a alguien conforme ha tenido éxito
en su vida, independientemente de su estado interior. Todo se confabuló para
que su presencia en este planeta pudiera realizarse según se acordó desde el
Hogar.
Veía como los jóvenes y
adultos de su entorno aceptaban lo injusto para obtener algo en su vida, aunque
ésta no fuera de bienestar. ¿Os suena esta situación?
Fue creciendo e iba
viendo como los comentarios y actitudes ante la vida se basaban en las
posesiones materiales y económicas para llegar a ser alguien.
Alba vivió momentos muy
duros en su proceso, aceptándolos y aprendiendo de cada uno de ellos.
Llegó a su madurez, a
este estado adulto conforme uno no se siente como tal pero que la sociedad te
etiqueta acompañándolo con unos tópicos referentes a la edad. Alba se sentía
muy lejana a todo lo que oía y se le comentaba al respecto. Ella no se
identificaba en nada con lo que se expresaba en su entorno.
Llegó a un punto de su
camino que tuvo que ir a su interior para esclarecer una serie de aspectos
relacionados con su existencia. Se tomó su tiempo, pero todo se aceleró a la
vez. Su predisposición le permitió abrir puertas interiores que hasta ahora no
había podido, e incluso ni las había visto. En aquellos momentos se encontraba
preparada para saber de sí misma más a fondo y obtener una luz y claridad en su
vida conforme no había obtenido hasta entonces.
Después de cada retiro,que
algunos de ellos fueron de meses, se manifestaba con grandes cambios en su
interior, mostrándose alguien diferente a pocas semanas atrás. Esta nueva
imagen duraría hasta la próxima vez que volviera, voluntariamente, a adentrarse
en sí y volver a abrir puertas que le permitirían obtener una nueva sabiduría,
que no tenía nada que ver con lo que estaba viviendo en este plano terrenal.
Alba se sentía como una
intrusa, voluntaria, donde lo que le rodeaba no coincidía con lo que ella sentía
y percibía. Sabía que no era de este mundo, y que su presencia en él, era
motivo de un sentido, una misión que decidió cumplir desde su nacimiento
actual.
Gran parte de su entorno
trabajaba y trabajaba para obtener unos ingresos mensuales o temporales y poder
subsistir. Nuestra alma, sentía que no debía de aceptar este juego terrenal
para salir adelante, porque se daba cuenta que solo era una limitación para
controlar a todo ser que se incluía en aquella sociedad.
Un día, y con el tiempo
fueron muchos más, decidió librarse a su Divinidad porque sentía que lo que
había venido a hacer tenía relación con ella. Sentía con todas sus fuerzas y
amor, que debía de librarse a las manos de su Divinidad. Así lo hizo, dejando
de controlar su vida y de organizar para obtener. Se deshizo de toda iniciativa
para conseguir algo de ingresos porqué sí.
Alba se liberó de todo
miedo que pudiera albergar en su interior. Empezó a vivir exclusivamente en el
presente, teniendo una Fe absoluta conforme todo lo que necesitase se le daría
sin ella hacer ningún esfuerzo.
Nuestra alma se deshizo
de toda intención prevista para valerse por sí misma y ser ella quien mostrase
la iniciativa en su vida. Se entregó del todo.
Sobre estas decisiones y
actitudes no las exteriorizó con las personas que le rodeaban, porque no
estaban preparadas para entender su nueva visión ante la vida y su actitud de
plena confianza y entrega.
Vivía cada día como si
fuera el único, aceptándolo y haciendo solamente, aquello que su corazón le
dictaba. Mientras, en su proceso, nada le faltaba.
Llegó el día donde se dio
cuenta que Dios empezaba a manifestarse a través de ella. Nuestra alma quería
que no solo fuese un día o de cuando en cuando, sino continuamente, donde su
presencia fuese la de su Divinidad.
Los días fueron pasando y
se daba cuenta que la vida le llevaba a situaciones no previstas donde su
presencia ayudaba a alguien. Su corazón era su guía. Veía la belleza y el
sentido amoroso en todo lo que sus sentidos podían llegar a percibir.
Era un alma de otro
mundo, encarnada para un fin superior. Sanó y liberó a su karma, siendo un ser
totalmente libre al servicio de la Divinidad Superior.
Se levantaba y sentía el
amor en ella. Desayunaba o comía algo y en su interior sentía la plenitud y una
gran gratitud por encontrarse en esta vida en el lugar que se encontraba. El
universo le había hecho cambiar muchas veces de domicilio para su proceso
evolutivo y llevar su misión a término.
Ya no organizaba nada si
no lo sentía. Toda su vida era una sincronización constante para que su
presencia y sus pasos le llevaran allí donde tendría un sentido de ser.
Podía estar paseando y
recibir una llamada para una sesión individual.
Podía estar en casa y
sentir que debía de ir a comprar algo, y cuando se encontraba en la calle,
acercársele alguien y explicarle la situación que vivía. Alba escuchaba y
sentía compasión por aquel ser. En el fondo, sentía compasión por todos los
seres encarnados.
Podía ir a un encuentro
previsto, y recibir un legado económico en efectivo sin que ella lo supiera. Los
que asistían a sus sesiones individuales, a veces, también le hacían regalos
con un extra de la aportación de las sesiones.
Nuestra alma entregada
recibía de diferentes maneras todo aquello que necesitaba y se encontraba en el
lugar adecuado para armonizar las energías del lugar o dar un consuelo o una
esperanza a alguien que lo pudiera necesitar. Siempre tenía una sonrisa en su
cara.
En las tiendas que iba a
comprar, a menudo recibía detalles a su favor de parte de los dependientes.
Ella nada pedía y siempre se relacionaba con el respeto y amor que alguien
encarnado merecía. Era un alma entregada a su Divinidad, y ésta, nunca la
dejaba de lado o se olvidaba de ella.
Cuando alguien entrega su
vida, su alma y todo su ser al Dios que es, la vida se convierte en una aliada,
creando y atrayendo todo lo que uno necesita.
Alba dejó de pedir,
sencillamente si algo necesitaba lo obtenía.
Con el tiempo se convirtió
en una Luz para nuestro mundo. Conectó con la Sabiduría Universal y con el
Hogar del cual todos procedemos. Se sentía mejor con ellos que con los
terrenales. Nunca estuvo sola y, cada vez más, podía llegar a sentirlos y
verlos, recibiendo todo tipo de información al respecto, activándose su
potencial espiritual más allá de lo habitual. Sus comunicaciones eran directas
y claras.
Hoy, este ser real, es un
ser lleno de Luz y Amor.
Alba sabe quién es y qué
ha venido a hacer en este mundo.
Sigue los pasos de su
corazón y no aparenta su manera de ser con los tópicos convencionales existentes
sobre la edad y la actitud.
Aquellos abiertos de
corazón saben de esta alma, siendo un pilar importante para nuestro mundo.
Muchos se encuentran muy
bien a su lado. Sienten la paz y la tranquilidad del universo junto a ella.
Nos encontramos en
tiempos de grandes cambios, y el universo nos ha enviado seres como esta alma
para que podamos tener un espejo donde reflejarnos y darnos cuenta de quiénes
somos y poder seguir la dirección adecuada en nuestro camino para llegar a
nosotros mismos. Su palabra es un bálsamo y su presencia una fuente donde beber
nuestra alma y sentir aquel quien en verdad somos: Amor.
Gracias ALBA.
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