Cuando
te despojas de las sonrisas provocadas,
Cuando
te limpias el maquillaje de apariencia,
Cuando
tus pasos no titubean en el caminar,
Cuando
tu corazón se abre y reconoce el aislamiento,
Cuando
todo esto sucede, entonces es que algo grande está sucediendo en ti.
Cuando
ves la belleza que te rodea a pesar de los pesares,
Cuando
tu mirada deja de ser de soslayo,
Cuando
eres capaz de respirar profundamente sin pensar en la pérdida de tiempo de este
momento,
Cuando
tu agenda deja de ser lo primordial en tu vida cotidiana,
Cuando
todo esto sucede, hay una luz en tu interior que quiere ser mostrada.
Aunque
cada mañana parezca ser lo mismo antes de levantarte,
Aunque
sientas que hay mucho o nada que hacer en el día de hoy,
Aunque
puedas llegar a pensar: “un día más”,
Aunque
todo esto parezca en ti, siempre queda lo imprevisto para impresionarte y poder
decir: “¡mira!, esto me ha gustado”.
Aunque
hoy no puedas desayunar,
Aunque
sientas un fuerte impulso de llorar,
Aunque
esta noche tampoco hayas podido dormir como te hubiera gustado,
Aunque
no perfiles la salida de tu aparente situación estancada,
Aunque
todo esto parezca existir ante ti, déjalo ir y siente la esperanza que lo
existente actualmente en tu vida sólo es un impulso para llegar a ti.
Nuestro
pasado nos empuja a creer lo vivido en antaño, a dar por hecho que lo que fue,
continuará siendo, y el hecho de sentir este sentimiento en nuestro interior,
hace que nuestro potencial de ser nosotros se desvanezca debido que ponemos a
las manos de lo que fue nuestro empoderamiento como seres libres que somos.
Nos
ponemos a merced de lo que fue para sentir el abatimiento de nuestro estado
interior según nuestro pasado. Éste continuará insistiendo en querer
subyugarnos a su domino, pero solo es una cuestión de conciencia personal.
Cuando
no sabemos, nos creemos limitados.
La vida
no es como nos la han hecho creer. Más allá de todas las connotaciones
culturales, religiosas o sociales, nuestro caminar no tiene un solo camino,
sino que existe también, otro más en acorde a nuestras necesidades. Sí, existe
un camino ante nosotros, único y primordial para nuestro ser. Éste no es
externo, sino que la dirección a seguir a partir de ahora reside en lo que nos
dicta nuestro corazón.
Todos
somos iguales como almas, pero diferentes como seres encarnados. Por eso,
debemos de buscar y encontrar el camino adecuado para nuestra alma. Somos
únicos dentro de la especie de la humanidad. Solo nosotros sabemos hacer
aquello que sentimos en nuestro interior de la manera que lo sentimos. Nadie
más puede hacer aquello de la manera que nosotros lo podemos hacer y beneficiar
a aquellas otras almas necesitadas de la comprensión como nosotros también
sentimos. Despertando de la quimera onírica de nuestro pasado limitado, ahora
podemos levantarnos y decir bien fuerte, en voz alta: “Hoy, yo sí que puedo y
lo consigo! ¡Hoy vale la pena vivir!”
Nuestra
vida abraza los deseos de nuestro corazón. Cuando así lo hacemos, entonces,
sentimos la fuerza de nuestra esencia pidiendo paso para hacerse un hueco en
nuestra amada existencia.
Cuando
despertamos por la mañana y sentimos el amor en nosotros, entonces es que algo
está cambiando en nosotros.
Cuando
nos levantamos y sentimos la gratitud por este nuevo día, es que nuestro ser ha
encontrado el camino de vuelta a casa.
Cuando
nos miramos en el espejo y sonreímos por podernos ver y nos agrada lo que
observamos, entonces, es que algo grande se está produciendo dentro en nuestro
interior.
Cuando
cada día sentimos la necesidad de levantarnos para recibir con los brazos
abiertos lo inesperado de aquella jornada, es que nuestro corazón se ha abierto
y nuestros hermanos de la Luz nos acompañan susurrándonos al oído el nuevo día.
Mirando
en el silencio de la mente, vemos el reflejo de la perfección de la creación.
Sintiendo
la serenidad de tu interior, percibes el potencial que hay dentro de cada uno,
a pesar de las diferencias y los enojos.
Cuando
decidimos experimentar esta sensación de la encarnación, no se nos dijeron
muchas de las cosas que hemos vivido. El libro de instrucciones no nos fue
leído del todo. Hubo apartados que sólo nosotros tuvimos que darnos cuenta a
través de la vivencia. Llegar hasta aquí nos abrió las puertas del verdadero
ser que somos y del recordar.
Ahora,
aquí leyendo estas palabras mi ser está atento y centrado en cada una que mis
ojos resiguen. Algo en mi me aquieta, como si alguien amado estuviera a mi lado
y sintiera el bienestar de su presencia. Continuas leyendo como parte del día
de hoy, elevando tu esencia hacia lo más alto de tu ser.
Hoy es
un buen día, aunque a lo mejor el cielo parezca no querer lucir el sol, pero en
el fondo, me doy cuenta que no es lo más importante, porque aunque no lo vea,
él continua en lo más alto alentándome a seguir.
Mi corazón
sabe de los por qués.
Hoy
decido andar sintiendo.
Hoy me
permito expresar mis emociones sin impedimentos.
Hoy es
un buen día para renacer aquel ser que soñaba en mi interior, libre, elevándose
hacia la eternidad de mi realización.
Hoy, mi
corazón está dispuesto a hablarme y yo a escucharlo.
Pase lo
que pase hoy, yo seré yo. Así lo siento y así lo expreso.
Por eso,
cuando siento la fuerza, por momentos, de este algo sutil que reside en mi
interior,…abro los brazos, miro al cielo y expreso:
“¡Sí! ¡Yo puedo! ¡Yo quiero y
hago mi voluntad según mi corazón!
¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!”
Los días
son pequeños regalos que nos pueden hacer grandes.
Los
instantes, guindas de nuestro pastel existencial.
Dejemos
que la celebración sea compartida con todos aquellos que nos rodean. Entonces,
veremos cómo cada mañana, tarde o atardecer son muestras de agradecimiento por
sentir la gratitud de estar aquí.
Desde mi
corazón, un fuerte abrazo y que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.
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