Nos encontramos en tiempos donde se nos facilita que la
oscuridad desaparezca y nos muestre todo su contenido ante todo aquel que se
predisponga a saber de él mismo.
Grandes puertas, hasta ahora cerradas para la mayoría de
los seres humanos, se han entreabierto para cruzar su umbral y pasar al espacio
de la Luz, donde toda pregunta obtiene su respuesta, y donde la existencia
tiene un sentido bien definido según cada uno.
Puertas de un gran acontecimiento planetario y universal
son abiertas para que la ignorancia dé paso al conocimiento y éste pueda llevar
al individuo a la sabiduría.
Ahora son instantes únicos en la evolución del
firmamento, con nuestro despertar como vida elegida para un libre albedrío y
una consciencia bendecida por la Gran Voluntad Divina, nuestra Fuente
existencial.
Parte de la humanidad ha despertado, acudiendo a esta
llamada realizada desde las más altas esferas celestiales. Parte de los seres con
condición humana han decidido aceptar este reto y adentrarse en el camino de la
Luz para saber y recordar quién es. Esta aceptación hace que cada uno de los
predispuestos sienta un impulso que le lleve a indagar sobre lo que hasta ahora
ha sido un misterio de nuestra existencia: nuestra procedencia y quienes somos.
Multitudes han despertado siendo atraídos por las buenas
nuevas que se le han presentado debido a los tiempos que vivimos, mostrando el
fruto de otros que, en un pasado, dieron los primeros pasos hacia la liberación
del alma y la comprensión de nuestra existencia en este plano dimensional.
Fueron los precursores de este movimiento de despertar y luz que ahora vivimos.
El somnoliento ser que ha empezado a despertar y a dar
los primeros pasos, busca en su entorno donde ver más luz y dirigirse a ella.
Precursores de antaño, con energía chamánica, abren sus puertas y su camino
para todos aquellos que sientan también este camino. Numerosas propuestas
destinadas a este fin llaman a la puerta de nuestro despertar.
El ser busca y busca para llenar esta inquietud de saber
y conocimiento. Da pasos hacia la materialización del bienestar interior. Sin
darnos cuenta nos abrimos a la búsqueda de aquello que, de algún modo, resuena
en nuestro interior. ¿Cómo podemos encontrar algo fuera de nosotros si lo que
sentimos se encuentra dentro de cada uno? Buscamos en la dirección equivocada.
Queremos Luz y nos olvidamos que esta Luz está en nosotros. Continuamos
buscando más allá de nuestro interior, aquello que ya se encuentra en nosotros.
Podemos encontrar puertas dispuestas a mostrarnos el camino en nuestro entorno,
pero tengamos presente que solo son indicios para llegar a nosotros mismos.
Imaginaos alguien que quiere saber cómo se construye una
casa. Siente la necesidad de saber cómo hacerse él mismo un hogar confortable,
duradero y seguro. Imaginaos que para esto, empieza a hacer cursos de cómo se
hace un altillo, desván o tejado. Para él esto es lo más importante en estos
momentos. Es lo primero que ha encontrado en su camino. Es un primer paso,
cierto, pero para la construcción de un hogar se necesitan unos buenos
cimientos y un buen material. En vez de empezar por aquí, se adentra en el tipo
de tejados y en cómo decorar su casa futura: muebles, cortinas, tipos de
cocinas,….
Este ser está perdiéndose en su camino de despertar. Está
valorando aspectos que son posteriores a la esencia de una buena construcción e
ingeniería.
De alguna manera, esto está sucediendo en los tiempos
actuales. Cierto es que son pasos que nos pueden llevar a la totalidad de la
comprensión de un cálido y reconfortante hogar, pero antes, uno debe de
aprender a cómo crear unos buenos pilares para que sostenga todo lo demás.
El misterio continúa sin aclararse del todo. Nos
centramos en aspectos, a veces complementarios sin tener en cuenta lo que en
verdad es primordial, y éste, eres tú.
¿Por qué no empezamos por el qué sentimos cuando estamos
en silencio? ¿Por qué no nos quedamos unos instantes sintiendo aquello que nos
inquieta? ¿Por qué nos sentimos removidos ante tal persona o situación? ¿Por
qué me siento impotente en momentos determinados? ¿Por qué nos alteramos cuando
nos encontramos ante alguien en concreto o una situación cotidiana? ¿Seguro que
tenemos una buena base en nuestro ser? ¿Qué tal si empezamos por aposentar
estos pilares internos para no zozobrar cuando aparezca la mínima brisa en
nuestro entorno?
El misterio continua sin ser revelado la esencia de
quienes somos. Buscamos de dónde venimos, técnicas con etiquetas diferentes,
siendo casi lo mismo que otras, potaje de actividades clasificadas para el
“buen desarrollo de la persona”, en cambio, continuamos sin mantener del todo
la estabilidad interior. Sentimos el vacío, a menudo, al no llegar a percibir
ni sentir la llave y la fuerza que hay en mí, en cada uno, para transmutar toda
situación de malestar en nosotros.
Muchas veces empezamos por el tejado nuestro nuevo hogar.
Vemos que estamos dando pasos, pero no acabamos de sentirnos realizados, ni
amados ni comprendidos por los ambientes donde habitamos. ¿Por qué?
Es bueno saber cómo realizar un tejado o un desván, pero
de nada sirve, a nivel de la practicidad de nuestro proceso si antes no
anclamos unos buenos cimientos para sostener todo lo que queramos construir
después. ¿Un tejado encima de unos pilares desencajados y agrietados? Como en el
cuento de los tres cerditos, a la primera tempestad
nos venimos abajo. ¿De qué ha servido hacer esta construcción si no ha habido
una solidez y firmeza en nuestro espíritu?
Nadie nos dijo al
venir, que sería todo fácil, porque el camino de ir recordando y
descubriendo el verdadero camino sería lo que nos permitiría ir aposentando las
bases seguras de nuestra dirección.
Vivimos tiempos donde la experiencia de algunos les ha
llevado a estar en un lugar visible para muchos y orientar a las almas en
proceso de descubrir el verdadero camino. Hay luz en ellos y una sabiduría
obtenida a través de su propio proceso para llegar a uno mismo. Ahora es tiempo
donde el corazón empieza a tomar el papel que le corresponde. Empiezan a
emerger voces de diferentes corazones a lo largo de nuestro amado mundo
indicando el camino a seguir para la realización de sus respectivas almas, y
así, el ser de este corazón y alma, pueda discernir qué es lo que más le hace
vibrar para dar los nuevos pasos. Dejaos llevar por él. El proceso es el mismo
para todos, no así las experiencias vividas en él. Tu corazón te hablará claro
y alto.
Empezar por el tejado o por complementos de nuestro
proceso nos puede hacer distraer de lo verdaderamente importante para nosotros.
Para que la divinidad en cada uno pueda llegar a manifestarse, se necesita
Amor, y es desde el Amor, que llegaremos a nosotros.
A veces solo se necesita estar solo para abrir la puerta
de nuestro bienestar y aposentamiento en el camino adecuado para nuestra alma.
La fase de la crisálida espiritual es importante para discernir, ver la luz del
camino y sentir, que aquello que buscamos ya se encuentra en nuestro interior.
Podemos necesitar una guía, pero no confundir la guía como la fuente de vuestro
bienestar.
Conocer tu potencial, tus herramientas y tu capacidad de
amar, te permitirá ir más allá de tus limitaciones actuales. No hay tales
cuando sientes el verdadero ser que eres. No eres un complemento de la casa,
eres el propio hogar en la materia. Buscar en la azotea solo puede distraerte
en tu camino. Reforzar tus pilares y reconstruirlos te permitirá elevarte más
allá de lo humano para llegar a tu divinidad.
Cuando encontramos las respuestas de nuestro interior,
entendemos y comprendemos nuestro exterior; entonces el misterio será
desvelado.
Llegaremos a la plenitud cuando sintamos en nuestro
interior la fortaleza de quiénes somos y el amor de nuestra verdadera esencia:
Dios en mí, Yo Soy.
Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.
2 comentarios:
He estado profundizando en la práctica del SENTIR y me sorprende darme cuenta de muchas cosas.
En el pasado creía que si "hacia" o "tenia" algo específico, entonces me "sentiría" bien. Esta actitud me ha llevado toda mi vida a buscar y buscar "ese" algo que me falta, siendo la propia búsqueda fruto de mi ego permanentemente insatisfecho.
No se trata de "tener" o "hacer", no se trata de "buscar" para nunca encontrar, se trata de simplemente SER, SENTIR el SER.
Me he dado cuenta que solo el sentir (no pensar) lo que somos, momento a momento, me produce una paz y una seguridad rara vez sentida antes. La necesidad de buscar, luchar y "hacer algo" para mejorar mis circunstancias, cesan notablemente.
Por supuesto, el viejo habito de "buscar", "pensar" y "hacer" han estado muy arraigados en mi, casí toda mi vida, pero creo que lo aprendido en éste blog ha sido la clave para definitivamente SENTIR y "sentirme", como siempre he anhelado.
Mil gracias Jordi..!
Gracias Jordi por compartir
Gracias Mariano por tus palabras y compartir tu interior. Gracias. Un abrazo.
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