No hay
principio ni fin a lo largo de nuestra existencia.
No hay
instantes de un ahora inicial y un final. El proceso es Uno con la evolución
individual, unida al proceso de ascensión de todo el firmamento.
No ha habido ni
hay un primer momento en nosotros, dirigiéndonos a un último.
Hay etapas en
nuestro proceso, como el impulso que sigue el flujo de un vórtice hacia las
alturas. Así nuestra alma, en esta vivencia encarnada, procede a una Voluntad
Superior que la lleva a una toma de consciencia para dejar lo humano y
manifestar lo divino de cada ser que habita.
Etapas dentro
de una vorágine de vivencias y sentimientos que permiten elevar a cada alma en
la materia.
No hay un
principio ni un fin, sino la voluntad individual para engrandecer nuestra
esencia celestial.
No hay un
principio y un final, donde el pasado deja de ser en nosotros y lo nuevo se
aloja en cada partícula de nuestra materia.
El final es el
principio y el principio el final. Todo se une y se complementa. No hay un
antes y un después, sino la consecuencia de nuestro libre albedrío en nuestro
presente, porque solo el presente existe en nuestro proceso.
Nuestro sentido
existencial tiene que ver con el paso de la mente al corazón. Un transcurso
espiritual donde lo racional y mental va dejando paso a lo intuitivo y
emocional. No nos despojamos definitivamente de uno para dar paso al otro,
porque los dos son parte de la misma Voluntad en cada ser encarnado. Es el
valor y la prioridad lo que hace que nuestra evolución proceda según la
Intencionalidad Divina.
Los círculos de
la ascensión, como en un vórtice, se elevan y elevan para permitir que la
consciencia innata en cada ser puede relevar la mente para dar prioridad a
nuestro corazón.
El impulso de
nuestra esencia nos empuja a una entrega absoluta, incondicional, de nuestros
pasos a la Voluntad Mayor de la cual todos procedemos. Uno con el Universo. Uno
con el firmamento entero, donde el Amor ensalza el camino a seguir para todos
los seres que lo habitamos. Diferentes seres, especies de vida y dimensiones
varias coordinamos nuestras presencias para ensalzar la Gloria del ser que cada
uno es. Divinidad individual da la mano de la Divinidad Superior que rige todo
espacio que nuestros ojos pueden divisar alzando la vista. Energía de alta
vibración en cada uno, activa cada una de las diferentes capas de nuestro ADN
como seres en la forma. Esta activación nos permite elevar nuestro ser, nuestra
alma más allá de toda densidad que pueda haber, no tan solo en nosotros, sino
en todo nuestro planeta.
Transmutación
de lo mental en intuitivo, del anclaje de la mente como guía en nuestra
existencia actual a la dirección emanada de nuestro corazón. El proceso seguido
por los habitantes de este planeta nos lleva del control a la entrega total de
la fluidez en esta vida; del miedo a la plena confianza; de las dudas a la Fe
en quien somos.
No hay un
principio y un final. Todo paso dado nos lleva a un sentir más consciente de
nuestro ser y a una consciencia de la realidad existencial. Ver la Luz de
nuestro camino y del sentido que cada uno tiene en este sendero encarnado, nos
lleva a darnos cuenta que cada paso dado va dado de la mano, donde no podemos
diferenciar el principio del final.
Períodos más
conscientes que otros son aprovechados por nuestro ser para subir nuevos
peldaños en todo el proceso de Ascensión Universal. Nos encontramos dando un
nuevo paso, pero no para finalizar o empezar algo nuevo, como tal. Todo es
evolutivo. Todo es elevación. Nada acaba porque es la consecuencia de lo
realizado. Nada empieza, porque es una consecuencia de nuestro presente actual.
Solo presente,
sin nociones temporales de espacio/tiempo, por lo tanto, nada fue ni será. No
es principio ni fin nuestro ahora de Ascensión. Consciencia más clara, más
vibración en nuestra energía. Somos por lo vivido y decidido. Somos según hemos
decidido y actuado al respecto. Somos. Somos. Somos. Presente eterno guiado por
nuestro corazón, nuestra esencia espiritual, guiados por la presencia de nuestra
alma según nuestra vibración en cada momento.
Seguimos un
proceso no terrenal, aunque nuestros sentidos puedan percibir la materia en
nosotros y nuestro entorno.
Todo transcurre
por los cauces de nuestra verdadera naturaleza. Identificarnos con la forma,
nos lleva a distorsionar la realidad de nuestra presencia y nuestro ser. Hay un
solo sentido para nuestra estancia en este apartado planeta en medio de un
universo: llegar a la manifestación de la divinidad desde la más absoluta
dualidad, con la llave maestra en cada uno: el libre albedrío.
No hay
principio ni fin. Existen etapas, pero son partes intermedias de nuestra
existencia. Estamos dejando una de estas etapas para dar paso a una de mayor
Luz y creación de Armonía. No es el inicio ni el final de nada, solo una
secuencia dentro de todo proceso celestial.
Inmortalidad.
Eternidad en cada ser. Peldaños subidos a base de una consciencia cada vez más
despierta debido a la predisposición y actitud de responsabilidad de cada uno
en este Plan Universal donde todos aportamos nuestra presencia con nuestras
características únicas para materializar aquello por lo cual accedimos a nacer
por primera vez.
Nos encontramos
en un círculo ascendente donde ya no hay marcha atrás debido a la
predisposición, cada vez, de más seres despiertos. Todos elevamos nuestra
tierra y nuestros hermanos de la humanidad.
Nuestro camino
se ha obtenido por diferentes “finales parciales”, para dar lugar a “nuevos
inicios” incluidos en un proceso de constante Ascensión. Nada está quieto. Todo
se mueve, acelerándose cada vez más porque la manifestación de la Gloria
Celestial sea mostrada con todo su resplandor. Ensalzamos a la Divinidad que
somos, y cada vez más.
No es el inicio
de nada porque nuestra alma siempre ha acompañado a esta energía creadora
amorosa, de la cual procede nuestra esencia, pero no porque un día no
existiésemos, sino porque somos parte de ella, como una fruta a su árbol
respectivo. Somos fruto, y como fruto somos parte de un proceso, donde nuestra
presencia “madura”, y en su momento, se independiza sirviendo a una tierra para
su adobo. Ahora, muchos de vosotros estáis adobando este planeta con vuestra
entrega a la consciencia. El Amor nos guía, siendo conscientes que nos
encontramos en una etapa importante de nuestro proceso como Tierra y Humanidad.
Cuando esta
causa finalice, continuaremos con nuestro servicio en otras lindes, donde no
será el principio ni el final, sino una continuación. Todo se mueve y continúa.
Todo sigue sin detenerse.
Vivimos en el
presente, y es en cada instante de nuestro presente que, con nuestras energías,
podemos abrir nuevas puertas. Las cruzaremos y sentiremos el gozo de haberlo
hecho, pero no será el principio de nada, solo la continuación de lo acordado,
estando en el Hogar.
La humanidad se
deleita con las metáforas y las etiquetas. Para ella será el fin de una era y
el principio de otra. ¿Satisfechos? ¿Ahora se entiende mejor? Bueno, pues que
así sea, pero todo es continuación. Todo momento puede ser principio y final,
porque principio y final son partes de un proceso que dan paso a otro proceso.
Lo importante es ir avanzando, sintiendo el gozo y la gloria de tu ser,
escuchando la voz de tu corazón para saber del siguiente paso a dar y el cómo
realizarlo.
Cuando sientes,
dejas toda temporalidad, porque sencillamente estás, y sientes como perteneces
a un Todo Universal y más allá. No te cuestionas, solo vas haciendo y
escuchando tu parte intuitiva. Continúas y continúas llegando cada vez a más
almas en busca de su naturaleza espiritual, su Verdad.
Estamos siendo
llevados por el flujo de la Gran Ascensión Cósmica, donde no hay cabidas para el
pasado ni el futuro. Todo está en movimiento y todo pertenece a un ilimitado
proceso de elevación consciente de nuestra alma al servicio de un Gran Plan
Superior donde cada uno de nosotros somos pieza básica.
Tú eres fruto
del Universo para alimentar a los seres que te rodean. Así cada uno de
nosotros. Juntos elevamos la temporalidad para dar paso, exclusivamente, al
PRESENTE y al AMOR manifestado.
Somos parte de
un proceso lleno de AMOR, ARMONÍA y ORDEN.
Todo va bien.
No hay
principio ni final, porque tú eres eterno.
Que el Amor y
la Paz sean en cada uno de vosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario