jueves, 25 de marzo de 2021

Encontrando al Maestro

 


En una zona del bosque se encontraban un grupo de gorilas reposando y comiendo frutos y hojas que este bosque les ofrecía. Sus presencias denotaban una impresión de gran respeto y humildad.  Sus movimientos eran serenos, mientras recogían y arrancaban los frutos de aquel lugar.

Reposando en el suelo verde que los mantenía, dejaban que el tiempo fuera pasando sin más intención que hacer y vivir aquel momento en que se encontraban. Eran seres que vivían fuera del tiempo y el espacio. Sencillamente estaban en su presente actual, a cada instante.

De repente, un grupo de monos los vieron en la distancia. Todos ellos se detuvieron excepto uno que continuó su camino hacia donde los gorilas se encontraban.

Cuando éstos oyeron unas hojas ser pisadas giraron la cabeza hacia la dirección que así era. Uno de los gorilas avanzó unos pasos para ver quién era el que se atrevía a acercarse a su grupo.

Estando aquel animal de gran presencia mirando hacia donde alguien se acercaba percibió un mono avanzando sin temor. Cuando éste llegó a pocos metros de quien le observaba, se detuvo. Miró al suelo como señal de respeto y esperó unos momentos.

El gorila se le acercó hasta ponerse a un metro de él, más o menos. Luego se sentó ante aquel ser y lo contempló sin parar. De repente, le dijo:

-         ¿Por qué has venido hasta aquí?

-         Pido mil respetos por acercarme tanto. Mi intención sólo es de preguntarte algo y poder recibir una respuesta de tu parte – le dijo el mono.

-         ¿Qué me quieres preguntar? – preguntó el simio de mayor tamaño.

Sin continuar mirándole a los ojos, dijo el mono:

-         Muchos os temen por vuestra gran presencia. ¿Cómo puedo tener yo una gran presencia teniendo el cuerpo que tengo?

El maestro gorila le respondió:

-         Tu atrevimiento de venir hasta aquí ya es una muestra de tu querer. Has sentido que debías de acercarte y hablar con quien podía aconsejarte. (Pausa). Mereces todos mis respetos.

El mono lo miró por primera vez a los ojos, viendo su  profundidad en la mirada que tenía. Se sintió en paz y acogido por aquel ser. A continuación dijo:

-         Mis compañeros no han gozado acercarse a tu grupo por miedo a lo que les pudiera llegar a pasar. Yo sentía que podía recibir una respuesta después de mucho tiempo que llevo preguntándome sobre el cómo mostrarme todo lo que soy.

-         Aquel que tiene miedo desprende una energía de inferioridad, dando pie a quien pueda llegarse a creer que es más que él. El hecho de no temer los posibles resultados obtenidos de una deseada respuesta, hace que ésta te acerque a los demás. (Pausa). Siento tu respeto hacia nosotros y tu querer sentir la felicidad en ti. Sintiéndola, uno hace que los que le rodean también puedan llegar a sentirla por la unicidad con la energía de aquel que la irradia.

El gorila continuó hablándole con una voz serena y tranquila. El mono lo miraba fijamente para poder captar todo lo que aquel ser desprendía y le llegaba. Su actitud era parte esencial del contenido que le estaba transmitiendo. Luego, el maestro simio continuó diciendo:

-         Cuando alejas los temores y los miedos de ti, es cuando percibes más la posibilidad de poder ser tú mismo. Siendo así, percibirás que otros seres pueden acercarte sin defenderte de su presencia. Algo en ti sentirás conforme aquel otro ser es una parte de ti.

Finalmente le dijo:

-         El querer conseguir una gran presencia como protección, debes de confiar más en ti y sentir conforme tú ya eres todo lo que necesitas. Disfruta de cada instante que vivas en este bosque o en otro lugar. No estoy hablando de una presencia física, sino del gran ser que hay en ti. No tiene nada que ver con tu tamaño, sino con tu gran corazón.

Mientras  los dos hablaban, a cierta distancia se encontraba el grupo con el cual se desplazaba nuestro discípulo simio.

El gorila dejó de mirar al mono y fijó su mirada al grupo que había avanzado cierta distancia. Al mirarles, alguno de ellos se alejó por miedo a que fuera a por ellos y pudieran salir perjudicados.

La gran presencia volvió a mirar al ser de menor estatura y pareció como sonreírle.

-         ¿Puedo preguntarte una cosa más? – dijo el mono.

-         No temas por cómo ahora eres, porque tu presente sólo es el inicio de lo que llegarás a ser en tu existencia – dijo el maestro. 

-         ¿Por qué existimos tantos animales con diferentes tamaños y estaturas? No lo entiendo. Si todos somos iguales, ¿por qué hay estas diferencias entre unos y otros?

-         Para que puedas darte cuenta que no cuenta el tamaño, la forma, sino el cómo reaccionas tú. Cuando llegue el momento de hacerlo sin los temores de posibles ataques, será cuando hayas aprendido que sólo ha sido por cuestiones mentales que han alterado tu energía. Procura ser tú en tu camino para irradiar una energía de alta vibración, entonces, la naturaleza será tu aliada y no temerás por lo que te pueda ocurrir. Ahora tu día a día te ha llevado hasta mí. Ha hecho que te encuentres conmigo. Todo ha sido debido que has preguntado aspectos ignorados hasta ahora por ti. Cuando percibes tu verdadera esencia, atraerás todo lo que necesites, por eso has venido hasta aquí. Si hubieras continuado con los temores de tu interior, entonces, continuarías atrayendo seres que te harían huir y temer por tu vida. Tu energía hace que tus compañeros, y animales que vayas encontrando, te respeten o te persigan para hacerte mal. Éste solo se encuentra en tu mente, en el grado de miedo que puedas llegar a tener en tu vida dentro de este bosque.

De repente, el mono hizo como una reverencia al gran gorila como agradecimiento de sus respuestas. El gorila levantó su mano haciendo un palmeo en su pecho. Se levantó y se dirigió hacia su grupo nuevamente.

El simio discípulo hizo como una respiración profunda y continuó dirigiéndose hacia sus compañeros que le esperaban. Cuando llegó a ellos, sintió una gran paz y los que se encontraban junto a él, lo vieron y sintieron por primera vez, como alguien importante en la dirección de todo el grupo de su especie.

 

Cuando uno está preparado, encuentra a su maestro para seguir su proceso. Éste aparece ante ti y a menudo, de la manera más inesperada.

Todo fluye.

Nuestra energía lo atrae.

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