En su momento, oí un comentario de alguien que se
encontraba sin trabajo y desesperado por no tener dinero, que le decía a otro:
“si no existiera el dinero sería la
persona más feliz del mundo. Lástima que exista el dinero”.
Esta persona, tengo que decir, está ocupada toda su vida
en busca de un trabajo para poder conseguir este dinero. Su preocupación ha
llegado a extremos hasta llegar al desequilibrio y desestabilización interior notables.
Está totalmente apegada al dinero.
El mundo donde vivimos ha sobrevalorado con exceso lo que
entendemos como dinero. Sus vidas se han abocado a él y han llegado a depender
exclusivamente de él. Cuanto más así ha sido, más apegados se han encontrado a
él y más dependencia han adquirido, llegando al extremo que sin él, se
encuentran totalmente perdidos y a merced de lo imprevisto y su mente.
Sus miedos les corroen, viendo como sus vidas dejan de
tener el valor que tienen de por sí, y todo esto, sencillamente, porque ven
como el dinero no les llega para sus necesidades básicas muchas veces.
Es un círculo sin parar y no saben cómo detenerlo. A más
preocupación, más dramatismo, a más dramatismo, más indefensos se encuentran, y
a más indefensión, más infravaloración y sensación de no ser capaces de rehacer
sus vidas y vivir. Sus miedos frenan toda ilusión porque ésta la someten al
hecho de tener dinero. Todo el ser se desmorona y entra en un estado de
decaimiento, muchas veces, hasta tocar fondo. El victimismo con el que se han
vestido les aprieta y no les deja ver claro.
Primero sobrevaloran lo que no es, y luego, debido
también, a la sociedad que se encuentran, culpabilizan a aquellos que la
dirigen por no hacer nada al respecto, cuando la verdadera esencia de lo que
nos sucede se encuentra en nuestras manos, en nuestro interior. Nosotros
podemos girar la situación y no verla desde el sofoco y el miedo, sino, desde
la responsabilidad y una actitud de valoración hacia nuestro ser, vivamos lo
que vivamos.
Nos encontramos en tiempos donde las estructuras
sociales, políticas, económicas, religiosas, e incluso culturales, se están
debatiendo entre el subsistir o la renovación. Todo se tambalea. La dependencia
que el ser humano ha creado con todo su entorno ha llegado al límite del
alejamiento con nuestra alma. Es necesario que volvamos al camino del sentido
por el cual estamos aquí. Nos hemos alejado de nuestra dirección y debemos de
enderezarla para poder vivir según nuestro corazón.
Nuestra mente no adiestrada nos ha llevado a un extremo
donde ya no es posible vivir así. Los miedos, los egos y las creencias
establecidas por una sociedad intelectual, basada en una mente racional ha
distorsionado de tal manera la realidad que ha llegado al punto de decir: “¡Basta! ¡Hasta aquí hemos llegado!”
El ser humano se ha puesto a merced de una dependencia a
algo pequeño, sin valor, que es un tipo de papel y monedas. Estos elementos han
cambiado la vida de millones y millones de seres, perdiendo el rumbo de su
norte.
Cuando ponemos nuestra vida a las manos de algo
insignificante como son unas monedas o un papel impreso, es que hemos llegado a
niveles muy bajos de autoestima.
Cuando nos centramos en adquirir más dinero en vez de más
paz y felicidad, entonces es que algo no está funcionando, y esto, nuestro
verdadero Hogar y nuestros hermanos de la Luz lo han visto y nos han respetado.
Ahora ha llegado la hora de enderezar nuestra dirección.
Donde antes había mente, ahora hay que dejar espacio al corazón.
Donde había una atención puesta a nuestro exterior, ahora
se empieza a centrar en nuestro interior.
Donde había una identificación con nuestro entorno, ahora
una rebeldía para ser nosotros, como seres individuales y únicos. Reafirmar
nuestra identidad nos va fortaleciendo cada vez más y uniendo los unos con los
otros.
Todo el sistema basado en propiedades y creencias basadas
en la adquisición de bienes materiales y acumulación de dinero empieza a quedar
obsoleto, despertando las consciencias y haciendo ver a los seres humanos que
lo importante es invisible a los ojos físicos. Para esto, los apegos a lo
terrenal ha habido de tambalearse para empezar a dudar de lo ilusorio según
nuestra mente y las creencias adquiridas por voluntad propia.
Estamos en la hora del Gran Despertar. Todo se tambalea,
se resquebraja, removiéndose los cimientos de lo que fue para instalar y fijar
unos de nuevos más en acorde a nuestra verdadera esencia.
Lo que estamos viviendo en nuestros días de aparente caos
y supuestas adversidades, solo es fruto del amor que el Hogar irradia hacia
nosotros. Hay almas que han podido despertar antes que los otros, y estas
ayudan a que otras también lo hagan. Una gran cadena amorosa nos están uniendo
desde el corazón para hacer caer la quimera de algo irreal, solo fruto de
nuestra mente no controlada y creada por unos miedos adquiridos
voluntariamente.
Lo que parece tristeza, solo es el fin de lo que fue.
Lo que aparenta un desorden mundial y caos, solo es la
recolocación de los nuevos pilares.
Nada es lo que parece ante el ser humano viviendo una
experiencia en la materia. ¡Nada!
Es necesario pasar por donde estamos pasando en que
algunos podemos haber encontrado un rincón donde estar y nada nos falta, y
otros, el sentirse totalmente desamparados por no saber qué serán de ellos
mañana, al no tener nada y sentirse totalmente atrapados por una oleada de lo
que denominan “crisis”.
Todo tiene un fin.
Lo que vivimos ya no depende de nuestro exterior, sino de
nuestro interior. Al abrir sus puertas nos encontraremos con un ser totalmente
nuevo que ignorábamos que existiese dentro de nosotros. Al llegar a él,
entonces, ya no querremos volver atrás y ser como éramos. El cambio empezará en
nosotros, y cuando así sea, la vida, nuestra vida cambiará. Las percepciones
serán diferentes y nuestra actitud ante la vida, también.
El objetivo se habrá conseguido: hacer que el ser humano
vaya a su interior para instaurar una nueva tierra y una nueva humanidad.
Todo lo que sucede tiene un fin superior: el amor, el
equilibrio y el respeto entre los seres de la nueva tierra y nuestro amado
planeta. Entonces, lo esencial se postrará ante todos, tomando el papel que le
corresponde y nuestra mente se relegará en un segundo plano para obedecer
aquello que nuestro corazón le dicte.
Lo importante se encuentra dentro de vosotros. ¡Id a su
encuentro!
Entonces, todo lo obtendréis, porque os daréis cuenta que
siempre lo habéis tenido.
Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.
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