miércoles, 14 de agosto de 2024

Encuentro y transmisión del maestro Jesús

 

En un encuentro con Jesús, teniendo presente lo que vivía en aquellos momentos en su vida, le pregunté cómo llevaba él, en su tiempo encarnado, el hecho de estar rodeado de una dualidad fortalecida.

Él me contestó:

-       -  Jesús, estoy seguro que lo que veías no era como sentías. Dime, amigo y Maestro, ¿cómo lo llevaste? ¿Y qué hacías cuando sentías todo lo que veías y te rodeaba?

-         - Tenía fe que el Padre me ayudaba. Necesitaba alejarme de quienes me amaban para poder estar con el Padre y Él me consolaba y me daba las fuerzas para continuar llevando lo que había venido a hacer.

-         - ¿No sufrías?

-        -  Mi corazón estaba triste porque veía que la gente no entendía mis palabas o no las escuchaba. Había de sentir la calma y el amor de lo que tú llamas el Hogar y del Padre-en-mí. Era vivir entre la oscuridad donde la gente sentía la oscuridad y la potenciaba, sabiendo que tú eres Luz. Esta era temida por la mayoría. Por eso viví lo que viví. Miedos. Demasiados miedos me rodeaban, pero no míos, sino de quienes me rodeaban. Incluso mis amigos (apóstoles y seguidores más cercanos), no todos me comprendieron. No aceptaban mi divinidad algunos de ellos. A quien nombráis como Pedro vivía en la dualidad, pero su corazón le hablaba, y por eso me siguió.

-        - Tú todavía vivías en un tiempo de una dualidad más fortalecida que ahora, en este tiempo que vivo. Debías de pasarlo mal.

-         - Mi Fe y firmeza de lo qué sentía era fuerte. El Padre me hablaba y me daba coraje. Sentía compasión por quienes me rodeaban. Sabía que sus vidas no dependían de mí, sino del Padre. Él les hablaba. Yo solo hacía presencia. Solo la conexión con el Padre dentro de mí me hacía ver claro y saber qué hacer en mi última vida encarnada.

-       -  ….

-        - Hermano, es el Padre quien nos ha unido. Tú crees y creíste en mí, con lo que decía y hacía. Me amabas de verdad. Todavía ahora me amas y el Padre está en ti. Sufriste cuando viví los tiempos finales de mi encarnación. Estabas allí conmigo, y yo sabía de ti. Mi alma era una con la tuya. Ahora todavía continúa siendo así. Nuestra unión es fuerte y no habrá nada que nos pueda separar. Somos Uno con Dios.

-         - ¿Hemos de aceptar estos momentos y sentir el Amor de la Creación en nosotros, verdad?

-         - El Amor regenera, perdona y transmuta. El Amor abre las puertas de la transformación y el camino hacia la divinidad que cada uno es. El camino de la plena conciencia permitirá sentir y manifestar el verdadero ser que cada uno es. Confía, hermano. Confía que el Padre sabe lo que se hace. No dudes. Confía y no temas, porque aquello que ha de ser, será y va más allá de la forma.

-        - ¿Hay algo que tú hacías en concreto, para sentir la estabilidad y la serenidad?

-         -  La soledad. El silencio y el sentir como la Luz y el Amor del Hogar me abrazaban y me transmitían la fortaleza de ser quien era. (Pausa). Estas palabras te son familiares porque tú también lo haces. El Padre te habla y tú escuchas su voz.

-         - Sí, con el tiempo me he dado cuenta que hago cosas que tú también hacías.

-         El Padre obró en mí, como también lo está haciendo en ti. Necesitamos tener el contacto con Él a menudo. Para lo que hemos venido a hacer se necesita mucho coraje, fortaleza y firmeza ante el entorno que acordamos tener. Escucha a tu corazón. Él te dirá qué hacer en todo momento. El Padre te guía, te protege y te ama. Transmite su presencia a todos aquellos que estén dispuestos a escuchar y lo necesiten.

-         ….

-         Tienes claro cuál es el camino que ha de seguir el hombre. La Voluntad de Dios será llevada a término, y ya ahora ha empezado el proceso.

 

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