miércoles, 30 de abril de 2008

Conversación con el Padre


- ¿Cómo se encuentra mi hijo/a hoy?
- (Pausa) Hace un día precioso, ¿verdad?
- ¿En tu alma?
- ¡No!, mira que día hace. No hay ninguna nube. El cielo es de color azul claro y la visión es nítida. Hoy es un buen día.
- ¿Hay luz en tu alma?
- Cuando abres los ojos, miras por la ventana y ves un día como éste, piensas: “hoy es un buen día que vale la pena vivirlo.” Te da ánimos y…
- (Cortándolo) Hijo/a, deja que tu boca muestre la verdad de tu corazón. ¿De qué huyes? Tus oídos son sordos a mis palabras. ¡Soy Yo, el Padre! ¿A quien quieres engañar? Dime, ¿qué te preocupa? Háblame con el corazón.
- (Llorando) Tengo miedo.
- (Silencio) Es bueno tener miedo y reconocerlo. Tú ya lo estás haciendo, y es un primer paso para vencerlo y darte cuenta que es un temor ficticio. Estás siendo protegido y guiado por mi Luz. En tu entorno hay personas que te ayudarán en tu camino. Confía en ellas. Ábrete y los ojos de la verdad verán el amor allí donde vayas y estés.
- Tengo una especie de dualidad dentro de mí. Por un lado puedo saber esto que me dices, pero por el otro pienso: “sí, pero debo de tocar de pies al suelo y la realidad me dice que…
- (Cortándolo) Tu mente racional vuelve a traicionarte. Recuerda: Tu mente aparece de cuando en cuando, en momentos de flaqueza para hacerte tambalear y aparecer el miedo, la resistencia más poderosa al crecimiento. Sé valiente. Confía en Mi. Observa ahora el presente y deja que éste confeccione el mañana. Vive y disfruta cada día como si fuera el último. Ámate y busca en tu interior la Luz que te guía y protege. Ella te dará el bienestar y el reposo que necesitas. Búscala y estate un rato con ella cada día. Te consolará y te hará ver más claro toda tu situación. Ella te dará el alimento que necesitas.
- ¿Estás hablando de la meditación?
- Sí, así es como vosotros la denomináis. Deja que tu mente repose y escucha a tu corazón. Él es sabio. Escúchalo.
- ¿Por qué aparece el miedo? ¿Por qué tenemos miedo si nosotros no lo queremos y no nos produce ningún bien? ¿Por qué nos lo has concedido? ¿Por qué lo tenemos entre nosotros?
- Os apegáis demasiado a las cosas materiales. Ignoráis el futuro, aunque algunos de vosotros empezáis a daros cuenta de él. Lo desconocido, la oscuridad y algunas imágenes y leyendas, entre otras situaciones, os hacen desequilibrar. Os sentís solos, desamparados, pequeños e inseguros. Lo que hacéis es juntaros para tener compañía, procurando en no pensar en aquello que os es incómodo. Necesitáis a los demás para sentiros completos, protegidos y seguros. Queréis ver, ver luz para ver lo que pasa en vuestro entorno por “si alguna cosa os puede hacer daño”. Vivís en la inseguridad. Os aferráis a aspectos materiales, mundanos, para sentiros seguros. Son ataduras cada vez más fuertes. Habéis llegado a un punto que os habéis olvidado de vosotros totalmente, y vuestros valores materiales han substituido a los verdaderos valores espirituales. Lo que mostráis no sois vosotros, sino vuestras pertinencias. Cuando os desvisten de la ropa que lleváis, cuando os alejan de todo lo que poseéis y os llevan a un lugar solitario, tranquilo, sin ruidos, solo con el canto de los pájaros, o incluso, ni eso; entonces, solo entonces, os sentís “desnudos de espíritu”. No tenéis donde cogeros. Entonces salen las dudas, la inquietud, los miedos. Os sentís desamparados, solos. Os han quitado las máscaras, disfraces y cuando os mostráis tal cual sois, os negáis. Estáis acostumbrados a esconderos y ahora que estáis al descubierto, no os gusta lo que veis y sentís. Actuáis como pobres de espíritu y no sabéis valorar y daros cuenta del poder que tenéis. El miedo es la falta de Luz en vuestra vida. El miedo es no querer encararos con la verdad. El miedo es no querer conectar con vuestra Luz. La única manera de perder el miedo es encararse a él para saber qué os quiere decir, qué os está escondiendo. Las personas han olvidado de la importancia del silencio y la soledad. En vuestras sociedades, hay algunas que intentan mostrar la fuerza que tienen el silencio y la quietud en sus niños. A pesar de todo, son muy pocos los que lo enseñan. La mayoría ignoran estas palabras por no haberos encontrado vosotros mismos. Cuando más desconectados estéis de vuestra Luz, más miedos tendréis. Os han educado en el gregarismo y esto comporta la anulación del individuo. No sabéis estar solos. Os hace miedo la soledad para no querer ver como fluyen sentimientos no deseados. En vez de encararos a ellos para aprender y crecer, para vencerlos, ¡no!, les negáis su presencia y preferís ignorarlos. Os hace miedo el silencio porque las sensaciones y pensamientos que podéis tener os inquietarán. Vuestra defensa es hablar y hablar, sin saber escuchar, ya no vuestro corazón, sino tampoco a aquellos que os hablan. Os cerráis. Miedo. Miedo a encontraros con vosotros mismos. Os hace miedo la verdad. Os hace miedo encontraros y llegar a conoceros. No sabéis quienes sois y los pasos para llegar a vuestro interior pueden ser dolorosos. Os han enseñado a no insistir “por lo que realmente vale”, y cuando la vida os da un revés, como decís, os hundís y culpabilizáis a los demás. Tenéis miedo, porque de pequeños no os han enseñado a amaros, a escuchar vuestro corazón y que la mente esté a su servicio, todo lo contrario de cómo lo hacéis normalmente ahora. De pequeños os han educado con el miedo del raciocinio, del bien y el mal. La tolerancia es importante en la vida de un niño. Tenéis un cuerpo, unas limitaciones que os pueden permitir crecer. El miedo es la limitación más poderosa que os impide avanzar. El día que aprendáis de él y aprendáis a transformarlo en aprendizaje y amor hacia vosotros, aquel día podréis llegar a ser mucho más libres para adentraros hacia el centro de vuestro corazón, y encontrar en vuestra esencia, mi presencia. Vosotros y Yo somos Uno. El miedo os hace ignorar y romper los lazos que tenéis conmigo. Es entonces cuando os sentís solos y con miedos, adquiriendo bienes materiales para obtener una seguridad ficticia. Vivís engañados en un mundo material e irreal. Desprendeos de vuestras máscaras sociales y de vuestras vestimentas. Cuando os deis cuenta de quienes sois realmente, empezaréis a predisponeros a perder el miedo. El Padre siempre os acogerá y protegerá. No tengáis miedo.
- (Silencio)
- (Haciéndote una sonrisa:) No tengas miedo. Pronto todo acabará. Tu final está cerca. Todo saldrá bien. Continúa, y sepas que las personas de tu entorno te ayudarán a llevar a término tu Plan Divino. (Silencio). Estoy contento de ti. Eres importante para Mí y muy valioso para las personas de tu mundo. Ves, y sigue tu camino. Sé paciente y confía. Nosotros estamos contigo. Eres amado/a por el Padre y el mundo de la Luz. Sé tú en todo momento y verás como los resultados obtenidos del aprendizaje de tu nueva actitud te harán perder los temores para llegar a ser tu, para llegar a Mí.
- (Silencio)
- Hijo/a, todo va bien. El Padre está en ti. Deja que el cambio de estación que se acerca regenere tu esencia y te permita mostrar al verdadero ser que hay en ti. Ahora tienes una nueva oportunidad para ser tú. ¡Aprovéchala! Adelante, sé tú y deja que todo suceda según mi Voluntad. Recuerda: todo va bien y estás siendo conducido hacia tu mayor bien.
- Gracias Padre. Amén. Que tu amor pueda sentirlo en mí tranquilizando mi espíritu.
- Recuerda: sé tú, y me sentirás dentro de ti.

No hay comentarios: