jueves, 30 de octubre de 2014

Navegando por el ancho mar de mi interior

              ….y la nave continúa adentrándose en la inmensidad del océano celestial. Sin titubear y con aparente serenidad sigue el camino marcado desde su corazón hasta los confines de su divinidad.

Y la nave se balancea entre los designios de su alma. Pactos anteriores se manifiestan entre los suaves vaivenes, meciendo la nave en la cual se encuentra mi ser. Claridad y expansión, apoyo y ternura, dejadez en las manos del flujo que inició mi nueva etapa en esta existencia eterna, sintiendo la calidez de mi protector celestial.

Una vida más allá de la materia se divisa a cada instante de avance en este océano cósmico. Soy parte de esta inmensidad no terrenal. Siento como se mece la cuna donde se encuentra mi ser. Aquí no soy la imagen que los ojos físicos pueden divisar desde la dimensión de la forma.

Avanzo con las velas extendidas. Todo sigue. Todo fluye ante lo incierto de lo que puede suceder. En mi barco todo es presente. Solo existe este instante omnipotente y amoroso. Es ahora que mi ser puede sentir y apreciar la belleza de nuestra creación. Solo ahora, solo el presente puede crear los maravillosos tesoros llenos de felicidad, ternura, sabiduría y amor en mi vida. Ésta existe en el ahora. No hay otro momento más allá de mi presente en la nave donde me encuentro. Solo soy ahora. No existo más allá de mi presente.

Siento la brisa de los cambios en mi interior y la mano que empuja y acompaña mi viaje hacia la manifestación de la Luz, la Realización y el Amor en mí.

Las aguas de mi camino están tranquilas, sabedoras que mi alma las ha aceptado. Tiempos de tempestad quedan atrás, cuando las resistencias imponían su voluntad. Todo ha cambiado. El control ha dejado paso a la plena confianza y Fe en mi camino. El querer llevar mi vida ha dado paso al querer que la Voluntad Superior para el mayor bien de todos, sea a través de mí. El conducto que fui, ya no soy.

Mis palabras y mensajes recibidos del Océano Universal han llegado a confines de mi amado mundo, cruzando fronteras y acortando distancias entre los unos y los otros, entre todos y mi ser, uniéndome a todos ellos.

El grumete se ha convertido en capitán de barco, dirigiendo el rumbo de su existencia hacia la plena realización de su presencia en este mar. Su voluntad y su predisposición hacen que la nave siga su curso sin necesidad de estar con las manos al timón en todo momento. Ya no.

Momentos plácidos de navegación, a pesar de los pesares mundanales, donde los nuevos aires han empujado a toda la humanidad a cambiar su rumbo hacia los designios del corazón. Muchas almas se han sublevado, pero no pueden prevalecer durante mucho tiempo con la negación de su ser. Pronto dejarán de oírse sus gritos de protesta y lamentación por no poder continuar creando injusticias celestiales. El empoderamiento de cada ser, debido a la iluminación de las nuevas energías conducen al fin de cómo se ha ido gestionando hasta ahora este mundo, para abrir la puerta de la manifestación de cada ser para dar Luz a su divinidad. Los pilares de lo que fue se tambalean y nuevos aires se manifiestan para sentir la serenidad y el amor en cada uno.

La vieja usanza se está debilitando a pasos agigantados. Cada vez deben de “chillar más”, hacerse notar con más notoriedad para que se les haga caso. Estos tiempos ya han finalizado, y la voz de la imposición está cayendo en una agonía para resurgir entre las cenizas, como el ave Fénix de la Integridad, y adentrarse en el camino, el verdadero camino a seguir: el del Amor. El planeta y la humanidad viven tiempos gloriosos.

Mi nave surca las aguas, acariciándolas y llenando mis bóvedas con el aliento divino que saciará nuestra sed y hambre para siempre.

Y la nave va.

Oteo a babor y estribor, viendo otras naves, que como la mía en su momento, se han alejado de los convencionalismos de la dualidad para adentrarse en el sendero interior y empezar a SENTIR aquel quien cada uno es. Las veo a lo lejos, con una gran calma y serenidad como ahora estoy sintiendo. No tenemos en cuenta las naves que podemos ver, porque sabemos que cada uno hará que de nuevas se adentren en este mar de la iluminación y el sosiego amoroso de saber de nuestra procedencia. Aunque pueda divisar alguna más a lo lejos, no prestamos atención a ellas, porque todas tienen su espacio, como yo el mío.

Todos sus tripulantes sienten aquel quienes son, y esto permite que otras almas también puedan liberarse de sus lazos terrenales y, con su nave, entrar a formar parte de la tripulación Celestial.

En estas aguas, solo hay armonía, melodía angelical y una inmensa paz en tu interior. Sientes la protección de lo no visible y te sientes totalmente respetado y amado.

Y la nave va.

Continúa con su presencia entre los mares de la Calma y el Amor. Mi vida es esta nave que fui construyendo a lo largo del tiempo que vivía en la dualidad y fui despertando hasta mi presente.

Mi corazón guía mi existencia y pone rumbo a  mi realización según lo que he venido a hacer. Mi espíritu se relaja, sintiendo la guía de la Divinidad en mí.

Navego en la serenidad del tiempo y la paciencia de saber que mi presente tiene un sentido, al servicio de la Voluntad Divina Superior. ¡Me satisface tanto que así esté siendo! Una gran sensación de agradecimiento invade cada rincón de mi interior.

Mi vida ya no es mi vida. Ya no me pertenece. Aquel que fui, ya no existe. El presente vivido ya no es mi presente, sino la manifestación de aquel quien nos creó.

Gracias. Gracias. Gracias.

Todo es armonía. Todo está en perfecto orden.

Nada sobra. Nada falta. Todo está.

Todo es.

Yo Soy. Yo Soy. Yo Soy.

Gracias.

Levanto la vista y observo el firmamento cubriéndome para sentir la esencia de aquel quien Yo Soy.

Me sonríe y, entonces sé, que todo va bien.

Mi vida está en buenas manos.

 
Dejad que vuestra nave interior os lleve allí donde vuestro corazón os dicte.
 

A todos, un abrazo, y que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.


Gracias por ser y estar.

 

lunes, 27 de octubre de 2014

Para noviembre



¡Hola!

A continuación os presento las actividades previstas para este mes de noviembre:


·         Meditaria: el segundo sábado de mes, día 8, de 18h a 20h.

 
·         Encuentro con “Las 36 Leyes Espirituales”, domingo 16, durante todo el día. Mañana de 10h a 14h, y por la tarde, de 16h hasta las 20h.


A los que estéis interesados en asistir, tanto a un encuentro como al otro, enviar un mail de confirmación, o para más información a emaeljordimm@gmail.com
 

A todos, un abrazo.

 

 

                       

jueves, 23 de octubre de 2014

Y yo, ¿quién soy? ¿qué hago?


Vivo en un lugar donde todas las referencias están basadas en la clasificación del ser y el poder denominar cada situación, cada persona, cada objeto o ser con una etiqueta para poder asimilarlo desde el raciocinio, y poder así, sentirse seguro y saber a qué nos enfrentamos, a quién tenemos delante. Clasificar a alguien por lo que hace según el baremo social o cultural permite, a veces, dar un sentido de seguridad y de controlar nuestra vida.
Más de una vez, en este lugar donde vivo, en esta cultura y sociedad donde me encuentro, me han pedido que me defina, explicando ¿quién soy yo? ¿Qué hago?, bien sea en una entrevista, un encuentro con alguien, una intervención en una radio, o en presentaciones de cualquier índole. Para dar el primer paso y abrir la charla, una de las primeras preguntas, sino la primera es: ¿Quién es Jordi Morella? ¿Cuál es tu labor?
Buenas preguntas, pero son de aquellas que, sabiendo la respuesta, no siempre tienes la sensación de haberlo dicho todo exactamente tal como tú lo sientes. En casos así por más que diga, siempre me dejo algo por comentar, porque quien yo soy no es una etiqueta. A veces puede preguntarse a alguien: ¿y tú qué eres, a qué te dedicas? Yo soy médico. Entonces todos, asienten como queriendo decir que te entienden y saben lo que haces, aunque no sea así, porque dentro de la medicina hay muchas especialidades. Dentro de estas, y a la pregunta: ¿qué haces exactamente? “Soy cirujano”. Ahora saben de aquella persona: médico y, concretamente, cirujano. Ahora ya está catalogada y se sienten a gusto porque controlan quién es la persona que tienen delante aunque en el fondo no la conozcan, pero les suena familiar su dedicación. El primer paso lo aceptan porque conocen lo que hace un médico y un cirujano.
Ahora bien, las etiquetas no siempre responden a quién es el individuo. Para conocer a alguien, una de las primeras preguntas que se le hace es: ¿Y tú qué haces? ¿A qué te dedicas? Si la respuesta es entendida por quien hace la pregunta, hay una puerta abierta para ir aceptando más al otro y sentirse bien a su lado, porque conoces el término de su dedicación.
Todo y así, no siempre es fácil  transmitir lo que uno hace en su dedicación en la vida. Puede parecer sencillo definir tu actividad o dedicación. Mientras estés integrado en unas pautas convencionales o sociales, un nombre, puede servir para tener una idea de lo que hace el otro, pero cuando tu misión en la vida no transcurre por los caminos convencionales y estándares, entonces definir qué haces en la vida, no hay etiquetas que definan tu presencia en este mundo.
Cuando me preguntan ¿quién soy y qué hago?, la respuesta puede ser muy sencilla o muy larga y nada clara después de darla, porque el pensamiento racional, cuando haces muchas cosas es como no hacer nada. La especialización es básica para tener a todos archivados y controlados. Cuando no hay una sola cosa, o dos, el oyente de mi respuesta puede perderse en la explicación y no acabar de situarme en su mente debido a las diferentes actuaciones a través de mi presencia.
A lo largo de los años he recibido y he sido asociado a un sinfín de etiquetas para poder llegar a los necesitados de mi aportación y propuestas. El mundo mental necesita etiquetas concretas para poder entender. Todo y así, cuando encuentras o pones una que a ti te parece que engloba toda tu misión en esta vida, entonces, cuando la leen, recelan de ti y ponen distancia por no creerme como tal, según la etiqueta, por eso, mi camino a lo largo de los años han estado llenos de nombramientos, bien salidos de los que en algún momento han estado cerca de mí en los cursos, talleres, charlas o sesiones individuales, o bien me han puesto o yo he tenido que adjuntar para que puedan saber quién dirigía los encuentros programados. Sea por la cuestión que sea, en mi vida de dedicación consciente he recibido muchas etiquetas, algunas de ellas me he sentido más identificado que en otras.
La relación podía ser larga: terapeuta holístico, psicoterapeuta, equilibrador energético, terapeuta energético, tarotista, hipnólogo, maestro, especialista en control mental e interpretación de sueños. Maestro de Reiki, angeólogo, maestro espiritual, armonizador espiritual, sanador, escritor, vidente,….., en fin, la relación sería un poco larga.
Todas ellas tenían relación con lo que en su momento hacía o estoy haciendo actualmente, pero a la vez, casi todas ellas solo son parte de quién yo soy o hago. Los seres humanos necesitan respuestas concretas, y a poder ser, cortas para tenerte clasificado en sus mentes y saber quién eres o qué haces, según ellos.
Una etiqueta limita al ser. Es cierto que se puede identificar a uno por un tipo de función concreta, pero este ser, como es en mi caso, es mucho más de lo que puedan llegar a decir de mi, debido a una relación concreta que se haya podido tener conmigo. Hay quien sabe de mi, y ya no me reconoce por una etiqueta, sino en que puede contar conmigo en según qué situaciones. No hay etiquetas, solo saber de tus energías conforme puede venir a ti para llegar a él. Gran parte de las etiquetas están en función de poder eliminar unos síntomas u otros: dolor de muelas- dentista, dolor de estómago – médico estomatólogo, migrañas constantes – psicólogo, psiquiatra o médico de familia; pantalones rotos o botones de la camisa caídos – costurera, por ejemplo. Y así, con un sinfín de síntomas. Cada síntoma, una etiqueta. Tienes un síntoma, entonces vas a una etiqueta concreta.
(Pausa larga). Definir quién soy es sencillo y lo podría expresar de una manera clara y escueta, ¿pero se entenderá? Mis palabras, depende que contexto te encuentres, pueden no ser entendidas o comprendidas del todo. Pero es lo que soy y siento.
Hace relativamente poco, me invitaron a una radio para charlar un rato en directo con ellos, sobre aspectos de mi misión. Recuerdo que a la pregunta: ¿Quién es Jordi Morella?, la respuesta que di fue: Soy una alma despierta, consciente, al servicio de la Divinidad.  Eso es lo que soy, aunque podría haber respondido de otra manera, y también hubiera sido correcto, porque nosotros somos Luz y Amor. 
En relación a lo que hago, aquí expuse la función de mi camino, aunque sin detallar exactamente todo lo incluido en este camino. 
Tengo que decir que no me encuentro cómodo cuando quieren que me identifique con etiquetas. Todo y así, hay palabras que definen bastante bien mi obra: armonizador energético, armonizador de almas, ayudo a recordar quienes somos, con todo lo que esto representa. Libero a las almas y ayudo a abrir el corazón para poder sentir el amor y aquel quien somos. Pongo Luz en el camino para que cada uno elija cuál seguir según lo que ha venido a hacer,….. Depende de lo que necesite cada uno, recibirá de mí, la ayuda adecuada a su situación, siempre teniendo presente, la responsabilidad que uno debe de tener hacia su propia vida y su proceso de sanación y bienestar. No tengo una definición para comentar mi misión. Conecto conmigo, con mi divinidad, con el Hogar en mí, y luego, dejo que todo sea. Según la persona o grupo que pueda tener delante, será de una manera u otra, pero siempre fluida y la adecuada.
Que ¿quién soy yo? Soy Luz y Amor. Soy un alma despierta, consciente, al servicio de la Divinidad. Tengo una misión concreta en mi vida. La estoy llevando a término, y el cómo me denominen, sinceramente, para mí no es importante. Sé lo que hago y cómo lo hago. Sé quién soy y mi sentido en esta encarnación. Estoy en contacto con el Hogar y me comunico con ellos. Soy Uno con ellos, y ellos Uno conmigo. Soy parte de la existencia y no me gusta hablar por hablar. Reconozco que soy discreto y me gusta estar conmigo mismo, porque en el fondo, no estoy solo, sino con toda mi Familia Celestial.
Soy consciente de nuestro camino y lo que he venido a hacer. Conozco el camino a seguir, aunque no todos los detalles. Tengo Fe y siento el Amor en mí, en cada una de mis células. Me gusta estar en la naturaleza y escribir. Me gusta sentir y jugar con la energía. Tengo el corazón abierto y aprendí a llorar.
Ahora, transmito las comunicaciones del Hogar y la instrucción recibida por su parte, a través de cursos, talleres, charlas y el Seminario ¡SENTIR!, sin olvidarme de mis escritos y libros creados, no todos publicados.
Ante todo lo comentado, a la pregunta: ¿Quién es Jordi Morella? la respuesta sería:
“Aquel por el motivo lo conociste o fuiste a él.
¿Qué hace? Servir al Amor, a la Divinidad Superior.”
 
Desde mi corazón, que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.

miércoles, 15 de octubre de 2014

La oruga y el halcón


Cuando sentimos, a veces parece contradecirnos con lo hecho o la decisión tomada.
Cuando nos sentimos, parece que nos alejemos de lo cotidiano y abrir una puerta a lo nuevo.
No es más la oruga que se desplaza a ras de la superficie que el halcón que nos divisa desde lo alto. Oruga y halcón están unidos por la Intencionalidad Divina Universal. La importancia de la oruga es la incubación de la vida de tu verdadero ser; y el halcón, la capacidad de alzarnos según nuestra voluntad. Lentitud y rapidez, dos muestras de nuestro proceso según en qué momento nos encontremos.
Cuando sentimos, parece que nos alcemos o que nos aferremos más a lo vivido hasta ahora. Todo depende de lo que sientas y el grado de intervención de tu pasado.
No siempre gana el halcón. Éste, desde el amanecer del día, busca su alimento de una manera instintiva, sabedor que en algún lugar lo va a encontrar. No lo piensa. Sencillamente abre los ojos, batea sus alas y se eleva ojeando hasta el horizonte, atento a cualquier movimiento o silueta parecida que le hace acelerar a más de 200kms por hora para saciar su hambre. El alimento ha aparecido ante él.
La oruga sencillamente va desplazándose y alimentándose, como instinto natural, hasta que siente la necesidad de estar con ella misma y crear la crisálida para dar una nueva vida impensable para ella en los momentos de oruga. No busca, solo avanza y avanza hasta encontrar su alimento.
Halcón y oruga son aspectos que reflejan los momentos que uno puede llegar a vivir.
La sensación de arrastrarse, cuando este arrastrarse no es lo que parece. No siempre irá por el suelo. Algún día se elevará mostrando la belleza que hay gestionándose en su interior. La mariposa saldrá y entonces,…..una nueva vida aparecerá, más corta, porque el objetivo no era la mariposa, sino el proceso para llegar a ella. La mariposa solo es el resultado de un proceso aparentemente terrenal y limitado, cuando en el fondo, el potencial que había en la oruga era el de volar.
La sensación de volar e ir a la mayor velocidad que un ave puede llegar a coger, es única, pero solo es una parte de lo que somos. No por más rápidos que seamos conseguiremos lo que queremos. Hay que saber utilizar las herramientas que hay en nosotros y nuestro potencial. El halcón cuenta con su altura y velocidad, la oruga con su lentitud y paciencia. Las características no pueden mezclarse o intercambiarse porque cada uno tiene lo adecuado para llegar a ser él. ¿Os imagináis el ave siendo lento y paciente? ¿Os imagináis una oruga súper veloz, arrastrándose a una velocidad muy rápida cazando hojas en el aire? ¡No! Claro que no.
Cada uno tiene activadas las características que más necesita para su proceso según su sentido de existir.
¿Sabéis qué? No quiero poner mi grano de aportación innecesaria. Manifestar sin decir nada nuevo, poco sentido tiene. Es infravalorar la palabra.
No me gusta repetir lo existente. Siento la creatividad en mí, y cuando ya llevo un tiempo haciendo algo, quiero cambiar para hacer algo nuevo. Curioso es que cuando lo siento, aquello que hago ya va a menos, aunque continúe teniendo cierta asistencia como acto organizado.
Estos momentos hacen que revise mi presente, en todos sus aspectos, y escuchar a mi corazón para saber cuál es el siguiente paso.
Algunos no han entendido mi actividad propuesta, de la manera que  ha sido presentada. Más de uno han dejado de saber de mí porque mi actuación no coincidía con la suya. Su visión de la vida no concordaba con la mía. Cada uno decide y elige el camino a seguir según su proceso. A veces se me acerca alguien y después se aleja. Bueno, me alegro que, aunque haya sido por unos momentos, haya podido sentirse mejor estando conmigo. Me alegro, no por mí, sino por él.
Todos seguimos lo pactado. Cada uno avanza por el sendero de la elevación de su alma.
Ahora, mi camino se está puliendo y esto hace que la visión de algunos hacia mi ser no sea la de tiempos atrás. Lo respeto, y de alguna manera me alegro sinceramente. Me alegro por ellos al percibir que “yo no soy quienes se pensaban”, quizás, y deseen buscar a alguien más afín a ellos. Todo está bien. ¡Perfecto! Cada uno debe de sintonizar con su energía y aprender de ella. Hay otros, sin embargo, que abren sus puertas y llegan ante mí. Con los años he llegado a vivir alguna situación de este tipo.
Llevo años transmitiendo un mensaje concreto. Este, no proviene de mí, como ser humano. Hace años que mis palabras, tanto escritas como orales transmiten la cercanía de nuestro Hogar y nuestra verdadera esencia. Unas palabras en medio del desierto, poca resonancia tendrán. Estas mismas palabras en medio de una multitud, podrán llegar a más corazones abiertos. Cuando eres consciente de esto y tu entorno no siempre es el que a ti “te gustaría”, acepto y siento la plenitud allí donde me encuentro. Percibo el sentido de mi presencia allí y me dejo llevar por esta intencionalidad superior, y no por mi voluntad según “yo quiero”. “Déjate ir, déjate ir” es el mensaje constante para llevar a término mi misión ya prevista y acordada por mi alma desde las altas esferas.
A veces, necesitamos estar alejados para no recibir ninguna interferencia en nuestro camino. Es en la soledad interior que nos elevamos para materializar la plenitud de nuestra venida en esta dimensión.
Más allá de mi presente, nada existe, porque yo soy presente. Yo soy el camino a seguir y el arquitecto de mi sendero. Constructor de caminos y aparejador son los oficios de mi presente. Depende de lo creado, así será.
Soy consciente de mi situación, de los momentos de oruga y, no de halcón, sino de águila celestial.
En los momentos de una, o de la otra, siempre he estado acompañado, protegido y nutrido por “sus presencias amorosas”.
Siento en mi interior el no expresar, sino irradiar mí esencia. Es relegar la palabra a un segundo término y dejar que la luz y el amor que soy actúe abrazando a mi entorno, desde el respeto y la no intervención voluntaria. Siento el empuje de transmitir la importancia y el mecanismo para dejar que tu potencial divino, tus energías amorosas irradien y beneficien a todos los que nos rodean, a toda la humanidad.
Enseñar en el silencio y obrar desde la quietud y la sola intencionalidad emanada desde el corazón.
 
Amar y transmitir desde el SENTIR.
 
Que el Amor, la Paz y el Sentir tu esencia sean y se produzcan en ti.

domingo, 12 de octubre de 2014

Comunicado sobre MEDITARIA

Quiero comunicaros que las sesiones de MEDITARIA semanales, que se venían realizando los jueves a las 20h, dejarán de hacerse. En caso que más adelante vuelvan a hacerse ya os lo anunciaremos. Esta semana, por lo tanto, ya no se hará.
Gracias a todos los que hasta ahora habéis asistido, compartiendo vuestra esencia y vuestra presencia con nosotros. Gracias.
MEDITARIA en sábado continuará haciéndose los segundos sábados de cada mes de las 18h hasta las 20h.
¡ALLÍ NOS VEREMOS!
 
Aprovecho, también, para recordaros que el próximo día 25, sábado por la tarde, hay el encuentro de “EL CAMINO DEL TRANSCENDER – La muerte”.
Aquellos que estéis interesados en asistir o en más información, podéis enviar un mail a emaeljordimm@gmail.com
 
A todos, un abrazo.

miércoles, 8 de octubre de 2014

24 horas

El maestro va forjándose, superando todas las pruebas que el universo pone a su paso. Él confía, mantiene la serenidad, siente la paz, el amor y el Hogar en él. Hace plegaria, decreta y es consciente de sus visiones, sueños y la belleza que le rodea. Vive el mejor decorado que pueda llegar a tener. Sabe que se encuentra en el lugar adecuado para su alma y su proceso.
El maestro sabe de sus momentos presentes y el camino a recorrer. Vive abierto de corazón, sintiendo la naturaleza de todo lo que le rodea. Percibe, siente y se da cuenta de la realidad, más allá de lo físico.
Vive en su interior, con la puerta abierta de su ser para recibir al Hogar en todo momento. Sabe de su situación, y sus acompañantes de la Luz le van dando coraje y guían su camino. Lo nutren y le abastecen del amor que es e irradia.
Viviendo en una realidad que no es la suya, el maestro tiene que hacer frente, en momentos de su proceso a saber estar con él mismo, sin más; y esto representa “sin nada más que él mismo”.  Sabe del camino a seguir, de los momentos que llegará a vivir, todo y así, no se le anunció el vivir momentos de no hacer nada. Tener la plena disponibilidad de las 24h que nuestro día tiene.
Vivir momentos que al levantarte agradeces este nuevo día, pudiendo decretar, trabajarse para sentir bienestar, y al poner los pies en el suelo abrirse a lo inesperado, sabiendo a la vez, que este día también tendrá su sentido, aunque su voluntad no sea materializada tal como querría.
El maestro se levanta ante un nuevo día y agradece poder adentrarse en él y abrirse a lo que su corazón le dicte.
A veces, pasan los días y el maestro continúa sin haber recibido nuevas propuestas según su voluntad u oportunidades según su preparación.
Aquí es donde se muestra la maestría del ser, al vivir día tras día, el vacío de actividad por lo que ha sido instruido y preparado. Tener todo el tiempo para ti. Familiarizarte con él y saber qué hacer siendo mecido por su presencia, hace que vaya a su interior y aprenda a aceptar estos instantes, este período donde lo más importante no es hacer, sino aprender a estar contigo y los que te rodean, manteniendo la fortaleza y la serenidad, sabiendo que estás viviendo momentos importantes en tu vida.
Los tiempos de liberación de toda actividad anhelada hacen que el maestro vaya a su interior y viva un mundo paralelo a su entorno. Necesita sentir la fortaleza y el coraje de su esencia, y es cuando estos períodos se convierten en importantes para su proceso. No es que no esté preparado para vivir de su abundancia, porque es consciente que vive en ella y se le va abasteciendo de todo lo que pueda ir necesitando a lo largo de su vida actual.
El maestro ve, siente, percibe, escucha y ve la luz en su camino de inactividad según su voluntad. Este período hace que se reestructure aspectos que puedan llegar a estar pendientes de finalizar, de cortar lazos con aspectos de su entorno, y crear los pilares con personas que él pueda llegar a convivir o relacionarse.
Cuando parece que seas el caminante de las 24h, resulta que eres quien va asfaltando el camino, dentro de la aparente quietud, para que los demás puedan continuar con sus procesos. Está alimentando a las almas que le rodean con sólo su presencia. Su luz, en este estado de aparente inactividad, es cuando más intensidad está reflejando e iluminando el camino a seguir para aquellos que puedan encontrarse en el desconcierto y las tinieblas de su interior.
El maestro nunca está solo y “sin hacer nada”. Su misión va más allá de un trabajo rutinario o unos ingresos constantes y periódicos. Su presencia tiene un sentido superior a lo relacionado con la materia. Su presencia está relacionada con las almas de cada uno.
El maestro siempre está de servicio y nunca descansa, porque lo que ha venido a hacer no pertenece a lo terrenal. Está para liberar las almas y la oscuridad de nuestro amado planeta y la humanidad. Su misión está conectada con la Voluntad Superior del Universo.  
Es un gran reto para el maestro estar con él mismo, día tras día, para conocerse y profundizar en su misión. En momentos como estos es donde se manifiesta la maestría de cada uno.
Él no protesta, no se queja. Acepta y vive cada presente sintiendo su esencia y el sentido de todo lo que hace. Necesita de la soledad, de instantes donde se encuentre cara a cara, y pueda llegar a decirse:
-         ¿Y ahora qué? Me entrego a tus brazos, Padre, para que se haga tu Voluntad en mí. Haz que sienta el amor en mí, y que pueda darme cuenta de lo que hacer en estos momentos que me encuentro. He llegado hasta aquí por un motivo concreto según tu Voluntad. Que así sea en mí.
 
¡Qué gran reto! ¿Pero sabéis qué? Él sabe que no está solo porque va viendo como todo lo que pueda llegar a necesitar en este período que pueda vivir, le va llegando y lo tiene a su alcance. Aunque nada le pertenece, todo lo tiene. El Universo le va abasteciendo con cada una de sus necesidades para continuar su camino hacia la plena manifestación de su divinidad.
¡Todo tiene un sentido! No hay nada al azar o que sea arbitrario. Todo tiene una finalidad según nuestra alma. Puede representar un aprendizaje, una sanación, o una preparación para su manifestación al mundo.
Una de las grandes pruebas para los maestros es tener periodos prolongados de aparente inactividad, donde ha de ser él quien llene y viva su día según su corazón.
Cuando se acepta estas situaciones, el maestro se siente lleno de prosperidad, creatividad, autoconocimiento y activación de su potencial divino. Son momentos como estos, que elevan el alma de aquel al servicio de la humanidad, el planeta y el universo. Activan la esencia de su ser, y con estos encuentros interiores con la Luz y el Hogar, dan un sentido nuevo a su sendero a partir de estos instantes.
Ya nada es igual. La vida deja de ser lo que era, siendo ya diferente para él, creándose una mayor unión con los hermanos de la Luz y su divinidad.
Es en el silencio y la quietud cuando más se está sirviendo a la humanidad y al universo. Cuando vuestras vidas parecen que se han estancado, es cuando más productivas están. Son momentos álgidos para vuestra alma y su evolución. Aprovechad estos instantes porque tienen su finalidad. Todo tiene un sentido en nuestras vidas.
Vivir todo el día contigo mismo y sentir la felicidad, el amor y mostrar la alegría a los demás, es señal que nos encontramos ante uno de los maestros de nuestro amado planeta. Cuando os encontréis con alguien que no tiene muchas posesiones, pero todo lo tiene a la vez, que no parece muy activo pero sientes su corazón abierto, su amor y su serenidad, entonces, no dudes en darle un abrazo porque estarás abrazando a un enviado del universo a la Tierra.
Los Maestros tienen que pasar ciertas pruebas aparentemente muy duras. ¿Sabrías estar contigo sin desfallecer ni alterar tu estado anímico, el hecho de estar contigo las 24h del día, así uno, tras otro?
Cuando este ser luminoso haya cruzado este desierto de inactividad constante, entonces aparecerá el oasis de su camino que le abrirá las puertas de la plena actividad y una vez empiece, la Fuente no dejará de brotar la energía que alimentará a los sedientes y hambrientos de ellos mismos. Habrá aprendido a jugar, a crear, a abrir puertas y a sentir a niveles más allá de nuestro universo.
Entonces, el mundo sabrá de ellos.
Dejemos que pasen por estos momentos para que su Luz sea reconocida por todos los rincones de este mundo.
No hay mayor reto que encontrarse con uno mismo, y juntos, amarse y recordar nuestra  procedencia y nuestra  verdadera naturaleza. El recordar intensificará su Luz.
Hay maestros a punto de su presentación. Todos los esperamos.
Gracias por ser y estar.  

miércoles, 1 de octubre de 2014

En la inmensidad del Silencio

Siento la melodía del silencio.
Siento la inmensidad de este vacío expansivo que serena mi espíritu y abre todo mi ser.
Siento la emoción del Hogar en mí. Yo Soy el Hogar.
¡Cuánta vida existente en la nada! Sientes el máximo resplandor de tu existencia en este estado donde el vacío da sentido a tu esencia.
Existes en lo infinito del presente. Solo eres, pero este SER te permite liberarte de todo aquello que no forma parte de tu alma.
Sientes como ésta va extendiéndose cada vez más en el firmamento que se encuentra. Tú eres parte de ella y vas viendo y sintiendo la vida que te rodea en esta dimensión que habitas en este estado.
¡Cuánta belleza! ¡Cuánto Amor existente! Si los humanos despertaran se darían cuenta de la Verdad de sus presencias encarnadas. Sus existencias tienen un sentido superior donde el Amor te acompaña y guía tus pasos.
No hay palabras para expresar este estado y lo que se encuentra más allá de la materia, de toda forma encarnada. ¡Es el Espíritu que deambula a sus anchas, siendo aceptado, amado y protegió por nuestra verdadera Familia celestial.
Todo y así, mucho más de lo descrito es. Mis palabras no pueden identificar exactamente lo que uno siente cuando se encuentra con uno mismo. Es el proceso que cada uno debe de seguir para llegar a él, y cuando así es, no es a él que ha llegado, sino a una plenitud más allá de toda palabra que pueda elegirse para denominar el sentir de la pureza del Amor y su plenitud.
Solo existe el Amor, y es este Amor quien permite llevarnos de la mano hacia nuestro despertar y activación de nuestro ADN, dejando que la Divinidad que somos pueda manifestarse.
En el silencio del no-espacio, del infinito existencial, podemos darnos cuenta de dónde procedemos y todas aquellas energías que velan por nuestra alma.
Aquí no hay materia, sólo ESPÍRITU. Tú, ante la VERDAD de aquel quien eres realmente. Estás acompañado, guiado y amado en todo momento, y es la Luz de tu pureza la que te protege en todo momento, pero no porque haya algo que pueda herirte o atacarte, sino porque alejas a eones luz, todo aquello que no resuene con tu verdadera naturaleza.
Este silencio es acogedor. ¡Es inmenso! ¡Es amoroso en su estado más elevado de vibración! Lo sientes en ti y todo tú resuenas en armonía con la Fuente que emana esta calidez celestial y la cuna de todas las almas existentes en los diferentes universos creados.
Sentir este estado más allá de lo creado hasta ahora, o llegado a lo largo del proceso de cada uno, resuena en cada una de tus células y envía la información a cada una de nuestras capas del ADN, diciendo:
 
Sí, tú eres divinidad manifestada. Tú eres el sentido de la existencia y toda fuente de amor que pueda necesitar tu presencia donde tu alma encarnada acordó.
 Eres la fuerza y la esencia de la Divinidad, del Amor creador de toda vida y armonía.
 Eres la fuente cálida y tierna de la compasión, la comprensión y la visión clara de las decisiones de tu libre albedrío.
Tú eres Yo, amada alma en conexión plena con tu Fuente original. Te has convertido en manantial de Mi esencia. Tú eres Yo y Yo Soy Tú.”
 
Es en este estado que el Universo te transmite y te recuerda una y otra vez, tu procedencia y tu naturaleza amorosa. Se abren y se activan nuevos canales para que, cuando dejas este estado de conexión consciente, de una manera absoluta, tu alma en la materia pueda seguir su camino celestial, llevando a término su Plan Divino individual.
Todo es Luz.
Todo es Amor.
Eres parte de este Hogar luminoso al servicio de la Fuente Superior, de la cual todos emanamos eones luz atrás.
No estamos solos. Hay unas manos amorosas que nos mantienen de pie para continuar nuestro sendero. Accedimos a servirlo, y ahora, aquí estamos, aunque no siempre se comprenda el por qué de lo vivido, llevando nuestra presencia a los demás según lo que cada uno ha venido a realizar.
¡Cuánta belleza! ¡Cuánta sabiduría a nuestro alcance! ¡Cuánto Amor hacia nosotros!
Amadas almas hermanas solo el Dios que eres te llevará a una plena comprensión de tu andar. Escucha a tu corazón y podrás percibir el tintineo del Amor en ti guiándote. Entonces, empezarás a sentir aquel quien eres.
 
Mi Amor está con todos vosotros. Abro mis brazos y os acojo en mi esencia. Seres de la Luz también os abrazan. Abrid vuestro corazón y sentid la magnificencia de aquel quien sois.
 
Que el Amor, la Paz y el Sosiego sean en todos vosotros.