jueves, 19 de noviembre de 2009

La fuerza del sentir

Una vez, en relación a una situación de mi vida que parecía estar estancada, mis hermanos de la Luz me dijeron:
- ¡Siéntate y siente!
En otra ocasión sobre la misma situación me dijeron:
- ¡Siéntate y estate quieto! ¡Déjanos hacer!
“¡Siéntate, quietud y siente!”. Así decidí hacer, es decir, nada en relación al hecho. Puede parecer contradictorio, pero al querer actuar, a veces vamos a contracorriente en relación flujo de nuestro proceso para elevar nuestra alma.
Nuestro pasado es fruto de unas creencias y pautas mentales adquiridas que, la mayoría de las veces, no concuerda con nuestro ser. Las aceptamos y nos alienamos con una manera de actuar basada en las viejas energías que limitaban nuestro avance hacia nuestra plena realización.
¿Qué debemos de sentir? Cuando nuestra vida muestra mayor ajetreo es cuando más quietud interior debemos de manifestar. Es en estos momentos cuando debemos de sentir la calma y nuestra verdadera naturaleza; es cuando nuestra armonía interior debe de hacer presencia, sintiéndola con toda su calidez, abrazados por el sosiego del a “despreocupación” hacia la situación vivida.
El sentir es la fuente de nuestra materialización. Cuando sentimos impregnamos cada una de nuestras células con la energía de nuestra intencionalidad. Cuando sentimos revalorizamos el poder de nuestra voluntad, abriendo las puertas de su realización. El sentir riega cada parte de nuestra divinidad que se encuentra en cada célula de nuestra biología, elevando su vibración, abriendo paso a nuestra divinidad para ser expresada.
Podemos visualizar y emplear la palabra como soportes de nuestro cambio interior, pero es a través del sentir como atraemos hacia nosotros nuestra intencionalidad. Podemos visualizar, pero sin no sentimos, solo reforzamos nuestro seseo, pero no lo atraemos. Podemos trabajar con las frases de pensamiento positivo, pero si no se siente lo que expresamos, si que podemos ver un cambio, pero no atraemos con la fuerza deseada.
El trabajo personal nos abre las puertas para llegar a lo que queremos ser y conseguir en la vida. Podemos hacer servir cualquier mecanismo para encontrar un bienestar interior, pero cuando añadimos “el sentir”, es como si las fuerzas del universo acudieran a nuestra ayuda para “acelerar” el proceso y empezar a atraer hacia nosotros aquello que deseamos en la vida.
Sin sentir todo parece ir “despacio”. Cuando sentimos es como si sintonizásemos con las energías del firmamento para mostrar nuestra divinidad.
Atraemos y materializamos más cuando sentimos en el silencio y la quietud, que cuando nos movemos para “solucionar o desbloquear una situación aparentemente estancada.”
Como seres espirituales que somos, crearemos y evolucionaremos más, cuando más fuerte es el sentimiento amoroso conforme todo ya es. El sentimiento de haber conseguido ya el resultado deseado nos abrirá las puertas de su materialización. Cuando sentimos conforme “ya lo tenemos o somos como queremos ser”, mostramos al universo nuestra predisposición y preparación conforme somos merecedores de lo que sentimos y q7ueremos. Los antiguos esenios ya nos lo transmitieron en unos pergaminos encontrados en el mar Muerto: El sentimiento atrae hacia ti tu voluntad, dejando que tu divinidad pueda crear según tu intencionalidad.
Cuando sentimos estamos dando la orden a nuestra conciencia celular qué es lo que queremos atraer. Cuando nuestro cuerpo tiene una vibración concreta, entonces atrae más vibración de este tipo.
Energías iguales se atraen. Según el tipo de energía que albergamos, ésta será la que atraeremos. Somos energía y esta energía se encuentra en cada unidad celular. Nuestro “cuerpo” es el que manifiesta la vibración que tenemos. A más alta vibración, más evolucionada nuestra alma será. Menor vibración, más identificados con la dualidad representará que estamos.
Siente el amor en ti, la prosperidad, la despreocupación.la cama, el sosiego y conforme todo lo tienes, porque esto es lo que atraerás.
Cuando sentimos, atraemos del universo hacia nosotros más energía de la que creamos. Podemos sentir amor, odio, tristeza, escasez, abundancia, felicidad, calma, resentimiento, y todo esto, es la orden que mandaremos a nuestras células para atraer “más de lo mismo” en nuestras vidas.
Sentir es la llave de la materialización en nuestra vida, y más en esta nueva era donde el ser humano, ahora, puede mostrar su divinidad con todo su resplandor.
Tú eres energía. Tú eres Amor. Tú eres Dios.


Que el Amor y la Paz sean en ti, amada divinidad.

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