miércoles, 5 de mayo de 2010

La hora del corazón

Cuando me levanto por la mañana y me pongo ante el ordenador para empezar el día, miro por la ventana y veo la belleza del lugar donde me encuentro. El pueblo en el cual me encuentro parece tomar sentido en el sendero de mi proceso. Mis ojos contemplan el perfecto orden de la naturaleza y mi piel sentir la brisa y las energías del nuevo día. Todo parece brindarse a un invite para que mi ser se adentre a las nuevas oportunidades que el nuevo sol iluminará ante mis pies.
Me deleito con cada presente, no habiendo más momento que el ahora. Vivo en él y me dejo llevar abriendo mi corazón para discernir cada paso dado y oportunidad presentada ofreciéndome su regalo. El día está lleno de regalos, muchos de ellos casi imperceptibles, pero para aquellos que ven la luz de su presencia elevan su esencia hacia la Ascensión.
En el silencio de la mañana y el despertar de cada nuevo día, mi alma se regenera y siente la plenitud de mi existencia y la presencia de todo lo que se ve. Ante este estado interior el corazón toma el papel que le corresponde. Todo fluye. Todo está en orden. Todo está en su lugar.
Los nuevos tiempos nos empujan a tomar decisiones, pero la mayor de todas, y en estos meses de abril y mayo, a aceptar que nuestra vida se recoloque en el lugar que le corresponda. Todo es movimiento en nuestro entorno y el planeta. Más que nunca necesitamos reafirmarnos nosotros mismos para encarar los tiempos venideros que se nos acerca.
Muchos de nosotros estamos preparados para hacer frente a los movimientos que la humanidad y el planeta debe de hacer. Muchos de nosotros hemos estado trabajando para adquirir más Luz en nuestro ser para poder dar de la mano a todos aquellos, que ven como la vida ya no es como antes y todo se desmorona.
Es la hora de abrir nuestros corazones, porque la hora del corazón ha llegado. Ha llegado el momento de relacionarnos con el corazón y no con la mente, para unirnos y aproximarnos los unos a los otros y crecer, juntos, creando un ser humano unido y fuerte, lleno de Luz y Amor.
El planeta se dirige hacia la reconciliación y la paz, pero para esto, necesitamos que nuestro corazón tome el protagonismo que le corresponde.
Nos mantendremos fuertes y anclados a los nuevos tiempos, sin miedo y bien enraizados si conectamos y sentimos la fuerza del amor que hay en nosotros, y nuestro corazón es el motor y altavoz de nuestro nuevo caminar.
Nacimos en una dualidad que se va desmoronando cada vez más por el proceso de elevación de nuestra alma. El tomar conciencia de quienes somos en verdad nos permitirá despertar nuestra conciencia y abrirnos paso entre las tinieblas de nuestra educación y aceptación de sus creencias. El abrir nuestro corazón nos permitirá discernir la verdad de lo que vivimos y somos.
Ha llegado la hora de relegar a la mente a un segundo término para dar paso a la nueva era: la Era del Corazón, la del Amor, la de la Unión y Ascensión del ser humano. Despojarnos de la piel del viejo ser es parte fundamental para llegar a manifestar al nuevo ser que hay dentro de cada uno de nosotros, y éste nuevo individuo, perteneciente a la nueva raza humana, siente, actúa y ve desde el corazón.
La hora del corazón ha llegado.
Escuchémosle y sigamos lo que nos dicta porque aquello que nos susurra, y muchas veces en voz alta, es la directriz para nuestro mayor bien y el de todos.
Sólo una persona que vive desde el corazón puede hacer unir a todo un pueblo y una humanidad ansiosa de tener paz y sentir el amor en cada inspiración que realice en su caminar.
La belleza, el amor, el fluir, el sentir y el sentirse uno con los demás provienen del mayor regalo que nuestra divinidad ha podido llegar a hacernos: nuestro corazón. Ábrelo y deja que él te lleve y te abra las puertas de tu fluir y tu realización.
Los tiempos que nos encontramos requieren que nuestras obras manifestadas sean las de nuestro corazón, esta parte más intuitiva, amorosa y sabia que el ser humano alberga en su interior.
La nueva era invita que el ser humano abra su interior para mostrar la fortaleza de su espíritu y dejar que su majestuosidad, su Luz y Amor iluminen y abracen al nuevo mundo con los seres que lo comparten.
La paz es posible desde el corazón.
El verdadero amor se manifiesta desde el corazón.
La verdad de la vida surge del corazón.
¿No crees que ha llegado la hora de abrirlo y escuchar su mensaje y sus dulces palabras para llegar a materializar aquello que has venido a hacer?
Una nueva vida está llamando a la puerta. No temamos de dejar ser quienes éramos hasta ahora para dar paso al verdadero ser que dará sentido a nuestra vida y sentirá la conexión con nuestro Hogar espiritual, siendo Uno con Todo, con Todos y con Uno mismo.

Desde lo más hondo de mi corazón, que la Paz y el Amor sean en ti.

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