jueves, 16 de marzo de 2017

La hora anunciada


Aquella mañana los pájaros jugueteaban con sus cantos y melodías atravesando el sendero una y otra vez, anunciando que la hora había llegado.
Se veía a un discípulo alejarse de su maestro, alejándose por el camino bendecido que un día le llevó a encontrarse con quien sería su fuente durante bastante tiempo. Había llegado su hora, aunque su mentor siempre estaría con él, debido a las enseñanzas recibidas y toda la instrucción transmitida, ahora integrada en él. Estos recuerdos siempre los llevaría dentro de sí.
Él sabía que era el momento que tanto tiempo atrás se le había anunciado, tanto en las meditaciones como en los sueños.
Sus pasos le alejaban de donde había estado aprendiendo la sabiduría que cada individuo lleva en su seno para poderla manifestar en el momento que su consciencia despertase. La suya ya lo había hecho, por lo tanto, sabía que no tenía sentido continuar su estancia con aquel quien le llevó de la mano y le enseñó a conocerse y a amarse.
Nuestro joven, sentía la satisfacción de todos estos años y el agradecimiento de poder haber estado en un lugar como en que él estuvo. Ahora dejó atrás su aprendizaje a través de otros seres encarnados para adentrarse a un aprendizaje más profundo e intenso, como era el de mostrar su maestría en este mundo donde se encontraba. Su corazón estaba dispuesto a guiarle hacia lo que su alma acordó momentos previos a su encarnación.
Aquel ser desapareció entre la maleza del monte, dejando atrás una etapa donde todo tuvo su sentido, y dispuesto a vivir una de nueva según su corazón. Había llegado su momento.
Sus pies le llevaban hacia lo desconocido pero familiar a la vez. Sentía una gran ilusión y emoción, así como la seguridad en su interior conforme todo iría bien. Su Fe era firme y absoluta.  
¡Sentía tanto las ganas de vivir, que decidió empezar a elevar su vuelo por él mismo! Sólo la experiencia de vivir por ti mismo aquello que sientes en tu interior te permitirá alcanzar la sabiduría existencial. Poder elevarte por encima de toda terrenalidad y toda creencia mundana te llevará a un vuelo sagrado hacia la realización de lo que cada uno ha venido a hacer. Su misión se encontraba en cada una de sus células, activadas para indicarle la dirección y el camino a seguir a partir de estos momentos.
Todo coincidía con los tiempos de cambio que nuestro amado planeta está viviendo en su corteza y su interior. Los movimientos producidos son una recolocación de toda existencia en este plano dimensional que la vida se encontraba. Justo en estos momentos de la historia de lo humano, nuestro discípulo, ahora en aprendizaje de su maestría, se adentraba en su nueva etapa de realización y manifestación según lo que había venido a hacer.
A lo largo de este mundo, muchos eran, al igual que nuestro joven, los que dejaban su pasado para mostrar su esencia en el lugar donde se encontraban. Grandes desplazamientos se deberían de producir para colocar a cada uno en su lugar, pero todo se facilitaría para conjuntar las voluntades según la gran Voluntad Superior.
Fuentes, como alimento del alma, y luces para iluminar el camino de estas almas fueron llegando en los lugares designados para cada uno y adecuados para que toda alma dispuesta para llegar a ella y reconocer su esencia, pudiera recordar quién era y poder activar la consciencia ancestral que la empujaron a seguir el proceso de la ascensión.
Nuestro joven sentía intensamente su esencia en su interior, como si fuera el universo en expansión. Sentía esta expansión dilatándose dentro de sí, como si fuera parte del universo en este plano terrenal.
Sentía el amor en su estado más puro e incondicional, así como la compasión y la paz a niveles no terrenales. Había llegado a un nivel de maestría concreto que le hizo tomar la decisión que había llegado la hora de transmitir y compartir todo lo recibido, sin apegos y con un gran agradecimiento por haber podido recibir e integrar toda la energía de los nuevos tiempos en su materia, activando cada una de las capas de su ADN.
Este nuevo maestro avanzará hacia el resplandor de su plena manifestación. Hasta ahora pocos sabían de él, pero había llegado su hora de mostrarse al mundo que fue enviado y pudiera llevar a término la plena manifestación de su Divinidad.
Con humildad, serenidad y una gran paz en su interior, esta alma dejó la dependencia de su instrucción para adentrarse en la obtención de los conocimientos de la nueva energía por sí mismo y la aplicación y divulgación de ella para el mayor bien de todos los habitantes de este planeta.

El mundo celestial le acompañaba. No estaba solo.

Que el Amor y la Paz sean en cada uno de vosotros.


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