miércoles, 3 de mayo de 2017

A mi vida

Los tiempos de mi baja estatura siendo niño, quedan ya lejanos.
Toda una vida para poder llegar a entenderla y moverme por ella según el sentido de mi presencia en ella.
Siento un profundo agradecimiento por lo vivido y por todo lo que mi vida me ha ido ofreciendo a cada paso dado según mi presente.
¡He recibido tanto!, aunque no siempre este “tanto” fuera tal como me hubiese gustado según mi parecer.
He vivido momentos de entusiasmo por lo que acontecía a cada instante.
He sentido en mi interior el hecho de poder materializar lo que quería en aquel preciso instante y deseaba.
He estado en la cima del bienestar material, conociendo también, las áridas épocas de subsistencia y escasez.
He podido vivir cerca del mar y en medio de la montaña, así como en una gran capital, como en poblaciones cercanas a ella.
Mi vida no ha sido estable, yendo de acá hacia allá, según los acontecimientos que mi existencia me deparaba.
Llegué a pensar que yo no podía hacer nada para salir de las situaciones que me encontraba, a darme cuenta, con los años, que era yo quien las creaba con una finalidad superior.
Ahora, en el sosiego de la sabiduría puedo ojear mi vida y ver el proceso que ha seguido hasta mi presente. Vuelvo a decir, que solo agradecimiento puedo sentir en mi por todas las situaciones vividas a lo largo de los tiempos.
Quise conocer a Dios, y llegué a encontrarte ante él y sentirlo en mi interior.
Quise viajar, y la vida no me dejó estar más de dos años en un mismo lugar, hasta que llegué a estar en contacto con el mar, durante diez y nueve años, que me hizo darme cuenta de mis emociones y aprendí, con él, a llorar nuevamente, después de tiempo practicando sin resultado ninguno. Al final mis lágrimas recorrieron mi tez, alegremente, hasta sentir la exaltación conforme había conseguido activar mis ojos para que se expresaran libremente. Fue una gran liberación y un triunfo a la vez, al encontrar esta puerta donde mis emociones pudieran salir y hacerme dar cuenta que la presencia de mis lágrimas tenían una finalidad superior y no solamente para expresar lo reprimido.
Aprendí a llorar, después de muchos años no haciéndolo. Fue con la práctica que conseguí abrir la puerta bloqueada de mis emociones. Ahora, con el lloro en mi interior para expresar incluso la alegría, hacerme dar cuenta de la veracidad de lo recibido, ahora puedo decir que es parte de nuestro potencial como humanos en fase de divinidad que todos somos. Más allá de lo estándar se encuentra el verdadero sentido de toda presencia que en nosotros hay.
Siento un profundo agradecimiento por todo lo vivido, porque los pasos dados, y lo sentido en cada situación vivida, la mayoría de ellas no queridas, ahora puedo verme reflejado en el firmamento reconociendo mi esencia y mi presencia en este mundo experimental que nos encontramos.
Solo siento agradecimiento por haber vivido lo que me fue dado a cada momento.
Mi ser empezó poniendo distancia con mi entorno, y ahora, siente la diferencia con quienes me rodean y el lugar donde vivo, pero sintiendo la conexión que todos tenemos para una Voluntad Superior. En retrospectiva, y con los años, mi ser se dio cuenta que no hay nada al azar y que todo lo que viví me llevó a quien ahora soy. Sé que ya lo he dicho algunas veces, pero siento un gran agradecimiento por vivir en medio de este universo y con una finalidad concreta en este plano terrenal, hecho que me ha permitido elevar mi alma y predisponerme a dar uno de los pasos más importantes en este nueva etapa que me encuentro.
Aprendí a liberar la densidad que había en mí.
Aprendí a amar incondicionalmente, porque el amor que se aplica en el mundo donde nací no se corresponde con el amor espiritual que es el que sentía en mi interior. Ahora puedo amar según siento, de una manera pura e incondicional. Aprendí a amar desde mi corazón.
A lo largo de mi proceso de pasar de la inconsciencia, eso pensaba yo, a la consciencia me llevó, no tan solo a aprender a llorar, sino también a abrir mi corazón. ¡Qué alivio! ¡Qué sensación de libertad sentida en mi ser! Tuve que cambiar mi visión de la vida y darme cuenta que yo podía responsabilizarme de ella. Al final así fue, sintiendo la plenitud de mi interior, con toda su apertura e irradiando la energía de mi esencia de una manera libre y plena. ¡Cuánta majestuosidad cuando nos abrimos del todo y nos acercamos a nuestro mundo, sabiendo que eres Dios!
Todo lo vivido, cada paso dado, cada experiencia y supuestas adversidades y denominados retos, aliviaron mi camino, con mi predisposición de querer llegar a mí. Por fin lo conseguí, y deseo que cada uno de vosotros lo consiga. Sé que así será, y mientras aceptar todo lo que viváis con la predisposición del aprendizaje que aquello que vivís os aporte. Cada toma de consciencia, es decir, cada aprendizaje integrado, os hará liberar del peso que lleváis desde vuestra infancia y otros tiempos encarnados, que os permitirán avanzar en vuestro proceso hacia aquel quien en verdad sois.
Me encuentro en unos momentos de mi vida, donde me esperan grandes cambios. Estoy preparado para ellos y dispuesto a adentrarme en ellos. Siento como mi creatividad y mi amor quieren expandirse para llegar más allá de donde ahora estoy. Mi ilusión es grande, con una gran alegría en todo mi ser, dispuesto a cruzar estas puertas que el proceso de la humanidad y mi amada Tierra nos deparan.
Soy parte de cada uno de vosotros, y todos lleváis parte de mí en vuestro interior. Siento la fuerza y la firmeza de la Unicidad con el Hogar del cual todos procedemos.
Con los años fui abriendo puertas, y cada una que conseguía abrir y cruzarla sentía como me elevaba e iba, en un principio percibiendo, y luego con el tiempo, dándome cuenta, sintiendo y viendo el paraíso del cual todos procedemos. No estamos solos y nuestros hermanos de la Luz están aquí, en nuestro plano dimensional para darnos una mano en los momentos que convengan para poder subir nuevos peldaños hacia nuestra plena manifestación.
La Divinidad Superior, así como diferentes comunicaciones con la Hermandad Celestial me han hecho ver y saber el nuevo proceso que a mi presencia le depara.
Aquí me encuentro para empezar una nueva vida más en acorde a cómo es mi vibración. Me alegra que todo tenga sus frutos cuando actuamos y vivimos desde el corazón. El amor nos acompaña a lo largo de nuestro camino. No hay de mejores y de peores. Solo existe el adecuado según cada uno. Así lo aprendí a lo largo de mi proceso, como otros aspectos relacionados con nuestra existencia y el vivir el día a día en este plano terrenal.
Os amo.
Mi corazón os acoge a cada uno de vosotros. Me siento parte de todos y del Todo. No estamos aislados ni solos, solo distanciados y cerrados en nosotros mismos. Cuando aprendemos a abrirnos, entonces es cuando la vida empieza a cambiar según las pautas de nuestro verdadero ser, de nuestra esencia. Cuando el amor hace presencia en la vida de uno, es cuando ésta empieza a tener sentido, recibiendo solo lo mejor para uno mismo.
Mi amor está en cada uno de vosotros y mis pasos aceptando mi presente y dispuesto a crear una nueva vida después de toda una preparación y abertura de mi todo mi ser. Aprendí a sentir, y sintiendo, me acerqué a mi naturaleza y a la verdad de lo que nos acontece. Aprendí a saber de mí, y deseo que cada alma, cada corazón pueda abrirse para poder sentir la majestuosidad de donde procedemos y el gran ser que somos más allá de lo terrenal.
Doy gracias por todo, por todos y por mí.

Como decía en algún fragmento la canción de Armando Manzanero “Contigo aprendí”:

Contigo aprendí
Que tu presencia no la cambio por ninguna    (amada vida)
……
Que puedo irme mañana mismo de este mundo
Las cosas buenas ya contigo las viví
Y contigo aprendí    (amada vida)
que yo nací el día en que te conocí”    (amada Divinidad)


Que el Amor y la Paz sean en cada uno de vosotros. 

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