miércoles, 31 de enero de 2018

Un alma con su Divinidad


Se encontraba un alma contemplando el paisaje ante sí, en lo más alto de una cima.
Desde allí podía divisar el horizonte lejano. Se encontraba sola, en un amanecer cálido con el silencio abrazando su esencia, y cuando los primeros rayos empezaron a esclarecer el lugar, melodías de pájaros cercanos ambientaron aquel espacio sereno, tranquilo y apacible.
Nuestra alma se había tomado su tiempo. Había llegado para poder ver el renacimiento de un nuevo día claro, soleado y con alguna nube lejana para decorar el paisaje que se observaba desde la cima.
Se encontraba en una especie de cavidad en medio de aquella altitud. Era un lugar bien conocido por ella por haber venido otras veces cuando la soledad le llamaba para ir a su interior y ver la luz de sus nuevos pasos en el proceso que se encontraba.
Recordar le ayudaba en su camino.
Era un alma encantada por la naturaleza, y siempre que podía, se perdía o adentraba en ella para sentir nuevamente su esencia y la armonía de la existencia.
Eran momentos como mágicos donde se abría y entregaba a su verdadero ser para sentir su procedencia y recibir toda la información que desde su Hogar Celestial se le daba.
Los rayos del sol naciente empezaban a iluminar cada rincón de aquel vasto territorio de paz, vida y belleza.
Estando allí, sintió que se le decía:
-         ¡Hola!
Ella sabía quién era por las energías que recibía. Su relación con el Hogar de donde procedía, más allá de este mundo, le era su apoyo y su coraje para llevar a término el sentido por el cual se encontraba encarnada en esta existencia de materia.
-         ¡Hola! – le respondió.
Nuestra alma se encontraba sentada en una piedra. Su mirada, sintiendo a su hermano celestial a su lado, continuaba observando el amanecer estival de aquella latitud.
El ser que con él se encontraba desprendía una gran luz cálida y amorosa. Sus energías eran fuertes, poderosas.
Se acercó a él hasta ponerse a su lado. Allí juntos dejaron pasar unos instantes a través del silencio y sintiéndose bien el uno con el otro.
-         Tenía ganas de estar contigo – le dijo el alma mientras continuaba sintiendo cada vez más, la energía de aquel ser de la Luz.
Luego prosiguió:
-         Tanta belleza que hay a mi entorno y quienes están conmigo no consiguen verla, y en caso que algo les llegue a su interior, no son capaces de apreciarla.
Girando la cabeza y mirando a aquel ser continuó diciendo:
-         ¿Cómo puede ser que me encuentre mejor conmigo mismo y con vosotros, en vez de con  aquellos que me rodean en mi día a día? (Pausa). Cada vez me encuentro mejor conmigo mismo.
-         Has tenido que elevarte para llegar hasta aquí – dijo su acompañante.  Desde la cima donde te encuentras ves lo que ellos no ven. Para ti es algo innato al alcance de todos, pero para ellos, algo ocasional que parece no valorarse debido a su pasado.
-        
-         ¿Ves el sol elevarse? – prosiguió.
-         ¡Sí! – le respondió.
-         Él no se cuestiona si su luz es aprovechada o no. Él sale y luego deja lugar a la noche, a vuestra luna. Ella también sabe de su sentido en este mundo donde está. Así, el alma entregada a su Divinidad, debe de actuar. Estáis sirviendo a una Voluntad Superior para el mayor bien de todos aquellos que encarnan en esta dimensión.
-        
-         El sol tampoco se vanagloria de su presencia, sólo se manifiesta y deja que todo sea. Así tú debes de actuar. Manifiéstate y deja que todo sea. Muéstrate tal como eres y deja que todo sea. Hay quien valora tu presencia junto a ella. Esta alma siente la grandeza de tu ser con ella. Así sucede con otras almas que saben de ti. ¡Sé! Sencillamente sé y deja que todo sea según lo acordado.
Mientras, nuestra alma continuaba en silencio escuchando cada transmisión de aquel ser de alta vibración, sintiendo su amor hacia él.
-         Tu corazón te habla. Has aprendido a escucharle. Él te habla claro y alto. Sientes el fondo de todo lo que te dice, así como el hecho de qué es lo adecuado y lo mejor a realizar.
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-         Pocos vienen a estas horas aquí donde ahora te encuentras, viendo el despertar de un nuevo día con toda su belleza presencial. Has aprendido a saber de los momentos que vivimos y el sentido que todos ellos tienen para quien los vive. (Pausa). Has vuelto al Hogar y todos nos alegramos. Te has abierto a nosotros y nuestro Amor es Uno con el tuyo. Sabes de nosotros y de la presencia de la Divinidad en ti. Habla con ella. ¡Siéntela! – dice alejándose de aquella alma contemplativa. 
De repente, ésta siente una gran paz, una inmensa paz y serenidad. Siente el Amor en todo su ser y una sensación de una gran expansión dentro de sí misma. En este estado interior puede sentir aquel quien en verdad es. Una sensación de liberación absoluta a este estado y un total convencimiento conforme su vida y su presencia en ella manifestarán el sentido por el cual volvió a encarnar.
La comunicación era a través del silencio e inmediata. Era nítida, directa y amorosa. Todo lo que sentía dentro de sí era el Amor en su estado más puro e incondicional. Todo se revelaba. Todo lo recibía.
-         Yo Soy lo que ves ahora y sientes en ti – dijo su Divinidad. Yo Soy tu presencia innata y la Voluntad por la cual volviste a esta experiencia terrenal. Cuando más sientes la Verdad en ti, más te das cuenta del proceso de la humanidad y de sus actos en relación a lo que fue. Sabes de los cambios que se están produciendo en este rincón del universo. Has abierto tu corazón y nos has reconocido con tu sentir (refiriéndose a los seres del Hogar Celestial). Sabes de tu procedencia y del camino a seguir por todas las almas que habitan este espacio en el cual te encuentras. Así como el Sol ilumina los senderos y todos los caminos para que los transeúntes puedan ver con claridad sus pasos y saber hacia dónde ir, así tu presencia reconforta y muestra la dirección a seguir para llegar al verdadero ser que cada uno es.
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-         Aquel quien sigue las pautas de su corazón, nada le falta y su presencia da de la mano a todos los que tienen su mente abierta y sus corazones abrazando los nuevos tiempos que vivís.
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-         Vuestro proceso es temporal, como el sol. Más allá de su apariencia hay un sentido superior que permite la armonización de vuestro mundo. Así, vuestras presencias también permiten a todos aquellos que os rodean despertar de la somnolencia que el pasado les ha creado. Lo que entendéis como Consciencia, es la llave para liberaros del pasado del cual procedéis. Cuando esto sucede, entonces, es cuando sentís vuestro resplandor interior. Entonces es cuando sentís la libertad de vuestra esencia y el Sentir entra a formar parte de lo esencial en vuestra nueva etapa en esta vida.
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-         Hay una vida esperándoos  para ser manifestada, y sintiendo la plenitud de vuestro presente, es lo que os llevará a vuestra realización. ¡Sentid quien sois, y yo me manifestaré en vosotros!
Mientras, el alma escuchaba, sintiendo cada una de sus comunicaciones.
-         Necesitáis estos momentos de estar con vosotros para recordar el camino a seguir y vuestra procedencia. Nada debéis de temer porque aquel quien se entrega a mí, le daré todo lo que necesita para su camino y podrá sentir su esencia en él mismo. Será protegido y guiado por el Hogar y mi Voluntad prevalecerá en él para llevar a término aquello que ha venido a hacer. (Pausa). No hay mayor sentido que el servir a la Fuente de la cual todos procedéis. Mi Amor os protegerá y os guiará. No temed, porque mi presencia os protegerá a lo largo de vuestro proceso. ¡Sentid quien sois y me sentiréis!
A continuación parece como si el encuentro hubiera finalizado.
Nuestra alma, ya con el sol elevándose, se levanta y se dirige de retorno sintiendo la magnitud, la paz y la fuerza en su interior para continuar con su proceso y su misión.

Que el Amor y la Paz sean en cada uno de vosotros.

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