miércoles, 11 de abril de 2018

Maestro




Las palabras pueden llegar a confundir, sobre todo, si éstas son interpretadas por la visión terrenal, racional de aquellos que se encuentran, incluso, ya adentrados en el mundo que se conoce como “espiritual”.
Alguna de estas palabras son creencias que ponen una distancia entre quien es etiquetado y aquel quien lo etiqueta.
Venimos de una energía donde solo unos cuantos podían estar en contacto con seres de otras dimensiones, podían ayudar a los demás de una manera no convencional, así como hacer curaciones o ayudar a restablecer la paz dentro de uno, haciendo que pueda sentir la felicidad en su interior.
Estos seres que tenían todo este supuesto potencial en ellos, hacía que los de su entorno lo vieran como alguien especial que podía hacer cosas que los demás no eran capaces, aparentemente.
Hoy quiero mostraros lo que uno de estos seres quiso aclarar ante toda una serie de personas relacionadas con los medios audiovisuales, mediáticos en general, así como periodistas y algún que otro presentador de TV para matizar y esclarecer lo que representa, a menudo, el hecho de considerar a alguien como un ser que puede llegar a realizar actos “no normales” o tener una sabiduría más allá de nuestra existencia terrenal.
JC hacía años que dedicaba su vida a ayudar a los demás. Su experiencia le llevó a darse cuenta de cual era la dirección que debía de seguir en su vida. Sintió la voz de su corazón y empezó a adentrarse allí donde se susurró.
Actualmente, su vida no es como la de la mayoría de los seres que le rodean. Se dedica a ayudar a las almas para poderse manifestar de una manera libre y total en este plano existencial donde nos encontramos.
Hacía años que su vida estaba entregada a transmitir a través de sus encuentros, escritos y sesiones individualizadas todo lo que su verdadero Hogar le transmitió, así como su experiencia personal abrazada por su trabajo individual para poder encontrarse y llegar a manifestarse aquel quien en verdad era.
Llegó el día que sintió que debía de dar este paso para no distanciar más a los humanos por el hecho de haberse creado una imagen y concepto de algunos de ellos dedicados al planeta y a la humanidad. Había concertado una especie de encuentro para hablar a todos aquellos que sintieran en su corazón el hecho que todos somos iguales y estamos unidos por un fin superior dando sentido a nuestra existencia en esta vida actual.
Llegó la hora y la sala prevista a realizar este acto se encontraba llena, con algunas caras conocidas popularmente dentro del mundo espiritual.
JC entró en ella y se dirigió hacia el centro, ante todos, para poder ser visto por todos los asistentes, se encontrasen donde se encontrasen dentro de aquella sala.
Todos lo miraron esperando oír sus palabras al respecto.
Finalmente, después de saludar a todos los presentes, empezó a expresar lo que su interior le susurraba:

“Gracias por estar hoy aquí y dedicar parte de su tiempo a escuchar las palabras que van a ser pronunciadas por mi persona, que, aunque sea mi voz quien les llegue, agradecería que fuera su corazón quien las escuchara y las tuviera en cuenta.
Quiero comentarles el hecho de que en nuestro mundo, sin darse cuenta, está distanciando a los seres clasificando, creando diferentes estatus, con lo que esto conlleva de cara el proceso de evolución de nuestro mundo.
Llevo años entregando mi vida a un fin mayor, más allá de lo terrenal. Mi vida ha ido haciendo, con el tiempo, cambios y reajustes para irme adaptando, cada vez más, a los tiempos que íbamos viviendo. Por eso, hoy, ustedes y yo estamos aquí, para dar juntos un nuevo paso y expandir la Unicidad y el entendimiento de lo que cada uno representa en estos momentos que vivimos.
Quiero decirles que no hay nadie superior a otro. Muchos de ustedes pueden decirme que esto ya lo saben, pero una cosa es saberlo y otra sentirlo. Cuando se siente, es entonces cuando se vive integrándolo en su vida cotidiana. Mientras, solo se queda como un concepto más racional, y es la racionalidad la que nos ha llevado a distanciarnos los unos de los otros.
Hoy quiero transmitirles algo que me atañe directamente, y que en momentos de mi vida, fui etiquetado como aquel quien no era. Muchas personas que pregonan y presentan actividades relacionadas con el autoconocimiento y la consciencia, todavía tienen tendencia a etiquetar a aquellos que, en algún momento pueden hacerle una entrevista o quedar para comunicar algún aspecto existencial o sobre el proceso evolutivo del ser humano.
Miren, en mi vida he recibido tantas etiquetas, que tengo que decirles que todas ellas no se correspondían a aquel quien yo era y lo que hacía. Cada uno tiene una visión personal y parcial de lo que ve o cree.
Entre otras etiquetaciones me llamaron: psicoterapeuta, vidente, sanador, maestro espiritual, terapeuta holístico, maestro de Reiki, en fin,....toda una serie de nombres que no concordaban, exactamente, con lo que yo hacía.
Agradezco que estén hoy aquí porque quiero decirles a todos ustedes que, por favor, no etiqueten. El hecho de hacerlo parece que entonces ya tienen más clasificado a alguien sobre lo que hace. ¿Seguro? Hay seres que están de servicio a la Divinidad Superior. Estos seres no se incluyen en ninguna de estas categorías porque su misión en esta vida va más allá de lo que uno puede llegar a pensar. Alguien puede dirigirse a mi persona para que le dé una mano en su camino. Así lo haré. Entonces esta persona pregunta para tener una idea de quien soy yo: ¿y tú qué haces? Mi respuesta será, ayudarle en aquello que necesite para estar en paz consigo misma, dependiendo solo de usted y no de elementos externos como medicamentos, dieta, piedras o amuletos.
La persona insiste: ¿sí, pero usted què hace para ayudar a los que le vienen en busca de ayuda?
Depende de la persona. Cada persona es diferente. Pero, ¿cómo puede saber el qué hacer con quien tenga ante usted?
Mi respuesta será: Transmitirle Amor y mi Energía. Me pongo en contacto con su energía y percibo la dirección adequada a tomar. Al final, quien ha entrado en mi sala, sale alguien diferente, equilibrado y sabiendo qué hacer en su vida a partir de aquel momento.
-         ¿Cómo lo denominarían ustedes a esta función? – preguntó sin esperar respuesta de los asistentes.
La respuesta sería: ser, senzillamente, UNO MISMO. Nuestra esencia es la que produce los milagros y sanaciones, pero no como si fuera algo extraordinario, sino como un hecho normal y natural cuando alguien es uno mismo.
No quieran ver lo que no es, porque en el fondo, todos somos iguales con el mismo potencial espiritual. Cada uno de ustedes es divinidad. Cada uno de ustedes es un maestro para alguien o todos los de su entorno, como puede ser la família, la pareja o hijos, o con la gente que normalmente se rodea y comparte su vida.
Cuando hablan de “Maestro” – refiriéndose a alguien -, están creando diferencias entre los humanos, porque todos ustedes son maestros. ¡Sí, maestros! ¿Cómo puede ser entonces que no todos muestren su maestría? Aquí es donde interviene el proceso de autoconocimiento y lo que se conoce como despertar espiritual o una consciencia elevada.
Todos los que nos encontramos en esta sala tenemos la misma esencia. Estamos hechos de la misma esencia, pero no todos son conscientes de ella. No todos estamos en el mismo nivel que otros de nuestro entorno. Aquí es donde radica el por qué unos sí y otros tan poco. El grado de consciencia que tenemos nos hace acercarnos más los unos a los otros, o crear distanciamiento entre los humanos, creando seres especiales o superiores y los de la base, el resto.
No hay diferencias entre ustedes y yo. Cada uno viene a ser una Fuente de Luz y Amor para alguien de su entorno o su hábitat en general. Ustedes pueden manifestar aquel quien son, como estos seres que etiquetan como maestros. Por favor, dejen de etiquetarnos y sientan sus corazones, y van a darse cuenta que entre ustedes y yo, entre ustedes y cualquier ser no hay diferencias espirituales. Senzillamente, unos son conscientes y otros no. Es como si un grupo de personas están sentadas en un coche y con las manos al volante. Todos tienen el mismo coche, pero no todos saben utilizarlo y aplicar todas sus características. Algunos sabrán de las básicas, otros alguna más, y pocos, quizás, la mayor parte de ellas; pero todos, tienen el mismo potencial para hacer que su vehículo pueda llegar allí donde cada uno quiera.
Cuando se habla de “Maestro”, parece como si nos encontrásemos ante un ser especial, superior a los demás. Nada de eso es. Por eso, hoy he querido estar con todos ustedes para decirles que, por favor, no me llamen más “maestro”. No soy más que usted, que usted o usted – señalando a diferentes asistentes de la sala.
Yo Soy quien soy y aquel que escuche a su corazón, sabrá que nada parcial indica mi misión a realizar en esta vida.
Traten a aquellos que hasta ahora se les ha considerado como “Maestros”, como alguien como ustedes, que habiendo despertado su consciencia y llegándose a conocer, consiguió abrir su corazón y sentir su esencia divina, entregando su vida a la Divinidad que cada uno es.
Todos somos maestros y discípulos a la vez, porque incluso los conocidos maestros o mesías de la humanidad a lo largo de los siglos, ellos estaban aquí, principalmente por ellos, por su proceso evolutivo, y habiendo despertado su consciencia, sintieron que habían de entregar su vida a traer el Cielo aquí en la Tierra.
No hay personas especiales, porque todos somos especiales.  
Nadie es más que otro, senzillamente es más consciente. Esta es la gran diferencia.
No alabéis a nadie y adoréis a ningún ser humano, porque ellos son como ustedes. ¿Porqué no empiezan a amarse a ustedes mismos y a dejar de vivir desde la mente racional para iniciar un nuevo camino escuchando la voz de su corazón? Entonces, su visión de vida cambiará y se darán cuenta que no hay nadie más que otro, porque todos somos esenciales para los de nuestro alrededor. Todos somos Amor, y por lo tanto, este Amor nos hace a todos iguales, porque todos, a la vez procedemos del mismo Hogar Celestial. ¿Qué no lo recuerdan?
(Silencio alargado)
No me etiqueten como “Maestro”, porque yo también estoy siguiendo mi proceso evolutivo. Yo también tengo que aprender nuevos aspectos de mi camino. He aprendido mucho, pero a medida que voy adentrándome en aquel quien yo soy, más me doy cuenta que, en mí, todavía hay un camino a seguir que elevará todavía más mi alma.
No soy el maestro de nadie. Mi proceso continúa y, es cierto que cada vez me siento mejor conmigo mismo. Cada vez siento más mi esencia y aquel quien en verdad soy.
Cada uno de ustedes tiene el mismo potencial y capacidades que yo. Solo es cuestión de querer llegar a él. El no querer te aleja de lo que se denomina maestría. La predisposición adecuada le abre las puertas para adentrarse en su interior y llegar a conectar y conocer el Dios que cada uno de ustedes es.
Mi nombre es JC, un ser consciente y abierto de corazón, al servicio de la Divinidad, ayudando a recordar aquellos quienes son y poder llegar a sentir su verdadera esencia innata, sintiendo su corazón y los susurros que éste les puede llegar a decir.
Esto no es ser un “Maestro”, es ser UNO MISMO, escuchando a su corazón.
Agradecería que no me dijesen “Maestro”, sinó por mi nombre. Este pequeño acto ayudará a que usted, quien sea, y yo, nos podamos acercar desde el corazón, y no desde la mente al poder llegar a pensar que yo soy más que usted. Por favor, Yo Soy usted y usted es Yo. Abrámonos de corazón, y el fin de nuestro encuentro será una realidad.
A todos ustedes, gracias.”

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