jueves, 29 de noviembre de 2018

En los límites del Monasterio




Un día, paseando por los jardines del monasterio, un discípulo vio a su maestro contemplando el valle desde los límites del recinto.
Se le acercó y le dijo:
-         Buenos días maestro.
Éste le correspondió con un gesto, asintiendo levemente con su cabeza.
-         ¿Por qué, cuando crees que tienes integrado un aprendizaje obtenido en tu vida, de repente aparece un estado interior como si no se estuviera aplicando el aprendizaje en tu día a día?
El maestro contemplando el valle le dijo:
-         Amado discípulo, ¿ves el valle con todas sus montañas que lo abrazan y rodean para ensalzar su belleza? Así está sucediendo contigo. No dejes que lo aprendido se convierta solo en un conocimiento, sino en una integración de tu verdadero ser. La aplicación del conocimiento te llevará a manifestar la belleza que en ti hay. En tu interior encontrarás la sabiduría para entender que la práctica te llevará siempre a aquel quien eres.
El joven continuaba escuchando a su mentor.
-         Cuando se ve la luz de lo aprendido, entonces, hay que integrarlo en uno mismo, y es con la práctica cómo se llega a transmutar el conocimiento en sabiduría y en elevar tu ser.
-         Entonces – interrumpió el discípulo -, cuando nos damos cuenta de lo que nos quiere decir alguna situación vivida, debemos de irlo aplicando hasta que quede integrado en nuestro interior.
-         Entonces, añadió el maestro, lo vivido no comportará ninguna duda ni malestar, porque al saber, tu actitud será la adecuada, siendo consciente del papel de lo vivido en tu proceso.
-         ¿Y por qué hay quien vive una y otra vez situaciones reiterativas, maestro? – preguntó el joven.
-         No todos están predispuestos a avanzar en su camino a un ritmo concreto. Cada uno de vosotros, sigue un proceso de sanación, de liberación para llegar a manifestar aquel quien en verdad es. Cada vez que se vive algo en relación a la misma esencia quiere decir que ya ha dado pasos en este sentido y necesita finalizar su aprendizaje en esta dirección.
-         Por lo tanto – respondió el chico, aguardando unos momentos de silencio – cada nueva situación sobre el mismo aprendizaje es una confirmación conforme estamos en el camino correcto. ¿Verdad maestro?
-         La belleza está en tu alma. Siendo consciente de lo vivido, ésta irá mostrando cada vez más su resplandor, al igual que este valle irradia la serenidad y la divinidad de su presencia. Así está siendo contigo.
Entonces el venerable giró su cabeza, contemplando nuevamente su paraíso ante él mismo.  

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