miércoles, 10 de agosto de 2022

La hora del alma

 


Una vez, había un alma sentada al borde de una nube contemplando el paisaje desde allí donde se encontraba.

Debido a su curiosidad por saber más de donde se hallaba, dejó a todos los que estaban con ella para poder estar sola y sentir algunas de las respuestas que se preguntaba desde hacía un tiempo.

Salió por la puerta de la dimensión que se encontraba y vio unas nubes que se dirigían más allá de donde ella estaba. Se dirigió a ellas, y concretamente a  una nube, no oscura, para poder sentarse y estar un tiempo sola.

Se sentó y se dejó caer hacia atrás, pero el espesor de la nube le amortiguó el dejarse caer. Estirada sobre la nube, sintió una gran relajación y paz dentro de ella. Su esencia empezó a hacer presencia, sintiendo en su interior una gran paz y expansión llevándola más allá de los conocimientos y experiencias que había tenido a lo largo de su proceso existencial.

Sintió un gran amor dentro de sí misma, y una sensación como de familiaridad y pertenecer al universo donde se encontraba.

De repente, sintió como si le dijeran:

-         Nunca has estado sola, ni lo estarás.

Entonces ella se preguntó como si hablara con alguien:

-         Aquí nunca me he sentido y sé que la unicidad que siento con toda la vida y seres de esta dimensión donde me encuentro es parte de mi, como si todos fueran yo misma, y yo parte de todos ellos.

Sintió también, un inmenso bienestar en ella, como si su esencia le dijera que siempre que sintiera quien era, sentiría todas estas sensaciones, abriendo sus puertas para que toda su esencia pueda manifestarse plenamente allí donde se encontrase.

 Aquella alma tuvo la sensación como si fuera un ángel, con todas las capacidades para poder hacer todo lo que tuviera que hacer. Todo lo conseguiría, obteniendo las respuestas concretas según su situación. Esto sentía.

De repente se levantó quedando sentada y viendo como en una nube más allá, llegaba otra alma posándose como ella lo había hecho. La observó  como también se dejaba caer hacia atrás como si aquella nube fuera una cama blanda. Hizo una sonrisa y continuó observándola.

De repente percibió como una luz se irradiaba del centro de su presencia, rodeándola a toda ella. Vio, también, como realizaba una especie de sonrisa. Esta luz fue expandiéndose más allá de ella llegando hasta donde la primera alma se encontraba. Al recibirla sintió una plenitud en ella no sentida hasta ahora, en todo lo comentado. Sintió como su esencia era algo muy superior a las energías establecidas en todo sistema de vida.

Lo que sintió la hizo llorar. Su pequeño llanto no era de tristeza ni de pena, sino de una emoción muy superior a las de baja vibración. ¡Se sintió tan bien, que tuvo como la necesidad de ir al lado de aquella otra alma! Todo y así, no se desplazó, sintiendo este Amor superior en ella, como dándole a entender que el Amor permite la materialización de lo que uno puede llegar a realizar según su misión en el sistema de vida donde se encuentre. ¡Sintió de una manera tan clara, nítida e intensa esta comprensión, que toda duda que pudiera llegar a tener, desapareció de ella!

De repente, miró en la dirección opuesta de donde se encontraba aquella alma que observaba, y vio como en otra nube, otra alma también ocupó aquel espacio de la nube para estar sola.

Vio como la luz que la primera y ella irradiaban se dirigía hacia la nueva alma que se aposentaba en aquella nueva nube.

Las tres se conectaron con las energías que irradiaban las dos primeras. Todo fue instantáneo, porque la primera alma giró su cabeza y vio como otras nubes también fueron siendo ocupadas por otras almas. Al final, todas las almas que había e iban apareciendo, se iban uniendo, unificándose todas,  a través de la luz que cada una, todas, iban irradiando.

De repente, la primera alma desapareció con todo lo adquirido a través de su sentir. Vio como era acogida en unos brazos femeninos dentro de un mundo existencial diferente al que ella pertenecía.

A las otras almas que se encontraban en aquellas nubes, también les sucedió lo mismo. Era como si ya estuvieran preparadas, después de sentir todo lo sentido, para iniciar una nueva fase dentro de su proceso evolutivo.

Con lo sentido en la nube, nuestra alma, nació en una vida donde el sentir obtenido representaría la libertad y el bienestar para ella cada vez que lo sintiera.

En aquella nueva vida, su presencia, cada vez tenía más sentido debido que otras almas encarnadas dispuestas a llegar a ellas mismas, pudieran hacerlo, y traer la Esencia Superior en esta vida física.

 

Tú eres una de estas almas, sintiendo una vida interior superior a la que puedas estar viviendo. Sintiendo tu interior y llevándolo a término, nos estás ayudando a todos, hacia la exaltación divina de este sistema de vida.

Siendo tú, todo es posible.

Sólo el Amor une y eleva a cada miembro de esta humanidad, porque las nubes os están esperando nuevamente, para poder tener otras sensaciones más elevadas todavía para la elevación del universo y toda alma habida en él.

 

Que el Amor y la Paz sean en ti.

 

 

 

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