lunes, 17 de noviembre de 2008

Haciendo surf

¿Has visto alguna vez a los surfistas en la playa con sus tablas, subidos en las olas del mar? A mar más brava, más espectáculo. Cuando más mal tiempo hace, ellos más disfrutan sobre el agua.
Cuando ven que el día es ventoso, se alegran porque saben que después del trabajo podrán hacer lo que más les gusta: subirse sobre las olas procurando mantener el equilibrio el máximo de tiempo posible hasta que la ola les deje cerca de la arena.
Saben esperar y esperar hasta que llegue el nacimiento de la ola esperada, y entonces, se estiran sobre sus planchas y nadan con sus brazos dirección a la playa hasta que la ola esperada les atrape y empuje dirección a la arena. El surfista, entonces, se alza y guía su tabla bajo sus pies de aquí hacia allá resiguiendo el espacio de la cresta de este regalo que el mar les ha ofrecido.
Empieza encima del todo, y a medida que va deslizándose, la ola le va cubriendo como un gran sombrero, y nuestro surfista se deja llevar como si pasase por dentro de una gruta.
Al final, acabe como acabe la bienvenida bendición, siempre disfruta, dándole coraje y fuerzas para intentarlo de nuevo y así poder deleitarse de lo que más le gusta en esta vida: el surf.
No siempre encuentra las condiciones adecuadas para mostrar sus cualidades, pero no desespera, teniendo la paciencia adecuada para encontrar el momento idóneo y entrar en acción. Cada día es un reto y una esperanza para mejorar “su técnica” y mostrar la alegría y satisfacción de su interior.
Un surfista siempre está a punto para poder hacer aquello que más le gusta: estar encima de la cresta de una ola el máximo de tiempo posible, y acompañarla hasta su desaparición. ¿Qué tal si te decides a hacer un poco de surf en tu vida?¿Qué te parece estar preparado/a en todo momento, cada día, para aprovechar las abundantes oportunidades y recibir las bendiciones que la vida te da?
A mayor tempestad, cuando el día parece gris, es el mejor momento para hacer “disfrutar” a tu alma y ayudarla a evolucionar. Los momentos más supuestamente adversos, son los mejores para continuar tu camino espiritual. Sé como el surfista que se alegra cuando el mar está bravo. Entonces es cuando puedes dar lo mejor de ti. Haz tú lo mismo en tu vida. Aprovecha estos momentos para crecer. Aprende y disfruta de los momentos, del aprendizaje, porque éste te llevará a Ti.
Déjate llevar por la ola de la vida y fluye. No te resistas y permite que todo sea, manteniendo el equilibrio. De esta manera, disfrutarás mucho más de la vida, y la próxima vez sabrás elegir la mejor ola (situación) para tu bienestar y evolución interior. Acepta todo lo que te suceda porque te llevará hacia tu mayor bien. Tu alma te lo agradecerá y tú te sentirás feliz por haber mantenido el equilibrio en los momentos más álgidos del supuesto reto.
La vida está llena de bendiciones y oportunidades. Acéptalas y haz de ellas una oportunidad para alisar tu camino, abriendo las puertas del bienestar y la plenitud.
Sé un surfista para tu vida. Te esperan grandes momentos inolvidables.

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