jueves, 23 de diciembre de 2010

En mi función de servicio

En los años de servicio dedicado a descubrirme y sentir mi divinidad, escuchando todo lo que tenía que decirme, he aprendido que una de las cosas importantes de la existencia es vivir el presente.
Uno de los aspectos más majestuosos del ser humano es el vivir cada instante plenamente, sintiendo la perfección de la creación en este ahora en el cual uno se encuentra. Sentir su presencia y lo que te está aportando es darte cuenta del amor que contiene, creado expresamente para ti, para tu alma, y que tus sentidos han captado para darte cuenta que la vida en que se encuentra el ser humano no es el camino establecido en los principios de la Creación, sino una ilusión en la cual se ha adentrado y nos hemos creído como primordial, única y ley de la naturaleza humana.
Hay quien me ha llegado a preguntar sobre aspectos de un futuro, en relación a él/ella o sobre el planeta Tierra y la evolución de la humanidad. Hay quien se encuentra obsesionado en saber sobre lo qué será de él o de los acontecimientos futuros.
A menudo nos desviamos del camino al hacer preguntas no adecuadas. Muchas veces no encontramos las respuestas a la vida, y es porque no realizamos las preguntas idóneas. Nos centramos con lo que no es. Nosotros podemos cambiar aquello que vemos y recibimos de nuestro entorno, y siempre desde el presente, no desde el conocimiento de un futuro más o menos inmediato.
Hay impaciencia para obtener. La dualidad nos empuja a querer conseguir cuando nosotros lo decimos, no cuando nuestra alma lo necesita. Cuando más “exigimos” al universo que nos dé aquello que pedimos, más parece retrasar el proceso, y más alterados nos encontramos a medida que van pasando los días y no vemos a que nuestra puerta llama la respuesta o el resultado reclamado.
La Creación no funciona así. No es un camarero que nos trae lo que hemos pedido cuando nos viene de gusto. ¡No!, la vida no actúa así.
Nuestra mente pide y pide. Quiere ver resultados cuando nosotros lo decimos. Ordenamos y “obligamos” que se nos dé aquello que queremos ahora y aquí. Esta exigencia e impaciencia es fruto de la mente racional del humano, no del ser espiritual que somos. La vida se muestra y nos da, siempre, para un mayor bien de nuestra alma, pero no siempre es comprendido el funcionamiento de la existencia, debido que queremos llevar las normas de la dualidad al campo espiritual. Las limitaciones de la materia desconoce el funcionamiento de nuestra verdadera esencia. Al no darnos cuenta de nuestra verdadera naturaleza, distorsionamos y malinterpretamos el sentido y funcionamiento de la vida. Exigimos, mandamos y el ser humano se delata al no tener presente los principios de la materialización.
Para que los anhelos de nuestra voluntad puedan ser obtenidos, nosotros, seres humanos hemos de estar preparados y generar las energías adecuadas que representen lo que queremos, para poder atraerlo hacia nosotros y poder disfrutar del resultado. Mientras no estemos “preparados interiormente” para aquello que deseamos con todas nuestras fuerzas, nuestro objetivo se mantendrá a cierta distancia creando un estado de inquietud y desesperación por parte de aquel que insista en quererlo cuando él quiera.
No podemos atraer amor, cuando hay resentimiento y rabia en nuestro interior.
No atraeremos prosperidad cuando nuestra conciencia y expresiones sean de escasez.
No conseguiremos aquello que deseamos si no nos sentimos merecedores.
No obtendremos armonía si no hay armonía en nuestro interior.
No viviremos en paz con nuestro entorno, si no ponemos paz y serenidad dentro de nosotros.
Como si fuera un criado, exigimos al universo, a la vida, que nos dé aquello que queremos una y otra vez. ¿Por qué no nos planteamos, en vez de querer saber qué nos depara el futuro para obtener cierta efímera esperanza, el por qué la vida no nos da aquello que hemos pedido? ¿Por qué no invertimos los términos? Preguntaros, como si fuerais el universo, el por qué no os concede aquello que pedís. Invertid los papeles. Tú eres la vida, ¿por qué no concedes aquello que te pides? Preguntáoslo y es probable que, desde el corazón, recibáis la respuesta. Dejad por un momento el papel de víctima y asumid el de creadores y dadores de todo lo bueno que existen para el ser humano. ¿Por qué no le concedes a (tu nombre) lo que pide?
En mi función de servicio me doy cuenta como gran parte de la humanidad todavía está pendiente del futuro y no del presente. Lo que vendrá no es importante si no tenemos presente este mismo instante. Aquello que pueda suceder depende de lo que hagas tú ahora. Lo que decidas hacer, influenciará en las energías de tu entorno y tu vida, y ésta se dirigirá hacia un camino u otro.
Deja de querer saber qué será de ti sin que tú hagas nada. ¿De qué sirve saber lo que se te dice si la respuesta se encuentra ahora en ti? ¿De qué sirve escuchar por parte de alguien que todo irá bien, si tú no pones de tu parte para que así sea? Tu vida depende de ti. El cómo va el mundo depende de ti, de lo que hagas y sientas tú en estos momentos. Si lo que quieres sber es que tu vida “irá bien”, ya te lo digo yo ahora, porque aquello que vivas te servirá para despertar y adentrarte un poco más en ti. Cuanto más ignores aquello que se te está dando en estos momentos, más malestar te irás creando y más irás demorando los resultados tan esperados.
Solo hay un momento, y es el presente.
Solo hay una guía, y es la voz de tu corazón.
Sé feliz ahora.
Siente ahora la felicidad y el amor. Siente con todas tus fuerzas el amor en ti, y atraerás aquello que quieres, porque es el amor la llave maestra que abre todas las puertas de tu realización.
Sé paciente con el proceso. Aquellos que siguen y viven en la Luz, saben de la importancia de la paciencia y la confianza. Tanto da el tiempo que lleves esperando. Si es así, es porque todavía no has dado los pasos adecuados que han de encender el interruptor del desbloqueo que priva la obtención de tu voluntad, de tu Plan de Vida creado y expresado.
Para que lo que ya existe en el plano espiritual se materialice en el plano terrenal, se necesita un proceso, según la condición humana del ser. Es en este período donde puedes disfrutar de la vida al abrirte y aprender de todo lo que vives. Procura liberar todo el resentimiento, ira, orgullo, ego y miedos que hayas podido acumular a lo largo de tus años. Toda liberación es parte del proceso de sanación del individuo para poder obtener lo que ha pedido. A veces solo es un poco de amor y obertura de corazón para darte cuenta qué está pasando. Otras, el apego a un control de la vida para dejarse ir y fluir en el día a día. Sea cual sea tu motivo por el cual todavía no has obtenido tu voluntad, es porque tu ser, en estos momentos no está preparado para obtener, mantener y disfrutar lo que tanto anhelas.
No desesperes. Continua con tu proceso y no pongas condiciones, que muchas veces, éstas son inconscientes dentro del proceso de la vida. Ésta te dará aquello que sientes que debes de tener, pero en su momento.
Por ahora, ama, siente el amor y la clama dentro de ti y conría que todo está siendo y será para tu mayor bien.
Sé paciente contigo mismo, y con el proceso de la vida. Es contigo, sobre todo, con quien debes de ser paciente. Tus miedos y controles te hacen desestabilizar. Fluye y deléitate de estos momentos porque son los verdaderos momentos de gozo y plenitud.
Piensas que todo está bloqueado, pero no es así.
Piensas que no puedes o no sabes qué hacer para que de una vez por todas puedas conseguir lo que tanto tiempo llevas persiguiendo.
Cambia tu visión de la situación y míralo sin prisas, con calma, y procura encontrar la respuesta de tu divinidad por qué todavía no te concedido lo que le has pedido.
El camino de la Luz y la realización es no pensar, no exigir, no insistir compulsivamente, no organizar, sólo fluir, confiar y sentir.

Que el Amor, la Paz y la comprensión de la Paciencia sean en ti.

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