jueves, 16 de junio de 2011

No temas, amado ser

No importa los miedos que puedas llegar a tener. No importa qué miedos tienes y su intensidad. Todo miedo es fruto de la no comprensión y no conocimiento de lo desconocido o del resultado a obtener. El miedo solo es fruto del pasado, perteneciente a la mente, no del presente.
El corazón protege tu ser al escucharlo y sentirlo. Cuando ponemos la atención a la voz de nuestro interior, a nuestro corazón, nada debemos de temer, porque lo que puedas llegar a percibir “ver o sentir” pertenece al presente, y éste no anticipa las posibles “irregularidades o anomalías posibles” que pueden llegar a acontecer. Tu mente sí.
Los miedos pertenecen a un pasado vivido desde la falta de aplicación de tu empoderamiento. Cuando llegas al presente, traes contigo el lastre de tu pasado, y éste, te pronostica lo que “seguramente” te sucederá, teniendo en cuenta lo vivido en su tiempo. Tú eras de una manera y las circunstancias otras. Tu mente quiere hacerte ver que siempre es lo mismo y así será, sin tener en cuenta que el individuo va cambiando y las circunstancias, como el planeta, también. Ahora no es el ayer. El ayer no será el futuro. Tú eres presente, y lo que fue en antaño ya no tiene cabida en el ahora.
Los miedos adquiridos fueron el fruto de un no conocimiento como ser.
El miedo desaparece con la comprensión espiritual.
El no conocerse implica una actitud de víctima, debido que el aprendizaje de generaciones tras generaciones sobre “las limitaciones” del ser humano dejaron huella en nuestro ADN. ¿Realmente éramos seres limitados en el momento de adquirir el miedo? ¿Hubiese servido de algo el tener el conocimiento sobre uno mismo al encontrarse con la situación? ¿Hubiese servido de algo?
El ser humano está cambiando debido a la toma de consciencia espiritual que van adquiriendo parte de la humanidad. Este cambio de consciencia hace cambiar (elevar) las energías de cada uno y el planeta. Es como un bálsamo de empoderamiento para todo aquel que se predisponga a abrir su corazón y adentrarse en su interior para conectar con su verdadera esencia y el verdadero mundo al cual pertenece.
En el presente, todos los miedos son ficticios, ilusorios, debido a la aprehensión sobre un posible resultado a obtener no deseado. ¿Es esta la mejor actitud a mostrar para nuestro ser? ¿Dónde se encuentra el Amor ante una predisposición de esta índole? Sencillamente, no existe. Cuando dejamos que el ficticio miedo en nuestro presente se manifieste, estamos delegando nuestra esencia amorosa al cubo del olvido. Cuando hay temor en nuestra vida, no hay amor, y si dejamos que el amor se manifieste, entonces no hay temor.
Los miedos son una falta de amor hacia nosotros mismos. A más miedos, más desconocimiento hay de nuestro ser. Nuestro potencial espiritual está enterrado por decisión propia con los cimientos de un pasado inexistente en el presente, pero que insistimos que prevalezca. Es una actitud conocida, aunque dolorosa, y por lo tanto, “familiar”. Lo familiar lo aceptamos, aunque no sea siempre lo correcto y amoroso. ¿Dónde se encuentra tu responsabilidad ante la vida en situaciones como éstas? Sencillamente, escondida en algún armario del pasado.
El no saber nos confunde a veces.
El no saber nos limita.
Cuando sabemos, entonces viene la comprensión y el empoderamiento.
Los miedos desaparecen con la comprensión espiritual.
Sabiendo quien eres tú, abrirás las puertas de tu realización y la manifestación del Dios que hay en ti.
Tu divinidad llama a tu puerta par ser mostrada y expresada en tu vida.
Ha llegado la hora que los dioses humanos cumplan con el Gran Plan Superior establecido para este rincón del universo de nombre Tierra.
La liberación de los miedos permitirá elevar las almas de los seres humanos que están viviendo una experiencia en la materia.
Despertemos nuestra conciencia y dejemos que el Dios que somos se manifieste majestuosamente al mundo.
Nada debemos de temer, porque nada puede con nuestra divinidad. Somos Dios en la forma.
A mayor comprensión espiritual mayor grado de evolución de nuestra alma.
Aquello que fue, ya no tiene porque ser ni será, porque tu capacidad de decisión en el presente puede abrir tu corazón, escucharlo y darte cuenta que nada debes de temer.
Sólo existe el Amor. Sólo existes tú con tu divinidad. Deja que se manifieste y ábrete a la vida, a todo, a todos, al Hogar del cual perteneces, que siempre ha estado a tu lado, aunque lo hayas olvidado y desoído su guía.
Tu verdadero ser espera el momento para volverse a manifestar como cuando todavía no te encontrabas en la forma.
El Amor permite que la Luz se imponga y la oscuridad desaparezca para siempre del ser humano. El miedo es la oscuridad de la ignorancia.
Tú eres Amor y Luz.
Deja que tu corazón te guíe.
Todo va bien. Todo está bien.

Te bendigo, amada divinidad, con mi Amor.

Que el Amor y la Paz sean en ti.

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