lunes, 6 de abril de 2020

La estrella del cielo


 Había una vez una estrella que se encontraba en la Tierra. Estaba desconcertada, como perdida por todo lo que estaba viendo en nuestro mundo.
Un día quiso visitar este planeta, y le gustaron tanto ciertos paisajes, que decidió quedarse un tiempo.
Ahora, después de estar algunos días, nuestra estrella  miró hacia arriba y vio a sus compañeras, a su familia como la observaban cada noche en su quehacer. Hablaban un tiempo, y luego se despedían después de oír todo lo que la estrella errante les contaba.
Un día tuvo la oportunidad de poder encontrar a una niña jugando sola en su jardín en medio de la naturaleza. La niña la vio y se la quedó mirando. La estrella se acercó para poder estar un rato con ella y conocerla más. Los días que llevaba aquí en la Tierra, sólo había conectado con toda una serie de árboles, plantas y otros seres  conocidos como animales. De repente se encuentra a esta niña jugando con una expresión que le recordó cuando ella se encontraba con su familia.
-         ¿Quién eres tú? – le preguntó la niña.
-         Soy una estrella que ha venido de ahí arriba – señalando con una de sus puntas hacia el cielo. ¿Y tú quien eres? –le preguntó la estrella.
-         Soy Estela – le respondió.
-         ¿Te diviertes aquí en esta tierra?
-         Me gusta jugar y me lo paso bien.
Quedándose pensativa, hizo una pausa y la niña le preguntó:
-         ¿Cómo has llegado hasta aquí? El cielo está muy lejos – dijo.
-         Nosotras podemos bajar sin esfuerzo. Podemos ir donde queremos y debemos de ir para ayudar a otros seres como tú. ¿A qué jugabas? – le pregunto la estrella.
-         A saltar con un pie y con los dos por estos palos  - señalando el suelo.
-         ¿Puedo jugar? – le preguntó.
-         Bueno – le respondió la niña.
Entonces la estrella sin esfuerzo y como si levitase, empezó a pasar por encima de los palos y tocando dos de sus puntas, ahora una y ahora la otra, cuando fuera necesario y hacer como la niña.
-         ¿Cómo lo haces? – preguntó la niña refiriéndose al levitar y desplazarse sin esfuerzo.
-         ¿Vosotros no podéis hacerlo? – preguntó la estrella.
-         No – respondió la niña.
Luego añadió:
-         ¿Yo también puedo hacerlo?
-         Lo que yo soy, también lo eres tú. Dentro de ti hay muchas cosas que en su momento las encontrarás y las aprenderás a hacerlas servir.
-         ¿Y ahora puedo?
-         Si quieres sí.
Entonces la estrella le dijo a aquella niña que pensara en un día que se lo pasó muy bien y fue feliz. Así lo hizo y en su cara reflejó una sonrisa y un gran bienestar.
Luego la luz le dijo que sintiera el Amor en su corazón, sintiéndose amada por todos. Estela así lo hizo y de repente sintió como si su cuerpo no pesara nada. La estrella cogió una mano de la niña y juntas se elevaron  iluminando todo el jardín en el cual estaba jugando.
Al final volvieron a descender en el mismo lugar donde empezó su encuentro. Era como si no se hubiera movido pero con la sensación de haberlo hecho. Lo que había sentido aquella niña fue inmenso e inolvidable.
Luego, después de jugar un rato con ella, la estrella se despidió de aquel ser que le hizo ver conforme este mundo no está solo, porque hay seres como Estela que sostienen este mundo desde sus corazones.
La niña no dejaba de decir adiós con la mano a aquella luz que le hizo sentir como no había sentido hasta entonces desde que vino a este mundo. A partir de entonces, de cuando en cuando hacía el mismo ejercicio que le enseñó la luz y toda ella resplandecía allí donde se encontraba.

No estamos solos. Hay seres de Luz que se encuentran entre nosotros, pero sobre todo, hay unos seres que son los que nos ayudan a la evolución de nuestro mundo y a tener una sonrisa y una felicidad cuando más lo necesitamos: los niños.

Sentid aquel quien sois, y sabréis de vuestro niño interior. Solo el Amor podrá hacer presencia en vuestro interior. Él os llevará a sentir la verdad de lo que vivís.
Todos somos nuestra propia Luz. Somos la Fuente que riega nuestra existencia y el proceso de nuestra amada Tierra.

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