miércoles, 7 de noviembre de 2012

La quimera del dinero



En su momento, oí un comentario de alguien que se encontraba sin trabajo y desesperado por no tener dinero, que le decía a otro: “si no existiera el dinero sería la persona más feliz del mundo. Lástima que exista el dinero”.
Esta persona, tengo que decir, está ocupada toda su vida en busca de un trabajo para poder conseguir este dinero. Su preocupación ha llegado a extremos hasta llegar al desequilibrio y desestabilización interior notables. Está totalmente apegada al dinero.
El mundo donde vivimos ha sobrevalorado con exceso lo que entendemos como dinero. Sus vidas se han abocado a él y han llegado a depender exclusivamente de él. Cuanto más así ha sido, más apegados se han encontrado a él y más dependencia han adquirido, llegando al extremo que sin él, se encuentran totalmente perdidos y a merced de lo imprevisto y su mente.
Sus miedos les corroen, viendo como sus vidas dejan de tener el valor que tienen de por sí, y todo esto, sencillamente, porque ven como el dinero no les llega para sus necesidades básicas muchas veces.
Es un círculo sin parar y no saben cómo detenerlo. A más preocupación, más dramatismo, a más dramatismo, más indefensos se encuentran, y a más indefensión, más infravaloración y sensación de no ser capaces de rehacer sus vidas y vivir. Sus miedos frenan toda ilusión porque ésta la someten al hecho de tener dinero. Todo el ser se desmorona y entra en un estado de decaimiento, muchas veces, hasta tocar fondo. El victimismo con el que se han vestido les aprieta y no les deja ver claro.
Primero sobrevaloran lo que no es, y luego, debido también, a la sociedad que se encuentran, culpabilizan a aquellos que la dirigen por no hacer nada al respecto, cuando la verdadera esencia de lo que nos sucede se encuentra en nuestras manos, en nuestro interior. Nosotros podemos girar la situación y no verla desde el sofoco y el miedo, sino, desde la responsabilidad y una actitud de valoración hacia nuestro ser, vivamos lo que vivamos.
Nos encontramos en tiempos donde las estructuras sociales, políticas, económicas, religiosas, e incluso culturales, se están debatiendo entre el subsistir o la renovación. Todo se tambalea. La dependencia que el ser humano ha creado con todo su entorno ha llegado al límite del alejamiento con nuestra alma. Es necesario que volvamos al camino del sentido por el cual estamos aquí. Nos hemos alejado de nuestra dirección y debemos de enderezarla para poder vivir según nuestro corazón.
Nuestra mente no adiestrada nos ha llevado a un extremo donde ya no es posible vivir así. Los miedos, los egos y las creencias establecidas por una sociedad intelectual, basada en una mente racional ha distorsionado de tal manera la realidad que ha llegado al punto de decir: “¡Basta! ¡Hasta aquí hemos llegado!
El ser humano se ha puesto a merced de una dependencia a algo pequeño, sin valor, que es un tipo de papel y monedas. Estos elementos han cambiado la vida de millones y millones de seres, perdiendo el rumbo de su norte.
Cuando ponemos nuestra vida a las manos de algo insignificante como son unas monedas o un papel impreso, es que hemos llegado a niveles muy bajos de autoestima.
Cuando nos centramos en adquirir más dinero en vez de más paz y felicidad, entonces es que algo no está funcionando, y esto, nuestro verdadero Hogar y nuestros hermanos de la Luz lo han visto y nos han respetado.
Ahora ha llegado la hora de enderezar nuestra dirección. Donde antes había mente, ahora hay que dejar espacio al corazón.
Donde había una atención puesta a nuestro exterior, ahora se empieza a centrar en nuestro interior.
Donde había una identificación con nuestro entorno, ahora una rebeldía para ser nosotros, como seres individuales y únicos. Reafirmar nuestra identidad nos va fortaleciendo cada vez más y uniendo los unos con los otros.
Todo el sistema basado en propiedades y creencias basadas en la adquisición de bienes materiales y acumulación de dinero empieza a quedar obsoleto, despertando las consciencias y haciendo ver a los seres humanos que lo importante es invisible a los ojos físicos. Para esto, los apegos a lo terrenal ha habido de tambalearse para empezar a dudar de lo ilusorio según nuestra mente y las creencias adquiridas por voluntad propia.
Estamos en la hora del Gran Despertar. Todo se tambalea, se resquebraja, removiéndose los cimientos de lo que fue para instalar y fijar unos de nuevos más en acorde a nuestra verdadera esencia.
Lo que estamos viviendo en nuestros días de aparente caos y supuestas adversidades, solo es fruto del amor que el Hogar irradia hacia nosotros. Hay almas que han podido despertar antes que los otros, y estas ayudan a que otras también lo hagan. Una gran cadena amorosa nos están uniendo desde el corazón para hacer caer la quimera de algo irreal, solo fruto de nuestra mente no controlada y creada por unos miedos adquiridos voluntariamente.
Lo que parece tristeza, solo es el fin de lo que fue.
Lo que aparenta un desorden mundial y caos, solo es la recolocación de los nuevos pilares.
Nada es lo que parece ante el ser humano viviendo una experiencia en la materia. ¡Nada!
Es necesario pasar por donde estamos pasando en que algunos podemos haber encontrado un rincón donde estar y nada nos falta, y otros, el sentirse totalmente desamparados por no saber qué serán de ellos mañana, al no tener nada y sentirse totalmente atrapados por una oleada de lo que denominan “crisis”.
Todo tiene un fin.
Lo que vivimos ya no depende de nuestro exterior, sino de nuestro interior. Al abrir sus puertas nos encontraremos con un ser totalmente nuevo que ignorábamos que existiese dentro de nosotros. Al llegar a él, entonces, ya no querremos volver atrás y ser como éramos. El cambio empezará en nosotros, y cuando así sea, la vida, nuestra vida cambiará. Las percepciones serán diferentes y nuestra actitud ante la vida, también.
El objetivo se habrá conseguido: hacer que el ser humano vaya a su interior para instaurar una nueva tierra y una nueva humanidad.
Todo lo que sucede tiene un fin superior: el amor, el equilibrio y el respeto entre los seres de la nueva tierra y nuestro amado planeta. Entonces, lo esencial se postrará ante todos, tomando el papel que le corresponde y nuestra mente se relegará en un segundo plano para obedecer aquello que nuestro corazón le dicte.

Lo importante se encuentra dentro de vosotros. ¡Id a su encuentro!
Entonces, todo lo obtendréis, porque os daréis cuenta que siempre lo habéis tenido.

Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros. 

No hay comentarios: