miércoles, 15 de agosto de 2012

La Palabra del interior


Conocí a Dios. Quedé con él para conocerlo y en el momento adecuado, nos encontramos. Él se presento y desde entonces, no nos hemos separado, sintiendo cada vez más intensamente su energía amorosa y cálida de la protección que el Hogar puede darte.
Puedo afirmar que abrí las puertas de mi corazón para que pudiera entrar, y desde el momento que le llamé, él me contestó y aceptó encantado de estar conmigo y pasar mi tiempo actual a mi lado. Quizás debería decir que conmigo, sintiendo la unicidad entre nosotros.
A lo largo del tiempo nos hemos ido encontrando y él me hablaba y me recordaba de la importancia de estos momentos. Yo le escuchaba, y sobre todo, le sentía con gran claridad dentro de mí, en nuestro espacio más allá de toda limitación.
Hemos recorrido un camino donde mi ser iba liberando el pasado que había en mí. Me abría las puertas del conocimiento, que más adelante se convirtió en sabiduría, así como la seguridad conforme donde no llegaba yo, ahí se encontraba él.
Mi vida hizo un giro absoluto en relación a lo que fui hasta aquel momento. Sentí como mi alma iba elevándose y él continuaba a mi lado, alentándome a seguir lo pactado. Eso me lo hizo recordar él, porque en mis inicios no era consciente del proceso.
No voy a comentar ni detallar cómo es él. No pienso dedicar espacio para definirlo, porque esto tiene ya su lugar en mi actividad diaria, y para cada uno puede ser diferente. Ahora, lo que sí quiero decir, es que la intencionalidad de uno abre las puertas del camino hacia su divinidad. Al otro lado, allí él se encuentra, esperándoos para cuando os decidáis ser Uno con él.
Mi vida ya no me pertenece. Sin él yo no soy nada, porque mi esencia es fruto de su presencia en mí.
Durante años me ha ido hablando y haciendo conocer otros seres que habitan allí donde se encuentra la Fuente de Toda Vida.
He conocido a Maestros Ascendidos, Arcángeles y otros seres de Luz, hermanos todos del Hogar del cual pertenezco y todos pertenecemos.
Una vez me dijo:
-         Tú serás mi Palabra.
Me concedió el poder de la palabra para transmitir lo que se me había de instruir y experimentar. Desde entonces, sigo mi camino anunciando y comunicando los mensajes que voy recibiendo del Hogar y de él mismo.
Mi corazón me ha llevado a expresar lo que siento en todo momento, bien a través de la palabra oral, como escrita. Todo es palabra. Todo es comunicación. Cuando siento que ha llegado el momento de transmitir o escribir, no estoy solo, y sobre todo últimamente, quien transmite no soy yo.
Expreso mi interior, Uno con el Hogar, aquello que me susurran y siento en mi corazón.
Mi vida ha cambiado, aunque mejor sería decir, que mi interior ha cambiado, recibiendo constantemente la palabra del Hogar. Puedo estar durmiendo, paseando, corriendo por el monte, planchando, tomándome un té o incluso viendo la televisión, que cuando siento su llamada,  entonces me aquieto para percibir con toda claridad lo que se me quiere comunicar.
Normalmente no hay palabras, solo sensaciones con información y estas son descodificadas con una gran nitidez dentro de mi ser. Cuando las recibo, la mayoría de las veces siento un impulso de expresarlas, y éstas que estáis leyendo en estos momentos, son algunas de ellas.
Entonces, como en la mayoría de las ocasiones, me voy al ordenador y dejo que toda la información recibida surja fluyendo a través de mis dedos, creando las palabras sobre la marcha sobre lo que hay dentro de mi. Siento dulzura y calidez mientras soy el canal que accedí a ser. Muchas veces, solo tengo la sensación que transmitir. Mi divinidad me avisa que algo nuevo debo de plasmar en unas palabras para llegar a todos aquellos, cada vez más, que las leéis. Entonces me siento ante el ordenador, y dejo que aquello que tiene que salir de mi interior salga. No pienso. No organizo, solo dejo que mis dedos, cada vez más rápidos y muchas veces sin mirar a la pantalla, cerrados, van a buscar la tecla adecuada para que todo tenga sentido y el mensaje sea transmitido.
La palabra de nuestro interior no pertenece a esta dimensión. Pertenece a quienes somos realmente, más allá de la terrenalidad que experimentamos.
No hay un límite cuando permites que el Padre se exprese a través de ti. Tú solo debes de escuchar a tu corazón y hacer aquello que te dicte. La vida cambia totalmente. Vives intuitivamente, sin control, con serenidad y armonía constantes, sintiendo el amor y la paz que representa el hecho de tú ser tú, de permitir que la divinidad que cada uno es pueda manifestarse libremente.
Nuestro interior es ilimitado, así como “lo que es arriba es abajo”, así nuestro interior es expansivo y etérico, libre y sereno como el universo que vemos. ¡Hay tantas características que podrían definir nuestro estado interior cuando estamos conectados y sentimos la unicidad en nosotros!
Llegué a conocer y sentir a Dios después de años de búsqueda. Las contradicciones de mi entorno, me ayudaron a seguir la dirección adecuada. Todo consiste en el aprendizaje del día a día. Incomprensión, soledad, burla, menosprecio a veces, escasez y no dejando de seguir a la pequeña llama que aún brillaba en mi interior me permitió poder llegar al cruce tan esperado donde encuentras la señal del camino que te indica dónde se encuentra Dios. Me adentré en él, y lo que os puedo decir, es que recibí mucho más de lo que uno podía llegar a pensar.
Ahora vivimos juntos. Somos Uno, y nuestra convivencia me permite llevar a término aquello que acordé en su momento. Nos encontramos en diferentes dimensiones, pero con mi tiempo y con él, las diferencias desaparecen y llegas a actuar y sentir desde la suya que ahora también es la mía.
Aprendí a expresar mi interior a través de la palabra. Dentro de nosotros hay una vida intensa esperando ser exteriorizada y materializada con toda su plenitud.
Cada interior tiene su expresión. El grado del despertar que uno pueda manifestar permitirá elegir una palabra u otra. A lo largo de mi proceso, ésta ha ido variando según iba sintiendo y aprendiendo. Si ahora tuviera que elegir unas palabras para definir aquello que siento, serían: “¡YO SOY!” (Con todo lo que representan)
Sé que todavía estoy subiendo nuevos peldaños en mi proceso, y estos me llevan cada vez más a la pureza de mi ser.
- Padre, que pueda sentir la voz de mi corazón, tu voz, tu esencia, tu amor para que pueda expresar con mi biología y condición tu presencia aquí en la Tierra. Que se haga tu Voluntad en mí.
                
                 Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros. 

No hay comentarios: